16 Junio 2014
BUENOS AIRES.- El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) advirtió ayer que es prioritario bajar la inflación antes que modificar el índice para el cobro del impuesto a las Ganancias de los asalariados.
En un informe emitido, la consultora consideró que mientras se avalen aumentos en el gasto público -como ocurrió con las estatizaciones y seguramente ocurrirá con la nueva moratoria previsional-, es preferible que no se actualicen los mínimos no imponibles del impuesto a las Ganancias, ya que la alternativa será apelar más intensamente al impuesto inflacionario.
“Los pobres no pagan Ganancias pero sufren la inflación”, advirtió el instituto, y señaló que las propuestas no deberían centrarse en reducir el impuesto federal sino en reducir el gasto público para así bajar la inflación. Además, apuntó que a medida que avanzan las negociaciones colectivas crece la disconformidad contra ese régimen de recaudación.
En esa línea, la consultora señaló que aunque los aumentos de salarios compensen la suba de precios de los productos, al no actualizarse los parámetros del impuesto a las Ganancias, las remuneraciones “de bolsillo” sufren un creciente deterioro.
Por eso, según remarcó, los sindicatos protestan y los diputados y senadores presentan proyectos de ley proponiendo la actualización de los parámetros de cálculo del impuesto a las ganancias.
La inflación no sólo permite recaudar más en concepto de Ganancias, también permite cobrar el impuesto inflacionario, añadió el instituto. Dijo que se trata de un tributo asociado a la “desvalorización del dinero en poder del público”.
“Al ser un impuesto no legislado, no aparece registrado en las cuentas públicas. Pero si el aumento de los precios es elevado, su peso como fuente de financiamiento del Estado es muy relevante”, añadió el estudio. Y agregó que una manera de cuantificar el impuesto inflacionario es multiplicando la tasa de inflación -que es la tasa a la que se desvaloriza el dinero- por la cantidad de dinero en poder del público.
“Combinando datos de inflación, emisión monetaria y recaudación impositiva se puede aproximar un dimensionamiento de la inflación como fuente de financiamiento del Estado. En concreto, entre 2004 y el primer cuatrimestre de 2014 se observó que la tasa de inflación pasó de un 6% anual a, aproximadamente, un 35%”, indicó Idesa, que calculó que el impuesto inflacionario creció así desde un 0,6% del PBI a alrededor de un 3,9% del PBI. En tanto, expresó que la recaudación del impuesto a las ganancias pasó de un 4,2% a un 6,2% del PBI. (DyN)
En un informe emitido, la consultora consideró que mientras se avalen aumentos en el gasto público -como ocurrió con las estatizaciones y seguramente ocurrirá con la nueva moratoria previsional-, es preferible que no se actualicen los mínimos no imponibles del impuesto a las Ganancias, ya que la alternativa será apelar más intensamente al impuesto inflacionario.
“Los pobres no pagan Ganancias pero sufren la inflación”, advirtió el instituto, y señaló que las propuestas no deberían centrarse en reducir el impuesto federal sino en reducir el gasto público para así bajar la inflación. Además, apuntó que a medida que avanzan las negociaciones colectivas crece la disconformidad contra ese régimen de recaudación.
En esa línea, la consultora señaló que aunque los aumentos de salarios compensen la suba de precios de los productos, al no actualizarse los parámetros del impuesto a las Ganancias, las remuneraciones “de bolsillo” sufren un creciente deterioro.
Por eso, según remarcó, los sindicatos protestan y los diputados y senadores presentan proyectos de ley proponiendo la actualización de los parámetros de cálculo del impuesto a las ganancias.
La inflación no sólo permite recaudar más en concepto de Ganancias, también permite cobrar el impuesto inflacionario, añadió el instituto. Dijo que se trata de un tributo asociado a la “desvalorización del dinero en poder del público”.
“Al ser un impuesto no legislado, no aparece registrado en las cuentas públicas. Pero si el aumento de los precios es elevado, su peso como fuente de financiamiento del Estado es muy relevante”, añadió el estudio. Y agregó que una manera de cuantificar el impuesto inflacionario es multiplicando la tasa de inflación -que es la tasa a la que se desvaloriza el dinero- por la cantidad de dinero en poder del público.
“Combinando datos de inflación, emisión monetaria y recaudación impositiva se puede aproximar un dimensionamiento de la inflación como fuente de financiamiento del Estado. En concreto, entre 2004 y el primer cuatrimestre de 2014 se observó que la tasa de inflación pasó de un 6% anual a, aproximadamente, un 35%”, indicó Idesa, que calculó que el impuesto inflacionario creció así desde un 0,6% del PBI a alrededor de un 3,9% del PBI. En tanto, expresó que la recaudación del impuesto a las ganancias pasó de un 4,2% a un 6,2% del PBI. (DyN)
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