Por Carlos Frías
02 Mayo 2015
La violaron cuando tenía 10 años y fue mamá, en el sur tucumano
La víctima aseguró que dos hombres, uno de 22 años y otro de 24, abusaron sexualmente de ella y amenazaron con degollarla si hablaba Los hechos denunciados habrían ocurrido a mediados del año pasado. Los dos acusados fueron detenidos la semana pasada. La víctima recibirá terapia psicológica.
UNIDAS. La madre y la abuela de E. caminan junto a la niña de 11 años, que carga su bebé en brazos, por los senderos de tierra de La Invernada. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
La primera vez que fue a denunciar que habían violado a su hija E., en la comisaría de Alberdi le dijeron que no iban a tener en cuenta su acusación hasta que no le preguntara a la menor en qué circunstancias se habían dado los hechos que demandaba. “Me dijeron que no querían acusar a nadie porque después todo es mentira. Mi hija es ‘grandota’. Todos en mi familia son así. Cuando yo tenía su edad también parecía ser más grande. Pero ella tenía 10 años (ahora tiene 11) cuando le pasó esto. El día que fuimos a hacer la denuncia mi hija estaba nerviosa. Hubo un momento en que se rió y el policía dijo: se ve que le ha gustado, por eso está riéndose”, explicó la madre de la niña.
La víctima vive con su madre y su abuela en el interior de La Invernada, en La Cocha. En la propiedad hay un módulo habitacional y una precaria vivienda que están separadas por un sembradío de unos 20 metros. En el módulo vive la madre de la menor con sus otros tres hijos. En la otra casa vive la niña con su abuela.
Los hechos que denunciaron, según explicaron, sucedieron a mediados del año pasado y fueron cometidos por dos sujetos, uno de 22 años y otro de 24, que viven en una localidad cercana. “Me llamó la atención cómo E. había cambiado en su manera de ser. Ella era muy alegre y siempre que volvía de la escuela llegaba haciendo bromas o se ponía a jugar con sus hermanos. Pero después de lo que le pasó parecía que estaba asustada todo el tiempo. Era como que estaba triste o que tenía miedo. No quería salir de la casa y ni siquiera quería ir al almacén. Le pregunté varias veces qué era lo que le pasaba. Llegué a pensar que se le había caído la paletilla”, continuó la madre de la menor.
E. había comenzado a tener mareos pero su familia pensaba que podía ser una consecuencia del problema de adenoides (inflamación ganglionar que afecta las fosas nasales) que padece. Luego comenzaron los vómitos y la ausencia del ciclo menstrual. En ese momento, según explicaron, la abuela de la menor la llevó al médico. “Casi me desmayé cuando le hicieron la ecografía y me dijeron que estaba embarazada de dos meses”, explicó la abuela.
El embarazo de esta niña que ahora tiene 11 años fue descubierto en agosto del año pasado. Y, recién en esa circunstancia, la menor se atrevió a contar los delitos de los que había sido víctima. “Ella no quería decir nada porque le habían dicho que si hablaba me iban a decir a mí que, en realidad, era ella quien los estaba buscando. Además, como uno de estos hombres esta casado y tuvo familia hace unos meses, le decían que su esposa la iba a buscar para pegarle. Hasta le dijeron que le iban cortar el cuello si llegaba a hablar. Al final, le contó todo a su madre”, agregó la abuela.
La revelación
Al relatar lo que vivió, E. le explicó a su madre que la primera violación que sufrió ocurrió cuando fue a estudiar a la casa de una de sus compañeras. En esas circunstancias, uno de los acusados la habría agarrado de la muñeca para obligarla a entrar en una casa abandonada donde la atacó sexualmente. Después de esto, siempre de acuerdo con la denuncia de la niña, este sujeto le contó a uno de sus amigos (el otro imputado) lo que le había hecho a la menor. Al enterarse de eso, este sujeto comenzó a seguir a la víctima hasta que consiguió amenazarla diciéndole que, si no dejaba que él abusara de ella, iba a contarle a su abuela que ella lo andaba siguiendo y que tenían una relación sentimental.
“Mi hija pensaba que ella tenía la culpa de lo que le había pasado y tenía miedo de que le pegáramos. Por eso no quería hablar. Después de que me contó lo que pasó fuimos con mi mamá (la abuela de la menor) a la casa de uno de estos hombres y la madre de uno de ellos salió a defenderlo diciendo que E. era quien lo estaba buscando a su hijo y que lo estábamos culpando injustamente. Después quisimos hacer la denuncia, pero como no quisieron recibirla nos ocupamos sólo de ella”, explicó la madre de la menor.
E. había quedado embarazada luego de ser violada. El embarazo era de alto riesgo. “Estábamos desesperadas. Pensamos en un aborto pero los médicos nos dijeron que la vida de ella estaba en riesgo. Además el aborto es un delito. Al final decidimos que siga con el embarazo y tuvieron que hacerle una cesárea para que lo pudiera tener. Por eso recién ahora volvimos a insistir con la denuncia. Siento que era un derecho y que tenía la obligación de denunciar lo que pasó. Tengo otra hija que es un año menor que E. y si no denuncio esto, tengo miedo de que a ella también le pueda pasar lo mismo”, concluyó la madre de la menor.
