Otra vez la misma historia

Otra vez la misma historia

River volvió a aprovecharse de las falencias de Boca para ganar y terminar un verano feliz

BAILECITO GANADOR. El colombiano Teófilo Gutiérrez festeja su gol (el de la victoria) junto a Lanzini y Carbonero, a puro ritmo. BAILECITO GANADOR. El colombiano Teófilo Gutiérrez festeja su gol (el de la victoria) junto a Lanzini y Carbonero, a puro ritmo.
Eficacia pidió Bianchi en la semana, y la seguirá pidiendo. Pese a que su equipo mejoró, River volvió a ganarle, esta vez por 2-1. Igual, la primera revolcada fue del “chapulín” Barovero. El 1, vestido todo de rojo, zafó porque Sánchez Miño dilapidó una veloz y gran idea del “Burrito” Martínez, que subió por derecha dibujando fútbol. Pero después, con la viejísima fórmula de aprovechar en rancho ajeno lo que el enemigo derrocha en el propio, River pasó arriba en la primera que tuvo. Lo hizo de un centro que Gabriel Mercado cabeceó a la red porque el bueno de Agustín Orión esta vez salió a cortar, vaya a saber qué.

A los tumbos pasó Boca los minutos siguientes. Le perdonó la vida Cavenaghi, que estrelló su granada en el travesaño de “patito” Orión, vestido todo de amarillo. River tenía todo bajo control.

El “xeneize” logró tomar aire con un tanque de oxígeno made in Martínez. Fatal estuvo para “el millo” el 7. Y de ahogar a River pasó a ahogar a Boca, dolido.

Porque se hartó de buscar y porque “Cata” Díaz se tuvo una fe bárbara para fusilar a kilómetros de los tres postes, Boca encontró lo que merecía. El empate del defensor, como el grito de Mercado, también llegó por una gentileza del arquero: esta vez, el gran Barovero falló. Ah, y cuando volvió a fallar, Vangioni salvó el segundo de Boca en la línea. Flojo “Trapito”...

Al complemento, el equipo de Bianchi lo arrancó furioso. Se llevó por delante a River, y de tanto mandarse se descuidó atrás, una particularidad desgracia que carga desde hace tiempo. Tan sólo dejó a “Teo” Gutiérrez que el cafetero, desaparecido en acción hasta ahí, no tuvo problemas para volver a liquidar a Orión.

Sólo destellos
Con la historia cocinada para su gusto, River decidió acoplarse y los cambios de Ramón le ayudaron. Así desesperó a su rival, que tuvo buenos destellos para empatarlo, pero que como en Córdoba jamás encontró la luz y cerró un verano a oscuras, negro.

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