Por Federico Diego van Mameren
26 Octubre 2014
Miguel Ángel Bastenier, un agudo desfibrilador de textos periodísticos, enseña en sus libros que las crónicas y los textos deben ser trabajados lo suficiente como para que los entienda un marciano que baja a la tierra y no sabe nada de lo que está ocurriendo. En el afán de cumplir con aquel precepto en este Tucumán, lo más seguro es que antes de entender, el marciano termine suicidándose y engrosando la estadística que confirma que en el mundo se quitan la vida siete personas por hora. Tema que da escalofrío también en esta provincia, pero no es una cuestión de Estado porque los políticos están en otra.
La madeja política está absolutamente enredada y nadie tiene la punta del ovillo. Es complicado entender que los legisladores José Teri, Gerónimo Vargas Aignasse y los mellizos Orellana formen parte de la estructura que promueve la candidatura presidencial de Sergio Massa. Esta semana este diputado se abrazó con el radical José Cano que quiere arrebatarle el poder al alperovichismo sin candidato justicialista. Peor aún si los legisladores mencionados han sido piezas importantes dentro del “sijosesismo” hasta hace muy poco y durante muchos años. El marcianito seguramente no entenderá si esta coalición es radical o peronista. En realidad adhiere a las ideas de Perón en la Nación y de Irigoyen, en Tucumán. Habría que precisarle que es una suerte de nuevo Alperovich. Ello llevaría a inferir entonces que Alperovich no es K ni está –pero estuvo- con la Presidenta. Pero esta premisa no es cierta ya que el mandatario se ha vuelto sciolista.
El enredo es mayor si se recuerda que los Orellana (hasta que La Cámpora empezó a meterse en su territorio) aplaudieron las políticas K y de José. Ni hablar de Vargas Aignasse que cuando a los Kirchner los empezaban a ningunear, fue y puso la cara en el programa de televisión que hiciera falta y levantó la mano, como diputado, cuantas veces los K lo necesitaron. Entonces, el Marciano no debería preocuparse, porque lo que está claro es que una cosa es la Nación y otra, la Provincia. Sin embargo, tampoco es así -y por lo tanto el marcianito va a terminar con los cables pelados- porque Vargas Aignasse es odiado por los alperovichistas porque los está volviendo loco en el área de seguridad con sus botones antipánicos que muchas veces terminan siendo más populares que el 911 de la misma Policía oficial. Pero, ¿si la inseguridad es un problema de todos, por qué no hacen un trabajo conjunto? Imposible. Pobre marcianito…
En medio de tanta confusión, sería fantástico explicarle lo que ocurre entre Domingo Amaya y Alperovich. Porque el intendente está decidido a ser candidato a gobernador, pero advierte que no está peleado con el alperovichismo, aunque sin embargo, nunca irá con la fórmula de Manzur-Jaldo que promueve el titular del Poder Ejecutivo. Eso sí, podría ir con el oficialismo si es que él (Amaya) encabeza al fórmula. ¿Oficialismo?, pero Amaya no es oficialismo, ¿o sí? Incomprensible.
En las huestes amayistas afirman que son distintos todos y que Amaya no es Alperovich y hasta se animan a hablar de corrupción cuando señalan las diferencias. Pero si el marcianito va a una sesión legislativa verá que las bancas que le responden al intendente (Alfredo Toscano y Beatriz Ávila) siguen en el bloque oficialista Tucumán Crece, que conduce el peronista Roque Alvarez, fanático promotor de la postulación de Manzur y no de Amaya.
La oportunidad es el argumento que el Marciano debería acuñar. “Todavía no es el momento” suelen argüir todos aquellos que están en contra del alperovichismo, pero lo dicen en voz baja. Entonces, ¿Cuándo será el momento? Seguramente cuando la caja no la maneje el propio gobernador. El extraterrestre debería entender que pronto la Real Academia Española tomará como sinónimos las palabras oportunidad y oportunismo o conveniencia. Ahora, ¿cómo se le explica que la caja o los dineros públicos son públicos pero los maneja “a piacere” el gobernador y que las leyes que los rigen como sus controles y otros manejos institucionales son sólo un dibujo? ¿Cómo se le explica al Marciano que en la tierra que administran los políticos no le temen a los hechos o a los sucesos sino a las amenazas? El miedo del bolsillo vacío y de la orfandad pública es lo que los ata y paraliza.
