El aire acondicionado es un alivio que puede amargarte el verano

El aire acondicionado es un alivio que puede amargarte el verano

El mal uso del aire acondicionado es el responsable de los resfríos y otros males respiratorios durante el verano. En algunos ámbitos, estos males aparecen con la misma frecuencia que en invierno. La causa está en los cambios bruscos de temperatura a los que están expuestas las personas que viven o trabajan en ambientes artificialmente fríos

RESFRÍOS Y LARINGITIS. Estar en ambientes fríos y secos, o someterlo al cuerpo a cambios bruscos de temperatura, afecta las vías respiratorias altas. laisureste.com
06 Febrero 2015

“El uso inadecuado del aire acondicionado puede afectar la salud, especialmente las vías respiratorias”, advierten los doctores Sebastián Wustten y Pablo Sáez Scherbovsky, especialistas en enfermedades obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

Las enfermedades respiratorias en general, refieren, han sido relacionadas con las condiciones medioambientales, las diferentes estaciones, los cambios climáticos y en particular con los cambios de la temperatura ambiente.

“Es bien conocido el incremento en los casos de enfermedades respiratorias durante la temporada invernal, del empeoramiento de patologías preexistentes y de la aparición de síntomas respiratorios por el frío de los aires acondicionados durante las temporadas de calor. Ahora bien: ¿por qué nos enfermamos más en invierno?”, reflexiona el doctor Wustten. Y responde: el aire que respiramos es acondicionado por nuestro organismo. La nariz actúa calentando, humidificando y filtrando el aire que luego conduce por las vías respiratorias llegando lo más puro y limpio posible a nuestros alveolos.

Las temperaturas extremas (sobre todo el frío) modifican las condiciones de inmunidad de las persona y también las del medioambiente y de los gérmenes.

En invierno -explica el doctor Sáez Scherbovsky- la actividad cíclica de los virus es mayor. Éstos sobreviven más en lugares cerrados, con hacinamiento, poca ventilación, inadecuados sistemas de calefacción, más actividad laboral y escolar, etc. Estas condiciones son propicias para el contagio de microorganismos. A su vez, las personas en general estamos más susceptibles debido a que las defensas de la vía respiratoria -por donde entran los gérmenes- se ven disminuidas. Esto se debe a que el aire frío y seco tiende a inmovilizar las cilias (pequeños pelitos que se hallan en las vías respiratorias -desde la nariz a los bronquios- y que barren los gérmenes hacia afuera del organismo).

¿Qué pasa en verano?

En verano pasa casi lo mismo. Si bien las enfermedades respiratorias infecciosas son menos frecuentes, cuando las temperaturas son muy elevadas, los cuadros o síntomas respiratorios son ocasionados muchas veces por el mal uso de los aires acondicionados. Éstos aparatos enfrían el aire, le quitan humedad (lo secan) y tienden a acumular polvo en los filtros (lo contrario a la función de las vías respiratorias) favoreciendo los cuadros infecciosos o inflamatorios de las vías respiratorias, sobre todo de las altas (rinitis, sinusitis, faringitis y laringitis).

Además, el uso de aires acondicionados lleva a tener los ambientes cerrados facilitando el contagio de gérmenes. Incluso, hasta algunos tipos de neumonías han tenido brotes epidémicos debido al aire contaminado que sale de las cañerías del sistema de aire acondicionado central. Otro efecto deletéreo del calor es que aumenta la sensación de falta de aire o fatiga en enfermos con cuadros respiratorios crónicos y predisponen a deshidratación, con lo cual empeora la fluidez de las secreciones.

1. Acondicioná los ambientes con temperaturas de entre 24 y 27 grados.  

2. Tratá de mantener la humedad del ambiente usando la función de ventilación.  

3. Mantené limpios los filtros del aparato.  

4. Evitá los cambios bruscos y frecuentes de temperatura para permitir que el organismo se adapte gradualmente.    

5. Preparate para un eventual cambio brusco de temperatura (llevá abrigo, por ejemplo).     6Mantenete bien hidratado y alimentado.

7. Continuá con los tratamientos y cuidados para enfermedades respiratorias crónicas.

8. No fumés.

9. No te automediqués y consultá al médico en caso de que presentés síntomas importantes o persistentes. 

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