23 Abril 2013
Paciencia oriental. Eso es lo que se requiere para soportar la espera en las filas de las cajas de la mayoría de los grandes supermercados de esta capital, incluso en las cajas rápidas, habilitadas para agilizar el tránsito de los consumidores por los salones de venta. Clientes consultados por LA GACETA remarcaron la necesidad de que se incorporen más puestos de pago rápido para que la espera no sea un suplicio. Pero, el público no es el único que padece. Según contaron encargados de locales, hay clientes que acuden a las cajas rápidas, donde se cobran no más de 10 o 15 unidades, con los carritos llenos de productos, y exigen que se les facture. Al margen de esta lucha de fuerzas, entre clientes apurados y cajeros que intentan cumplir su trabajo, el titular de la Unión de Consumidores de Argentina (UCA), Fernando Blanco Muiño, afirmó que este fenómeno está ligado a un cambio en los hábitos de consumo, como consecuencia del aumento de los precios. "Tiende a desaparecer, la compra grande que hacían muchas familias cada mes por compras pequeña. Esto sucede a causa de la inflación, porque los salarios perdieron poder adquisitivo", subrayó.
Apuros y obligaciones Sara Rodríguez contó que va al súper al menos tres o cuatro veces por mes, pero aclaró que adquiere pocas cosas. "Es difícil hacer la gran compra mensual, porque el ingreso ya no lo permite. Resulta más fácil administrar gastos semanales y separar el dinero para las compras", comentó la ama, y añadió que la espera para pagar siempre es larga: "a toda hora, las cajas están llenas. Sería bueno que los locales pongan más cajas rápidas". Roberto López señaló que no hay orden al momento de efectuar los pagos en los súper. "Es lo mismo hacer cola en una caja común que en una rápida, porque ambas son lentas. El problema es que no hay cajas suficientes, entonces los clientes, para no perder tiempo, intentamos pagar en cualquier caja, aunque tengamos más de los 10 o 15 productos permitidos. Es necesario que todos respetemos la caja rápida para evitar demoras", manifestó el jubilado.
Pero las dificultades no afectan sólo al público, ya que los trabajadores de las líneas de cobranza también tienen problemas para desempeñar su tarea. "Muchos clientes se acercan a la caja rápida con el carrito lleno y piden que se les cobre igual. Algunos se enojan cuando se les dice que no pueden abonar allí", relató una encargada de una cadena de supermercado, que solicitó la reserva de su identidad. Otra empleada de una firma reconocida comentó que "hay clientes que llevan más de una unidad del mismo producto y piden que se les cuente como si fuera uno". Blanco Muiño explicó que la cantidad de cajas rápidas que habilitan las locales responde un criterio comercial, pero aclaró que están obligadas a instalar cajas exclusivas para personas con capacidades especiales y para embarazadas. Además, propuso que se habiliten más cajas de cobro rápido para compras pequeñas. "Hay cadenas que abrieron minisupermercados que sólo venden pocos productos", remarcó.
El representante de la ONG Consumidores Argentinos, Gustavo Chou, afirmó que los súper deben respetar un servicio mínimo, en relación a los horarios de mayor circulación de clientes, a la cantidad de cajas y al personal disponible para la atención al público. "Es común ver en los súper cajas habilitadas, pero sin personal. Es una decisión de manejo del recurso humano que, en muchos casos, genera reclamos a causa de las demoras", aseguró.
Apuros y obligaciones Sara Rodríguez contó que va al súper al menos tres o cuatro veces por mes, pero aclaró que adquiere pocas cosas. "Es difícil hacer la gran compra mensual, porque el ingreso ya no lo permite. Resulta más fácil administrar gastos semanales y separar el dinero para las compras", comentó la ama, y añadió que la espera para pagar siempre es larga: "a toda hora, las cajas están llenas. Sería bueno que los locales pongan más cajas rápidas". Roberto López señaló que no hay orden al momento de efectuar los pagos en los súper. "Es lo mismo hacer cola en una caja común que en una rápida, porque ambas son lentas. El problema es que no hay cajas suficientes, entonces los clientes, para no perder tiempo, intentamos pagar en cualquier caja, aunque tengamos más de los 10 o 15 productos permitidos. Es necesario que todos respetemos la caja rápida para evitar demoras", manifestó el jubilado.
Pero las dificultades no afectan sólo al público, ya que los trabajadores de las líneas de cobranza también tienen problemas para desempeñar su tarea. "Muchos clientes se acercan a la caja rápida con el carrito lleno y piden que se les cobre igual. Algunos se enojan cuando se les dice que no pueden abonar allí", relató una encargada de una cadena de supermercado, que solicitó la reserva de su identidad. Otra empleada de una firma reconocida comentó que "hay clientes que llevan más de una unidad del mismo producto y piden que se les cuente como si fuera uno". Blanco Muiño explicó que la cantidad de cajas rápidas que habilitan las locales responde un criterio comercial, pero aclaró que están obligadas a instalar cajas exclusivas para personas con capacidades especiales y para embarazadas. Además, propuso que se habiliten más cajas de cobro rápido para compras pequeñas. "Hay cadenas que abrieron minisupermercados que sólo venden pocos productos", remarcó.
El representante de la ONG Consumidores Argentinos, Gustavo Chou, afirmó que los súper deben respetar un servicio mínimo, en relación a los horarios de mayor circulación de clientes, a la cantidad de cajas y al personal disponible para la atención al público. "Es común ver en los súper cajas habilitadas, pero sin personal. Es una decisión de manejo del recurso humano que, en muchos casos, genera reclamos a causa de las demoras", aseguró.
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Fernando Blanco Muiño