Si el Marciano se radicara en Tucumán le pedirán que vote dentro de 10 meses. Ante tanto desorden y mentiras entre los oficialistas seguramente encontrará más lógica en la oposición. Pobre iluso. Es tanto o más dificultoso explicarle que el radical José Cano es quien tiene mejor imagen y que eso lo logró más por ser un gran opositor de Alperovich que por ser un gran gestor o un líder político indiscutible. Pero cuenta con más fidelidad de aquellos que no lo quieren al gobernador que los que tienen puesta la camiseta radical. ¿Cómo? Si, esa es la realidad del principal candidato opositor. Por eso su abrazo con Massa esta semana. Su discurso es propio de El Chapulín Colorado, aquella serie mexicana que veían los que crecieron con la generación de Cano. “Síganme los buenos”, pareciera decir sin importarle quiénes son. Para él los buenos son los que no son malos, es decir alperovichistas. El objetivo es sacarlo del poder al gobernador actual y después se verá qué se hace (sobran los dedos de la mano para contar los que están elaborando un proyecto de gestión). Por ahora, ni en la oposición y mucho menos en el oficialismo cuentan qué van a hacer para que no se sigan destruyendo chicos con el paco, ni cómo se mermarán los suicidios y ni hablar de cómo se arreglarán las veredas para que no se rompan más. Primero hay que llegar y como no hay partidos políticos que dicten conductas, proyectos o tendencias, sólo bastan los ambiciosos con traje de político. Con estar “en contra de” alcanza para que la sociedad se contente y apoye.
Esta semana para sacarse una foto Massa y Cano hicieron más ensayos que la NASA para viajar a Marte. Y ni hablar de mostrar a los acompañantes de uno y otro. Fue más complicado que poblar las mesas de un casamiento entre Montescos y Capuletos. Si los escuderos de uno y otro son impresentables para el otro y para el uno, ¿Cómo construirán?
Seguramente el Marciano entenderá que la sociedad se ha dividido en dos: los que están en contra y a favor de Alperovich. Pero ninguno está pensando en el ciudadano. De un lado están los que dicen que Cano es un inútil que no tiene idea de cómo gobernar y que sólo está rejuntando gente. Del otro, se anotarán los que advierten que durante 12 años de gestión no supieron mejorar la Provincia pero sí enriquecerse.
Habrá que contarle al hombrecito del otro mundo que hay otros opositores como los del PRO. Pero, ¿para qué? si al fin y al cabo a ellos sólo les preocupa que Mauricio Macri llegue a presidente. Tucumán está en segundo plano. No, seguramente no entenderá cómo hace un político para pedir un voto en un lugar al que considera secundario. Será complicado explicarle que en Argentina el federalismo nunca funcionó y que todo se manejó desde Buenos Aires, y que aquellos que aspiran a cambiarlo todo no tienen la idea de modificar esto tan vital para las provincias.
Pero antes de que el marcianito se inmole –o vuelva a su planeta- sería bueno contarle que todos dicen que primero hay que llegar para transformar y para llegar es mejor no decir nada de lo que se va a hacer. En definitiva lo mismo que dijeron alfonsinistas, menemistas, duhaldistas, delarruistas, kirchneristas… ¿Se estarán burlando?
Bastenier es riguroso cuando pide precisión e insiste con que lo importante en periodismo son los hechos. Sería bueno dejar de lado tanta especulación política que al fin y al cabo se resolverá el año que viene y tratar de explicarle a nuestro marciano favorito algún hecho concreto. Un ejemplo sería la necesidad de darle autonomía al Ministerio Público Fiscal para que, escindido de la Corte Suprema de Justicia, los ciudadanos tengan una mejor calidad cuando se dirimen sus asuntos y se investigan los delitos. Lo difícil será explicarle al Marciano es que estos mismos legisladores y funcionarios que se rasgan las vestiduras y dicen que es fundamental la independencia no quisieron ni tratarlo cuando el ministro fiscal era Luis De Mitri y no Edmundo Jiménez. Claro, habría que indicarle –al Marciano- que lo que importa son los momentos políticos y no las instituciones; porque ellas son perdurables y podrían no ser maleables que es lo que le gusta al político de turno. De todos modos al presidente de la Corte Antonio Gandur el proyecto lo agarró cuando atravesaba las calles de San Francisco y sus furias cruzaron casi toda América. Apenas regresó, hizo el lobby suficiente como para que no prosperara el proyecto. ¿Y la mejor Justicia? ¿Y el fortalecimiento de las instituciones? Bueno, el Marciano tendrá que entender que en épocas electorales el río está revuelto y lo institucional se va al fondo.
