23 Febrero 2015
El trabajo es la base del progreso social, particularmente para erradicar la pobreza. Y, en ese sentido, cobra impulso la participación en el trabajo de la mujer, que puede generar más fuentes de ingresos dentro del hogar. Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), países vecinos aprovecharon la bonanza para mejorar este aspecto del mercado de trabajo. “En la Argentina, por el contrario, la actividad laboral de las mujeres que integran las familias más pobres cayó de manera abrupta. La reversión de este proceso exigirá profesionalismo para mejorar las instituciones educativas, laborales y asistenciales”, sugiere en su último reporte.
Durante el cuarto trimestre de 2014, según el informe del Indec, la tasa de desempleo aumentó del 6,4% a 6,9% de la población activa y la tasa de actividad laboral se redujo de 45,6% a 45,2% de la población total. Un rasgo que se destaca en la dinámica laboral argentina de la última década es, de acuerdo con Idesa, la caída de la tasa de actividad laboral de las mujeres. Datos recientemente publicados por la Cepal señalan que entre 2004 y 2012/2013, es decir, el período de la gran bonanza en la región, la tasa de actividad femenina subió en Chile y en Uruguay en 3,4 puntos y 6,4 puntos porcentuales, respectivamente, mientras que en la Argentina cayó -1,9%.
Esta misma fuente también analiza la evolución de la participación laboral de la mujer según el nivel de ingreso del hogar. Tomando como referencia a las mujeres que habitan en el 20% de los hogares de más bajos ingresos, entre 2004 y 2012/2013 se observa que:
• En Argentina, la tasa de participación laboral femenina entre los hogares pobres cayó del 43,7% a 35,6%.
• En Chile, la tasa de actividad laboral de las mujeres pobres aumentó del 32,0% a 34,2%.
• En Uruguay, la actividad laboral de las mujeres pobres se incrementó del 48,1% a 49,4%.
“Estos datos muestran que la caída en la participación laboral de las mujeres en Argentina se concentró en los hogares de más bajos ingresos”, dice Idesa. Pero además se trata de un fenómeno que no ocurre en los países vecinos. Mientras que la tasa de actividad entre las mujeres pobres cayó en la Argentina de manera considerable (8,1 puntos porcentuales), en Chile y Uruguay aumentó (2,2 y 1,3 puntos porcentuales).
“Cuando la mujer no trabaja, el hogar pierde una fuente de ingresos, genera en la mujer dependencia del varón y no contribuye al clima educativo de los hijos”, indica el reporte. Desde el punto de vista social, profundiza la dependencia de las familias más pobres del asistencialismo, negándoles la posibilidad de progreso individual y condicionando las decisiones de la vida civil con el uso masivo y discrecional de las dádivas.
Durante el cuarto trimestre de 2014, según el informe del Indec, la tasa de desempleo aumentó del 6,4% a 6,9% de la población activa y la tasa de actividad laboral se redujo de 45,6% a 45,2% de la población total. Un rasgo que se destaca en la dinámica laboral argentina de la última década es, de acuerdo con Idesa, la caída de la tasa de actividad laboral de las mujeres. Datos recientemente publicados por la Cepal señalan que entre 2004 y 2012/2013, es decir, el período de la gran bonanza en la región, la tasa de actividad femenina subió en Chile y en Uruguay en 3,4 puntos y 6,4 puntos porcentuales, respectivamente, mientras que en la Argentina cayó -1,9%.
Esta misma fuente también analiza la evolución de la participación laboral de la mujer según el nivel de ingreso del hogar. Tomando como referencia a las mujeres que habitan en el 20% de los hogares de más bajos ingresos, entre 2004 y 2012/2013 se observa que:
• En Argentina, la tasa de participación laboral femenina entre los hogares pobres cayó del 43,7% a 35,6%.
• En Chile, la tasa de actividad laboral de las mujeres pobres aumentó del 32,0% a 34,2%.
• En Uruguay, la actividad laboral de las mujeres pobres se incrementó del 48,1% a 49,4%.
“Estos datos muestran que la caída en la participación laboral de las mujeres en Argentina se concentró en los hogares de más bajos ingresos”, dice Idesa. Pero además se trata de un fenómeno que no ocurre en los países vecinos. Mientras que la tasa de actividad entre las mujeres pobres cayó en la Argentina de manera considerable (8,1 puntos porcentuales), en Chile y Uruguay aumentó (2,2 y 1,3 puntos porcentuales).
“Cuando la mujer no trabaja, el hogar pierde una fuente de ingresos, genera en la mujer dependencia del varón y no contribuye al clima educativo de los hijos”, indica el reporte. Desde el punto de vista social, profundiza la dependencia de las familias más pobres del asistencialismo, negándoles la posibilidad de progreso individual y condicionando las decisiones de la vida civil con el uso masivo y discrecional de las dádivas.