La vigencia de un laburante

La vigencia de un laburante

El "Pelao", cuya carrera comenzó hace 52 años, repasa sus logros como DT de básquetbol.

LEYENDA VIVIENTE. Dedicado actualmente a enseñar la disciplina en La Madrid, Antonio Millán dejó marcada su huella en el basquetbol de la provincia.  LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ LEYENDA VIVIENTE. Dedicado actualmente a enseñar la disciplina en La Madrid, Antonio Millán dejó marcada su huella en el basquetbol de la provincia. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ
23 Julio 2013
En las páginas de gloria de nuestro basquetbol, el nombre de Antonio Román Millán figura con letras destacadas. Es que el "Pelao", con una enorme trayectoria, se ganó el reconocimiento de propios y extraños del baloncesto.

Lo que pocos saben es que Millán, nacido el 18 de octubre de 1936 en su Villa Alem querido, nunca jugó oficialmente al básquet. "Lo que pasó fue que desde chico me gustó ser técnico. Por eso, iba a Juan Bautista Alberdi a observar los partidos de las formativas. Allí, empecé a dirigir en 1961 a los infantiles del club", comenzó evocando Antonio.

Un debut con gloria
Millán recordó que en 1965, en su debut como técnico de Primera, consiguió el título con la JBA. "Fue como tocar el cielo con las manos. Poder dirigir a jugadores de la categoría de Alberto Ahumada, José Terranova, Héctor Miranda y los hermanos Cordero fue un lujo que me pude dar a los 29 años. Conseguí luego cuatro títulos. Además, en 1967 logramos clasificarnos campeones argentinos de clubes en Catamarca", recordó Millán, mientras desempolvaba las páginas del libro de los recuerdos.

Cuando le preguntan sobre el mejor momento que vivió en este deporte, Millán no dudo: "el ascenso que conseguimos con Caja Popular a la Liga Nacional fue lo mejor que viví a lo largo de mi carrera. Ese fue algo que mereció prolongarse en el tiempo, pero temas económicos frustraron un ambicioso proyecto".

Otra alegría inolvidable
"También me gustaría consignar el título juvenil argentino que logramos en 1971 y que se jugó en nuestra provincia, con Mario Cordero y César Carmelo Béjar ¡qué jugadores por favor!", acotó quien hoy para despuntar el vicio concurre cada domingo a enseñar basquetbol a los chicos que concurren a las escuela "García Biagosch- Toti Lezana", de La Madrid.

En el renglón de las mayores amarguras figura el partido en el Argentino de Mayores de 1972 que se jugó en Buenos Aires. "Una noche, por cuartos de final, enfrentamos a Corrientes. Fuimos ganando durante todo el encuentro. En los últimos minutos ingresó un jugador de apellido Lavaca que metió todo lo que tiró y nos eliminaron de las semifinales. Aún hoy me acuerdo y me dura la bronca", señaló quien siente una devoción especial por el desaparecido León Najnudel.

"Fue un entrañable amigo. Con él compartí muchas horas de café cuando estudiaba como podía llevar adelante la creación de su joyita: Liga Nacional de Basquetbol", indicó.

Un viejo mal
El básquet tucumano no logra ocupar un lugar de privilegio en el concierto nacional pese a la pasión que despierta este deporte en la provincia. Según Millán, todo pasa por el aspecto económico. "Clubes como Belgrano, Tucumán BB y más atrás Caja Popular no pudieron mantenerse en la elite porque carecieron de los recursos necesarios para afrontar las erogaciones que significan solventar un plantel calificado. En la medida que no se consigan sponsors que arrimen el dinero necesario, ningún proyecto será viable", sostuvo Millán.

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