Pintada de candidato
Las pintadas en las paredes hablan más que los candidatos y cuestan más borrarlas. En la Capital hay una marcada resistencia de parte de los candidatos oficialistas a pintar la fórmula Manzur-Jaldo. Eso preocupa a ambos. Sobre todo porque Alperovich no les ordena hacerlo. Hasta ahora sólo bendijo la candidatura a intendente de capital del ministro y locutor radial Pablo Yedlin, quien seguramente se olvidó de que dispuso pagar cursos odontológicos a una fundación que se constituyó después que él dio la orden de pago.
Hay dirigentes oficialistas que están esperando que la fórmula los seduzcan antes de mover un dedo por ella. “Queremos algunos mimos”, dicen que suele repetir el cuestionado Armando Cortalezzi. Él, como Guillermo Gassenbauer, Carolina Vargas Aignasse y “Cacho” Cano finalmente se reunieron con Manzur y Jaldo, pero sus punteros parece que no se enteraron porque siguen pintando los nombres de sus jefes en las paredes y se olvidan de acompañarlos con los de la fórmula.
Hay más obstáculos para Alperovich que ya no es el hombre poderoso de antaño. La candidatura de José López es quizás uno de sus principales problemas. Con desfachatez el secretario de Obras Públicas de la Nación se mueve en el territorio sin pedirle permiso al gobernador. Hasta envía mails diciendo que supervisa obras. Eso es lo que más irrita a Alperovich. Y cuanto más millones promete, López consigue más adeptos que ni le preguntan al gobernador si está de acuerdo en que apoyen a otros que el mandatario no señala.
Camino a seguir
El maestro Bastenier se hace común cuando repite lo que todo manual de periodismo moderno –y no tanto-. En esos textos suelen recomendar que se confirme lo que pasa con historias de personas de carne y hueso. Sería largo, complicado y tal vez osado relatar la vida de un hombre que esta semana puso a sus pies a la realeza, pero que desde hace 50 años obliga a los argentinos a reflexionar con su humor y con sus dibujos. Joaquín Lavado, el inventor de Mafalda tiene la receta para que el Marciano entienda lo que nos pasa.
“Me gustaría saber por qué se acercan tanto ahora a una historieta que habla de la familia, de sus problemas, de la relación escolar con los maestros, pero no acabo de enterarme de qué sienten hoy los chicos y cómo les cae este mundo que cambia tan rápido”, se preguntó en estos días Quino, quien dejó también el deseo de que “los niños de hoy no sean los corruptos de mañana”. Ambas frases de este genio podrían ser un punto de partida para reflexionar y para los políticos que muy pronto le pedirán el voto al marcianito y a Usted que se animó a llegar hasta este punto final.
La madeja política está absolutamente enredada y nadie tiene la punta del ovillo. Es complicado entender que los legisladores José Teri, Gerónimo Vargas Aignasse y los mellizos Orellana formen parte de la estructura que promueve la candidatura presidencial de Sergio Massa. Esta semana este diputado se abrazó con el radical José Cano que quiere arrebatarle el poder al alperovichismo sin candidato justicialista. Peor aún si los legisladores mencionados han sido piezas importantes dentro del “sijosesismo” hasta hace muy poco y durante muchos años. El marcianito seguramente no entenderá si esta coalición es radical o peronista. En realidad adhiere a las ideas de Perón en la Nación y de Irigoyen, en Tucumán. Habría que precisarle que es una suerte de nuevo Alperovich. Ello llevaría a inferir entonces que Alperovich no es K ni está –pero estuvo- con la Presidenta. Pero esta premisa no es cierta ya que el mandatario se ha vuelto sciolista.
El enredo es mayor si se recuerda que los Orellana (hasta que La Cámpora empezó a meterse en su territorio) aplaudieron las políticas K y de José. Ni hablar de Vargas Aignasse que cuando a los Kirchner los empezaban a ningunear, fue y puso la cara en el programa de televisión que hiciera falta y levantó la mano, como diputado, cuantas veces los K lo necesitaron. Entonces, el Marciano no debería preocuparse, porque lo que está claro es que una cosa es la Nación y otra, la Provincia. Sin embargo, tampoco es así -y por lo tanto el marcianito va a terminar con los cables pelados- porque Vargas Aignasse es odiado por los alperovichistas porque los está volviendo loco en el área de seguridad con sus botones antipánicos que muchas veces terminan siendo más populares que el 911 de la misma Policía oficial. Pero, ¿si la inseguridad es un problema de todos, por qué no hacen un trabajo conjunto? Imposible. Pobre marcianito…
En medio de tanta confusión, sería fantástico explicarle lo que ocurre entre Domingo Amaya y Alperovich. Porque el intendente está decidido a ser candidato a gobernador, pero advierte que no está peleado con el alperovichismo, aunque sin embargo, nunca irá con la fórmula de Manzur-Jaldo que promueve el titular del Poder Ejecutivo. Eso sí, podría ir con el oficialismo si es que él (Amaya) encabeza al fórmula. ¿Oficialismo?, pero Amaya no es oficialismo, ¿o sí? Incomprensible.
