Cuando el amor es más fuerte
Siguiendo el mandato de su corazón, hace poco más de tres décadas partió rumbo a Inglaterra. La Guerra de Malvinas había terminado y la vida de Julio Politi (52) -dejando atrás una promisoria carrera basquetbolística en nuestro país- dio un rotundo giro. El flechazo fulminante de Linda, por entonces secretaria de la Embajada británica, pudo más que cualquier otra razón y se decidió a seguir sus pasos. "Ella se tuvo que ir por la Guerra (de Malvinas). Yo había pasado cosas muy feas que prefiero no recordar y viajé para allá cuando terminó el conflicto. Al poco tiempo, me casé con ella. Era la persona con la quería estar, alguien con quien me sentía muy bien. Dejar la familia siempre es bravo, pero no me resultó tan dura la adaptación... Ni siquiera la comida, aunque cada vez que vengo disfruto de la argentina, por supuesto. Quizás lo más difícil fue dominar el inglés, pero a los dos o tres años ya lo hablaba perfectamente. Si hasta ahora se me hace más complicado retomar el español", cuenta cuando echa su primera mirada retrospectiva.

Tampoco le resultó difícil amoldarse a la idiosincracia anglosajona. "En cuanto a mi condición de argentino, nunca me lo hicieron notar. Sabían que nací acá, pero ellos valoran mucho a nuestro deportistas como el caso de Ossie Ardiles, a quien tratan como a otro ciudadano inglés. Mucha gente cree que el británico es frío y no lo es; yo diría que es reservado. Una vez que lo conocés, comparte con vos. Yo recibo a mis vecinos en casa y nosotros vamos a las suyas. Pasa que muchas veces la gente no se integra a la sociedad y es un problema para vos mismo", reflexiona.

La familia vive en Fleet (Hampshire), una ciudad de 40.000 habitantes situada a 45 km al suroeste de Londres. Apenas llegó empezó a capacitarse para buscar oportunidades laborales. "Primero tuve que aprender inglés para avanzar económicamente: estudié, obtuve un diploma que me ayudó a encontrar trabajo y, al mismo tiempo, jugaba semiprofesionalmente. Es lo que hice toda mi vida, pero el básquet, al menos allá, no reditúa. Siempre me gustó la contabilidad, y aunque no soy contador profesional, adquirí gran experiencia. Y desde hace 10 años estoy trabajando en la parte informática en grandes compañías (francesas, suizas u holandesa). El año pasado fui a Tucumán a ver a mi familia antes de comenzar mi tiempo de adaptación en mi actual trabajo", comenta.

Con Linda formó su hogar y concibieron a Thomas (22) y Elizabeth (19). El varón y su esposa trabajan, Elizabeth estudia. "Thomas hizo un Master universitario en ciencias del deporte. Jugaba, trató de afirmarse en un equipo pero no pudo. Él no perdió el tiempo y buscó otras oportunidades. Hizo una pasantía en la parte de operaciones de la NBA en Londres. Llegó a la NBA, como quería (dice mientras ríe). La niña está haciendo un curso, algo así como manager de hoteles y restaurantes y mi señora trabaja en la parte de finanzas de una escuela".

Cuando llegan las vacaciones, su destino preferido es Mallorca. "Me gusta mucho ir allá, por sus hermosas playas, la temperatura... Además no queda tan lejos. Tengo unos parientes lejanos allá y disfrutamos mucho cada vez que vamos", refiere Julio aunque siempre tiene presente su raigambre bien tucumana.

La trayectoria basquetbolística de Politi empezó en Mitre, después pasó a Caja Popular y tras un corto período en ese club, a los 17 años fue transferido a Obras Sanitarias. "Primero lo tuve como entrenador a Heriberto Schonwies, luego llegó Flor Meléndez y me pasaron a Boca como parte de una operación de cambio por (Esteban) Camisassa", evoca Julio su traspaso casi obligado por la constelación de figuras que tenía el equipo de Núñez y las pocas chances de tener cabida entre tantas estrellas.

"¡Uhhh! Estaban Raffaelli, Romano, Cadillac, Becerra, Pellandini, todos los grandes", dice con gesto de asombro. 

Para despuntar el vicio siguió jugando hasta los 40 años en la liga londinense, en la que fue elegido MVP en 1987, cuando su equipo -BCP London- se impuso en la final sobre Kingston, 96-82. Y hasta jugó un Europeo de Clubes (1994) con Guikldford Kings).

Julio también vistió la camiseta de selecciones nacionales y en 1979 jugó el Campeonato Mundial Juvenil en Presidente Prudente, Brasil. Promedió 11,9 puntos y tuvo una eficacia de 78,9% en libres. Al título se lo llevó Estados Unidos, la plata fue para Brasil y Argentina obtuvo el bronce, al derrotar a Italia 71-70. Compartió equipo, entre otros, con Camisassa, Javier Maretto, Marcelo Duffy, Daniel Aréjula,Jorge Faggiano y Gabriel Milovich.

Con todo, el recuerdo que más atesora fue aquella semifinal en el Argentino de La Pampa (1982), cuando Tucumán venció a Córdoba en suplementario. Jugó siete Argentinos por nuestra provincia. Afirma que recuerda muy poco de la final con Santiago del Estero (1991) y que Carlos Romano fue uno de los mejores jugadores que dio Tucumán.

"Hice muchas amistades, fue lo mejor que me dejó el básquet. Y también me acuerdo especialmente de Antonio Millán, que nos dirigió ese año", dice como preparando su último tiro en un partido. Quienes lo vieron jugar coinciden que fue un jugador completo, con visión de juego, buen pasador y reboteador, un lanzador respetable y que actuaba en función de equipo.

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