28 Octubre 2014
INSÓLITO. Verzeñassi dijo que el consumo de pesticidas subió el 858%. la gaceta / foto de analia jaramillo
Una ensalada, un paquete de galletas, un pedazo de carne, una milanesa de soja, un guiso de lentejas. ¿Cuál fue su proceso de producción? ¿Conocemos sus ingredientes y cuál puede ser el efecto en la salud? En definitiva, ¿sabemos lo que comemos?
Damián Verzeñassi es médico, subsecretario académico de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario y responsable académico de la materia Salud Socioambiental y de la Práctica Final de la carrera de Medicina de esa ciudad.
Ofreció una charla en la Facultad de Medicina, en el marco del ciclo organizado por la Comisión de Investigación y Desarrollo de Prácticas para el Abordaje Integral de la Salud (Cipais). El tema fue: “Hoy en Tucumán, ¿qué comemos?”
- Esa pregunta podría extenderse al país: ¿qué comemos?
- Hoy ya no comemos alimentos, sino mercancías. Significa que dejamos de comer lo que nos nutría y lo reemplazamos por objetos que nos llegan a través de la publicidad y que sólo garantizan ganancias para las empresas y no salud. Pasamos de ser el granero del mundo a ser productores de commodities y eventos transgénicos.
- ¿Qué hay detrás de los vegetales, carnes, leches y otros productos?
- En el caso de los vegetales, seguro recibieron una gran dosis de químicos (plaguicidas, herbicidas). La carne proviene de una vaca alimentada a base de alimentos balanceados a la que le inyectan antibióticos porque las condiciones de hacinamiento favorecen las enfermedades. Luego esa leche debe ser ultrapasteurizada para sacarle tantos antibióticos. Finalmente, terminamos consumiendo un líquido blanco al que le tienen que agregar calcio porque el ultrafiltrado le quitó lo que naturalmente poseía.
- ¿Cómo llegaron los transgénicos a la Argentina?
- En 1996 se dictó una resolución a través de la cual se permitía el cultivo de soja transgénica, o sea, soja resistente al glifosato creada por la empresa Monsanto. Sólo 90 días le llevó al gobierno autorizarla y lo hizo en base a los informes científicos y bibliografía que le proveyó la empresa. Ni siquiera se ocuparon de hacer sus propias investigaciones para saber qué efectos podría tener en la salud de la población.
- En algunos casos se utilizan químicos que fueron prohibidos en otros países...
- Sí, pero además se usan cócteles químicos que contienen glifosato, 24D, endosulfán y otros más. La combinación de tres o más drogas dificulta que se sepa con certeza cómo afecta al organismo humano. Ninguno de estos químicos trabaja solo.
Durante la charla, Verzeñassi señaló que el consumo de pesticidas aumentó 858% en los últimos 22 años; la superficie cultivada lo hizo en un 50% y el rendimiento de los cultivos sólo aumentó un 30%. Estos datos fueron revelados por la Casafe (Cámara de Agrotóxicos Argentina), que informó cómo fue la evolución de la venta de productos. “Es lógico pensar que si los que monitorean el mercado aceptan esta situación, entonces, algo no funciona bien”, añadió.
Mencionó que hace un par de semanas se sumó un nuevo informe científico sobre la toxicidad de los agroquímicos. La universidad de Río Cuarto (UNRC), a través del Grupo de Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA) ha investigado durante ocho meses. Glifosato, endosulfán, atrazina, cipermetrina y clorpirifós son algunos de los agroquímicos considerados perjudiciales para la salud.
Como coordinador de la práctica final de la Facultad de Medicina, Verzeñassi contó una experiencia de investigación que están desarrollando desde hace varios años con los estudiantes. “Hemos relevado 19 poblaciones de menos de 10.000 habitantes, en total más de 47.000 personas para conocer qué problemas de salud tenían”, dijo. Patologías -añadió- como hipotiroidismo, cáncer, diabetes, artritis reumatoidea, malformaciones y abortos espontáneos han aumentado considerablemente”.
Al banquillo
El especialista cuestionó el rol de las universidades en la preparación de los futuros profesionales, especialmente, de medicina. “El acto de registrar es fundamental. Los médicos preguntan qué pasa, pero no se cuestionan el porqué. A los médicos no los preparan para esto porque les hacen creer que no están para llenar planillas”, reflexionó.
Durante la charla realizó un homenaje al médico Andrés Carrasco (fallecido en mayo de este año), embriólogo molecular y neurocientífico que investigó en sus experimentos la vinculación del glifosato con las malformaciones genéticas en ranas. Sus conclusiones no cayeron bien a la industria y fue muy cuestionado. Sin embargo, la Universidad de Rosario acaba de declarar el 16 de junio como Día de la Ciencia Digna, en honor a este médico.
“El decía: ‘No existe razón de Estado ni intereses económicos de las corporaciones que justifiquen el silencio cuando se trata de la salud pública’. Y se preguntaba: ‘¿hasta cuándo vamos a tener que seguir diciendo que los venenos son tóxicos?’”, recordó Verzeñassi.