En las huestes amayistas afirman que son distintos todos y que Amaya no es Alperovich y hasta se animan a hablar de corrupción cuando señalan las diferencias. Pero si el marcianito va a una sesión legislativa verá que las bancas que le responden al intendente (Alfredo Toscano y Beatriz Ávila) siguen en el bloque oficialista Tucumán Crece, que conduce el peronista Roque Alvarez, fanático promotor de la postulación de Manzur y no de Amaya.
La oportunidad es el argumento que el Marciano debería acuñar. “Todavía no es el momento” suelen argüir todos aquellos que están en contra del alperovichismo, pero lo dicen en voz baja. Entonces, ¿Cuándo será el momento? Seguramente cuando la caja no la maneje el propio gobernador. El extraterrestre debería entender que pronto la Real Academia Española tomará como sinónimos las palabras oportunidad y oportunismo o conveniencia. Ahora, ¿cómo se le explica que la caja o los dineros públicos son públicos pero los maneja “a piacere” el gobernador y que las leyes que los rigen como sus controles y otros manejos institucionales son sólo un dibujo? ¿Cómo se le explica al Marciano que en la tierra que administran los políticos no le temen a los hechos o a los sucesos sino a las amenazas? El miedo del bolsillo vacío y de la orfandad pública es lo que los ata y paraliza.
Si el Marciano se radicara en Tucumán le pedirán que vote dentro de 10 meses. Ante tanto desorden y mentiras entre los oficialistas seguramente encontrará más lógica en la oposición. Pobre iluso. Es tanto o más dificultoso explicarle que el radical José Cano es quien tiene mejor imagen y que eso lo logró más por ser un gran opositor de Alperovich que por ser un gran gestor o un líder político indiscutible. Pero cuenta con más fidelidad de aquellos que no lo quieren al gobernador que los que tienen puesta la camiseta radical. ¿Cómo? Si, esa es la realidad del principal candidato opositor. Por eso su abrazo con Massa esta semana. Su discurso es propio de El Chapulín Colorado, aquella serie mexicana que veían los que crecieron con la generación de Cano. “Síganme los buenos”, pareciera decir sin importarle quiénes son. Para él los buenos son los que no son malos, es decir alperovichistas. El objetivo es sacarlo del poder al gobernador actual y después se verá qué se hace (sobran los dedos de la mano para contar los que están elaborando un proyecto de gestión). Por ahora, ni en la oposición y mucho menos en el oficialismo cuentan qué van a hacer para que no se sigan destruyendo chicos con el paco, ni cómo se mermarán los suicidios y ni hablar de cómo se arreglarán las veredas para que no se rompan más. Primero hay que llegar y como no hay partidos políticos que dicten conductas, proyectos o tendencias, sólo bastan los ambiciosos con traje de político. Con estar “en contra de” alcanza para que la sociedad se contente y apoye.
Esta semana para sacarse una foto Massa y Cano hicieron más ensayos que la NASA para viajar a Marte. Y ni hablar de mostrar a los acompañantes de uno y otro. Fue más complicado que poblar las mesas de un casamiento entre Montescos y Capuletos. Si los escuderos de uno y otro son impresentables para el otro y para el uno, ¿Cómo construirán?
Seguramente el Marciano entenderá que la sociedad se ha dividido en dos: los que están en contra y a favor de Alperovich. Pero ninguno está pensando en el ciudadano. De un lado están los que dicen que Cano es un inútil que no tiene idea de cómo gobernar y que sólo está rejuntando gente. Del otro, se anotarán los que advierten que durante 12 años de gestión no supieron mejorar la Provincia pero sí enriquecerse.
Habrá que contarle al hombrecito del otro mundo que hay otros opositores como los del PRO. Pero, ¿para qué? si al fin y al cabo a ellos sólo les preocupa que Mauricio Macri llegue a presidente. Tucumán está en segundo plano. No, seguramente no entenderá cómo hace un político para pedir un voto en un lugar al que considera secundario. Será complicado explicarle que en Argentina el federalismo nunca funcionó y que todo se manejó desde Buenos Aires, y que aquellos que aspiran a cambiarlo todo no tienen la idea de modificar esto tan vital para las provincias.
