23 Marzo 2013
No tiene la popularidad de su hermana, la novela, ni el entretenimiento del cuento, ni la intelectualidad del ensayo o de la crítica. Tampoco se destacó por ser un género masivo en lo que a lectores se refiere, sin embargo, ¿quién no ha escrito en sus mocedades alguna vez un poema para contar su amor o su desdicha por un sentimiento no correspondido, o se aprendió una poesía de memoria? Es una paradoja que casi no sucede con las otras expresiones literarias: se la lee poco, pero se la escribe. Lo cierto es que ella danza con los sentidos y llega al corazón. Tal vez allí radique su misterio y su vigencia a lo largo de los siglos.
"La poesía es una de las expresiones más puras de la libertad de la lengua. Es un elemento constitutivo de la identidad de los pueblos; encarna la energía creativa de la cultura en su facultad de renovarse sin cesar", sostuvo Irina Bokova, directora general de la Unesco, al evocar el Día Mundial de la Poesía que se celebró el 21 de marzo. La fecha fue instituida por la Unesco en 1999 y tiene como objetivo reflexionar respecto a las palabras y la belleza del lenguaje en nuestra época. Se pretende sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética y dar a los que están amenazados la posibilidad de expresarse en sus comunidades respectivas. También se propone apoyar la poesía; la vuelta a la tradición oral de los recitales de poesía; promover la enseñanza de este género literario; el restablecimiento del diálogo entre la poesía con las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música, la pintura y así sucesivamente; el apoyo a los pequeños editores y crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que el arte de la poesía ya no se considere una forma anticuada de arte, sino uno, según señala la Unesco.
En Tucumán, son los poetas quienes la mantienen viva. Esta semana, por ejemplo, hubo una maratón de varios de nuestros mejores escritores, organizada por el programa "Poemas de radio", conducido por Mónica Mera, y continuó con la presentación de dos libros, uno de Alejandra Díaz y otro con textos de Leticia Mure, Celia Aiziczon, Amira Juri, Silvia Weisz, Mónica Cazón, Elsa Böckl y Paulina Vinderman.
Hay, por cierto, una asignatura histórica pendiente de los gobiernos provinciales y municipales. El estudio de la literatura tucumana y de sus autores sigue estando ausente en los distintos ciclos educativos, excepto algunas escasas excepciones que corren por cuenta del docente. Difícilmente nuestros comprovincianos se interesen por leer a sus escritores si no los conocen porque no se los enseña ni se los difunde. De ese modo, los esfuerzos que realizan los mismos creadores de costear económicamente sus propias publicaciones, suelen caer en saco roto porque el alcance de llegada a la comunidad es mínimo. Este panorama viejo y lamentablemente vigente se refleja, por ejemplo, en el escaso o nulo interés de nuestra clase dirigente por motorizar acciones que promuevan el reconocimiento a los artistas destacados, como sucede con la ordenanza municipal 4.300 ("Distinción a la trayectoria artística") que está sin reglamentar desde hace casi dos años. Seguramente, si desde la escuela primaria hasta la universidad se enseñara nuestra literatura, música, plástica y la historia provincial, tendríamos ciudadanos y dirigentes más comprometidos con la comunidad. No se puede querer lo que no se conoce.
"La poesía es una de las expresiones más puras de la libertad de la lengua. Es un elemento constitutivo de la identidad de los pueblos; encarna la energía creativa de la cultura en su facultad de renovarse sin cesar", sostuvo Irina Bokova, directora general de la Unesco, al evocar el Día Mundial de la Poesía que se celebró el 21 de marzo. La fecha fue instituida por la Unesco en 1999 y tiene como objetivo reflexionar respecto a las palabras y la belleza del lenguaje en nuestra época. Se pretende sostener la diversidad de los idiomas a través de la expresión poética y dar a los que están amenazados la posibilidad de expresarse en sus comunidades respectivas. También se propone apoyar la poesía; la vuelta a la tradición oral de los recitales de poesía; promover la enseñanza de este género literario; el restablecimiento del diálogo entre la poesía con las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música, la pintura y así sucesivamente; el apoyo a los pequeños editores y crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que el arte de la poesía ya no se considere una forma anticuada de arte, sino uno, según señala la Unesco.
En Tucumán, son los poetas quienes la mantienen viva. Esta semana, por ejemplo, hubo una maratón de varios de nuestros mejores escritores, organizada por el programa "Poemas de radio", conducido por Mónica Mera, y continuó con la presentación de dos libros, uno de Alejandra Díaz y otro con textos de Leticia Mure, Celia Aiziczon, Amira Juri, Silvia Weisz, Mónica Cazón, Elsa Böckl y Paulina Vinderman.
Hay, por cierto, una asignatura histórica pendiente de los gobiernos provinciales y municipales. El estudio de la literatura tucumana y de sus autores sigue estando ausente en los distintos ciclos educativos, excepto algunas escasas excepciones que corren por cuenta del docente. Difícilmente nuestros comprovincianos se interesen por leer a sus escritores si no los conocen porque no se los enseña ni se los difunde. De ese modo, los esfuerzos que realizan los mismos creadores de costear económicamente sus propias publicaciones, suelen caer en saco roto porque el alcance de llegada a la comunidad es mínimo. Este panorama viejo y lamentablemente vigente se refleja, por ejemplo, en el escaso o nulo interés de nuestra clase dirigente por motorizar acciones que promuevan el reconocimiento a los artistas destacados, como sucede con la ordenanza municipal 4.300 ("Distinción a la trayectoria artística") que está sin reglamentar desde hace casi dos años. Seguramente, si desde la escuela primaria hasta la universidad se enseñara nuestra literatura, música, plástica y la historia provincial, tendríamos ciudadanos y dirigentes más comprometidos con la comunidad. No se puede querer lo que no se conoce.
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