A lo que él le agrega otra pregunta: “¿Hasta cuándo, desde la universidad pública dejaremos solos a los movimientos de ciudadanos que se organizan al verse afectados por los megaemprendimientos?”
Damián Verzeñassi es médico, subsecretario académico de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario y responsable académico de la materia Salud Socioambiental y de la Práctica Final de la carrera de Medicina de esa ciudad.
Ofreció una charla en la Facultad de Medicina, en el marco del ciclo organizado por la Comisión de Investigación y Desarrollo de Prácticas para el Abordaje Integral de la Salud (Cipais). El tema fue: “Hoy en Tucumán, ¿qué comemos?”
- Esa pregunta podría extenderse al país: ¿qué comemos?
- Hoy ya no comemos alimentos, sino mercancías. Significa que dejamos de comer lo que nos nutría y lo reemplazamos por objetos que nos llegan a través de la publicidad y que sólo garantizan ganancias para las empresas y no salud. Pasamos de ser el granero del mundo a ser productores de commodities y eventos transgénicos.
- ¿Qué hay detrás de los vegetales, carnes, leches y otros productos?
- En el caso de los vegetales, seguro recibieron una gran dosis de químicos (plaguicidas, herbicidas). La carne proviene de una vaca alimentada a base de alimentos balanceados a la que le inyectan antibióticos porque las condiciones de hacinamiento favorecen las enfermedades. Luego esa leche debe ser ultrapasteurizada para sacarle tantos antibióticos. Finalmente, terminamos consumiendo un líquido blanco al que le tienen que agregar calcio porque el ultrafiltrado le quitó lo que naturalmente poseía.
- ¿Cómo llegaron los transgénicos a la Argentina?
- En 1996 se dictó una resolución a través de la cual se permitía el cultivo de soja transgénica, o sea, soja resistente al glifosato creada por la empresa Monsanto. Sólo 90 días le llevó al gobierno autorizarla y lo hizo en base a los informes científicos y bibliografía que le proveyó la empresa. Ni siquiera se ocuparon de hacer sus propias investigaciones para saber qué efectos podría tener en la salud de la población.
- En algunos casos se utilizan químicos que fueron prohibidos en otros países...
- Sí, pero además se usan cócteles químicos que contienen glifosato, 24D, endosulfán y otros más. La combinación de tres o más drogas dificulta que se sepa con certeza cómo afecta al organismo humano. Ninguno de estos químicos trabaja solo.
Durante la charla, Verzeñassi señaló que el consumo de pesticidas aumentó 858% en los últimos 22 años; la superficie cultivada lo hizo en un 50% y el rendimiento de los cultivos sólo aumentó un 30%. Estos datos fueron revelados por la Casafe (Cámara de Agrotóxicos Argentina), que informó cómo fue la evolución de la venta de productos. “Es lógico pensar que si los que monitorean el mercado aceptan esta situación, entonces, algo no funciona bien”, añadió.
Mencionó que hace un par de semanas se sumó un nuevo informe científico sobre la toxicidad de los agroquímicos. La universidad de Río Cuarto (UNRC), a través del Grupo de Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA) ha investigado durante ocho meses. Glifosato, endosulfán, atrazina, cipermetrina y clorpirifós son algunos de los agroquímicos considerados perjudiciales para la salud.
Como coordinador de la práctica final de la Facultad de Medicina, Verzeñassi contó una experiencia de investigación que están desarrollando desde hace varios años con los estudiantes. “Hemos relevado 19 poblaciones de menos de 10.000 habitantes, en total más de 47.000 personas para conocer qué problemas de salud tenían”, dijo. Patologías -añadió- como hipotiroidismo, cáncer, diabetes, artritis reumatoidea, malformaciones y abortos espontáneos han aumentado considerablemente”.
Al banquillo
El especialista cuestionó el rol de las universidades en la preparación de los futuros profesionales, especialmente, de medicina. “El acto de registrar es fundamental. Los médicos preguntan qué pasa, pero no se cuestionan el porqué. A los médicos no los preparan para esto porque les hacen creer que no están para llenar planillas”, reflexionó.
Durante la charla realizó un homenaje al médico Andrés Carrasco (fallecido en mayo de este año), embriólogo molecular y neurocientífico que investigó en sus experimentos la vinculación del glifosato con las malformaciones genéticas en ranas. Sus conclusiones no cayeron bien a la industria y fue muy cuestionado. Sin embargo, la Universidad de Rosario acaba de declarar el 16 de junio como Día de la Ciencia Digna, en honor a este médico.
“El decía: ‘No existe razón de Estado ni intereses económicos de las corporaciones que justifiquen el silencio cuando se trata de la salud pública’. Y se preguntaba: ‘¿hasta cuándo vamos a tener que seguir diciendo que los venenos son tóxicos?’”, recordó Verzeñassi.
A lo que él le agrega otra pregunta: “¿Hasta cuándo, desde la universidad pública dejaremos solos a los movimientos de ciudadanos que se organizan al verse afectados por los megaemprendimientos?”