Pero antes de que el marcianito se inmole –o vuelva a su planeta- sería bueno contarle que todos dicen que primero hay que llegar para transformar y para llegar es mejor no decir nada de lo que se va a hacer. En definitiva lo mismo que dijeron alfonsinistas, menemistas, duhaldistas, delarruistas, kirchneristas… ¿Se estarán burlando?
Bastenier es riguroso cuando pide precisión e insiste con que lo importante en periodismo son los hechos. Sería bueno dejar de lado tanta especulación política que al fin y al cabo se resolverá el año que viene y tratar de explicarle a nuestro marciano favorito algún hecho concreto. Un ejemplo sería la necesidad de darle autonomía al Ministerio Público Fiscal para que, escindido de la Corte Suprema de Justicia, los ciudadanos tengan una mejor calidad cuando se dirimen sus asuntos y se investigan los delitos. Lo difícil será explicarle al Marciano es que estos mismos legisladores y funcionarios que se rasgan las vestiduras y dicen que es fundamental la independencia no quisieron ni tratarlo cuando el ministro fiscal era Luis De Mitri y no Edmundo Jiménez. Claro, habría que indicarle –al Marciano- que lo que importa son los momentos políticos y no las instituciones; porque ellas son perdurables y podrían no ser maleables que es lo que le gusta al político de turno. De todos modos al presidente de la Corte Antonio Gandur el proyecto lo agarró cuando atravesaba las calles de San Francisco y sus furias cruzaron casi toda América. Apenas regresó, hizo el lobby suficiente como para que no prosperara el proyecto. ¿Y la mejor Justicia? ¿Y el fortalecimiento de las instituciones? Bueno, el Marciano tendrá que entender que en épocas electorales el río está revuelto y lo institucional se va al fondo.
Pintada de candidato
Las pintadas en las paredes hablan más que los candidatos y cuestan más borrarlas. En la Capital hay una marcada resistencia de parte de los candidatos oficialistas a pintar la fórmula Manzur-Jaldo. Eso preocupa a ambos. Sobre todo porque Alperovich no les ordena hacerlo. Hasta ahora sólo bendijo la candidatura a intendente de capital del ministro y locutor radial Pablo Yedlin, quien seguramente se olvidó de que dispuso pagar cursos odontológicos a una fundación que se constituyó después que él dio la orden de pago.
Hay dirigentes oficialistas que están esperando que la fórmula los seduzcan antes de mover un dedo por ella. “Queremos algunos mimos”, dicen que suele repetir el cuestionado Armando Cortalezzi. Él, como Guillermo Gassenbauer, Carolina Vargas Aignasse y “Cacho” Cano finalmente se reunieron con Manzur y Jaldo, pero sus punteros parece que no se enteraron porque siguen pintando los nombres de sus jefes en las paredes y se olvidan de acompañarlos con los de la fórmula.
Hay más obstáculos para Alperovich que ya no es el hombre poderoso de antaño. La candidatura de José López es quizás uno de sus principales problemas. Con desfachatez el secretario de Obras Públicas de la Nación se mueve en el territorio sin pedirle permiso al gobernador. Hasta envía mails diciendo que supervisa obras. Eso es lo que más irrita a Alperovich. Y cuanto más millones promete, López consigue más adeptos que ni le preguntan al gobernador si está de acuerdo en que apoyen a otros que el mandatario no señala.
Camino a seguir
El maestro Bastenier se hace común cuando repite lo que todo manual de periodismo moderno –y no tanto-. En esos textos suelen recomendar que se confirme lo que pasa con historias de personas de carne y hueso. Sería largo, complicado y tal vez osado relatar la vida de un hombre que esta semana puso a sus pies a la realeza, pero que desde hace 50 años obliga a los argentinos a reflexionar con su humor y con sus dibujos. Joaquín Lavado, el inventor de Mafalda tiene la receta para que el Marciano entienda lo que nos pasa.
“Me gustaría saber por qué se acercan tanto ahora a una historieta que habla de la familia, de sus problemas, de la relación escolar con los maestros, pero no acabo de enterarme de qué sienten hoy los chicos y cómo les cae este mundo que cambia tan rápido”, se preguntó en estos días Quino, quien dejó también el deseo de que “los niños de hoy no sean los corruptos de mañana”. Ambas frases de este genio podrían ser un punto de partida para reflexionar y para los políticos que muy pronto le pedirán el voto al marcianito y a Usted que se animó a llegar hasta este punto final.