Los investigadores de esta causa que está siendo instruida por la Fiscalía de Instrucción de la III° Nominación del Centro Judicial Concepción, todavía no pudieron determinar cuantas veces fue abusada la menor ni cuál de los imputados es el padre del bebé que tuvo la víctima. En tanto que, el miércoles, E. comenzará a recibir asistencia psicológica.
La víctima vive con su madre y su abuela en el interior de La Invernada, en La Cocha. En la propiedad hay un módulo habitacional y una precaria vivienda que están separadas por un sembradío de unos 20 metros. En el módulo vive la madre de la menor con sus otros tres hijos. En la otra casa vive la niña con su abuela.
Los hechos que denunciaron, según explicaron, sucedieron a mediados del año pasado y fueron cometidos por dos sujetos, uno de 22 años y otro de 24, que viven en una localidad cercana. “Me llamó la atención cómo E. había cambiado en su manera de ser. Ella era muy alegre y siempre que volvía de la escuela llegaba haciendo bromas o se ponía a jugar con sus hermanos. Pero después de lo que le pasó parecía que estaba asustada todo el tiempo. Era como que estaba triste o que tenía miedo. No quería salir de la casa y ni siquiera quería ir al almacén. Le pregunté varias veces qué era lo que le pasaba. Llegué a pensar que se le había caído la paletilla”, continuó la madre de la menor.
E. había comenzado a tener mareos pero su familia pensaba que podía ser una consecuencia del problema de adenoides (inflamación ganglionar que afecta las fosas nasales) que padece. Luego comenzaron los vómitos y la ausencia del ciclo menstrual. En ese momento, según explicaron, la abuela de la menor la llevó al médico. “Casi me desmayé cuando le hicieron la ecografía y me dijeron que estaba embarazada de dos meses”, explicó la abuela.
El embarazo de esta niña que ahora tiene 11 años fue descubierto en agosto del año pasado. Y, recién en esa circunstancia, la menor se atrevió a contar los delitos de los que había sido víctima. “Ella no quería decir nada porque le habían dicho que si hablaba me iban a decir a mí que, en realidad, era ella quien los estaba buscando. Además, como uno de estos hombres esta casado y tuvo familia hace unos meses, le decían que su esposa la iba a buscar para pegarle. Hasta le dijeron que le iban cortar el cuello si llegaba a hablar. Al final, le contó todo a su madre”, agregó la abuela.
La revelación
Al relatar lo que vivió, E. le explicó a su madre que la primera violación que sufrió ocurrió cuando fue a estudiar a la casa de una de sus compañeras. En esas circunstancias, uno de los acusados la habría agarrado de la muñeca para obligarla a entrar en una casa abandonada donde la atacó sexualmente. Después de esto, siempre de acuerdo con la denuncia de la niña, este sujeto le contó a uno de sus amigos (el otro imputado) lo que le había hecho a la menor. Al enterarse de eso, este sujeto comenzó a seguir a la víctima hasta que consiguió amenazarla diciéndole que, si no dejaba que él abusara de ella, iba a contarle a su abuela que ella lo andaba siguiendo y que tenían una relación sentimental.
“Mi hija pensaba que ella tenía la culpa de lo que le había pasado y tenía miedo de que le pegáramos. Por eso no quería hablar. Después de que me contó lo que pasó fuimos con mi mamá (la abuela de la menor) a la casa de uno de estos hombres y la madre de uno de ellos salió a defenderlo diciendo que E. era quien lo estaba buscando a su hijo y que lo estábamos culpando injustamente. Después quisimos hacer la denuncia, pero como no quisieron recibirla nos ocupamos sólo de ella”, explicó la madre de la menor.
E. había quedado embarazada luego de ser violada. El embarazo era de alto riesgo. “Estábamos desesperadas. Pensamos en un aborto pero los médicos nos dijeron que la vida de ella estaba en riesgo. Además el aborto es un delito. Al final decidimos que siga con el embarazo y tuvieron que hacerle una cesárea para que lo pudiera tener. Por eso recién ahora volvimos a insistir con la denuncia. Siento que era un derecho y que tenía la obligación de denunciar lo que pasó. Tengo otra hija que es un año menor que E. y si no denuncio esto, tengo miedo de que a ella también le pueda pasar lo mismo”, concluyó la madre de la menor.
Los investigadores de esta causa que está siendo instruida por la Fiscalía de Instrucción de la III° Nominación del Centro Judicial Concepción, todavía no pudieron determinar cuantas veces fue abusada la menor ni cuál de los imputados es el padre del bebé que tuvo la víctima. En tanto que, el miércoles, E. comenzará a recibir asistencia psicológica.
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