El aplauso y los pantalones cortos

El aplauso y los pantalones cortos

Más inquieto que hace un año, más tranquilo que hace una semana, el alperovichismo sí campea el temporal provincial aunque no consigue aquietar las aguas nacionales. La Justicia también enfrenta nubarrones. Y la oposición se enfrenta a su sempiterno enemigo: la propia inmadurez.

No es una característica principal de nuestra sociedad andar alabando y aplaudiendo a los demás. Por el contrario, a veces suele ser más dura de lo que corresponde y más todavía cuando se puede hacer leña del árbol caído. Pero hay un círculo más en este infierno y suele instalarse en Tribunales. Es en ese Palacio donde se dirimen intereses personales, públicos y económicos donde más escasea el aplauso y, por lo general, los calificativos se ajustan principalmente según como les fue en las sentencias. Precisamente, en este mundo más escarpado que acolchonado es donde este viernes ocurrió el inédito caso de que un magistrado se fuera aplaudido y vivado por sus pares, por abogados y por empleados de la Justicia. Emilio Herrera Molina era uno de los tres malos de la película. Estaba mal visto desde la Presidencia de la Nación hasta por el transeúnte más desorientado. Juzgó a su parecer y conforme a su entender del Derecho, pero lo hizo nada menos que en una causa donde los acusados no tenían los mejores antecedentes y la sociedad ya había dado su dictamen. Herrera Molina fue vilipendiado, ofendido, apareció su nombre en pintadas callejeras y su teléfono estuvo al rojo vivo por improperios. Sin embargo, pese a haber nadado contra la corriente, se fue aplaudido y por la puerta grande de Tribunales.

Este hecho inédito en la Justicia tucumana marca un antes y un después en la magistratura. Las palmas cuentan con el respaldo de un grupo de magistrados que está dispuesto a ponerle el cuerpo a sus acciones y a respetar las instituciones, un poquito más de lo que lo hacen los que manejan los hilos del poder. No faltarán aquellos que sienten todavía que sus cargos se lo deben al político y que al revés de Herrera Molina atiende el teléfono y hasta hacen una reverencia cuando del otro lado de la línea la voz está empoderada. No obstante, el viernes quedará como un día diferente porque se animaron a decir "basta" y a exigir un respeto que hace falta para creer en la Justicia.

Los magistrados están preocupados. Saben que la "Tormenta Susana" los desacomoda al menor viento. Han tomado conciencia de que no son tan independientes como se declama. Por eso el aplauso a Herrera Molina ha sido un grito de desesperación, pero también les servirá para recuperar oxígeno.

Vocal díscolo
Eran las 17 del jueves pasado cuando el presidente de la Corte se anotició de que, al mediodía, el vocal Daniel Posse había presentado su renuncia al Consejo Asesor de la Magistratura y por lo tanto podía incorporarse al Jury de Enjuiciamiento que se integra para juzgar el comportamiento de los jueces que absolvieron a los 13 acusados por la desaparición de la hija de Trimarco, Marita Verón. Indudablemente, Posse recibió la recomendación de dimitir desde el poder político. No dudó y actuó en consecuencia, pero se olvidó que integra un cuerpo colegiado y que Antonio Estofán esperaba esa comunicación. La obediencia debida o la desobediencia oficial le valió el enojo del titular de la Corte, que en algún momento llegó a pensar que el novel cortesano podía ser un futuro presidente del cuerpo. No sólo el Ejecutivo baila al ritmo que marca Trimarco, la Corte también sigue el compás. Y, en los próximos días, van a recibir el monitoreo desde la Casa Rosada que semana a semana va a seguir la temperatura de la causa Marita Verón. Mientras tanto, Antonio Gandur estudia con serenidad, pero sin pausa, cada línea del fallo que emitieron Herrera Molina, Alberto Piedrabuena y Eduardo Romero Lascano. 

Tanto en el Ejecutivo como en el Palacio de Tribunales saben que Interpol había estado traduciendo el juicio oral. Por eso la conclusión rápida fue que aquellos vinculados a cuestiones oscuras manejan todo en Tucumán, incluso la Justicia. Ese juicio de valor -apresurado en este caso- sobre la provincia y sobre el país en cierta manera fue lo que más impactó en las altas esferas nacionales. Todo eso quiere evitar el oficialismo en los próximos pasos que se den.

Como los jueces sienten que están sentenciados antes de que ocurran los hechos, han decidido defenderse. Para eso han contratado a letrados tucumanos -no de La Plata ni de ningún otro lugar del país, como lo hace el propio Estado provincial-. El penalista Arnaldo Ahumada y el profesor Roberto Toledo -que alguna vez estuvo a punto de ser senador provincial durante el gobierno de Ramón Ortega- se ocuparán de la defensa de los camaristas. Ambos ya están abocados a reforzar la independencia del Poder Judicial.

Aún resta la decisión de la Legislatura que hasta ahora ha venido rechazando "in limine" aquellos juicios políticos en los que aún quedaban instancias pendientes, como es este caso.

José Alperovich ha pasado una semana más tranquila. Aún sigue sin encontrar la brújula. Ha conseguido dineros para las obras K que alimentarán el año electoral, pero su interlocutor más fuerte es, hoy por hoy, José López, que a la hora de definir políticas se queda en las antesalas de las reuniones trascendentales. Ningún diputado ni senador nacional le ayuda en estas cuestiones. Incluso su esposa aún no termina de consolidarse en su rol de ser la tercera figura nacional. Tuvo la disculpa de Miguel Angel Pichetto, pero no surge un guiño de la Presidenta que pueda calmar las procelosas aguas. En política un abrazo apacigua toda guerra.

La Cámpora hizo ya algunos pedidos para 2013 y se siente acreedora de por lo menos dos lugares en la lista de diputados nacionales. Este viernes desembarcaron Federico Martelli (vinculado a Alicia Kirchner), Marisol Aranguren (cercana a Parrilli) y Marcelo von Schmeling (del Bapro). El trío pertenece al Movimiento de Unidad Popular que también quiere un lugar en aquella lista. En el acto realizado para promover la candidatura de Luis Romano estuvieron Domingo Amaya, el mellizo José Orellana y se dio la reaparición de Antonio Guerrero, quien se ocupó de decir que junto con Julio Miranda fueron los primeros en darle el apoyo a Néstor Kirchner en la provincia. Estos aprestos políticos dentro del oficialismo van a repetirse en el año electoral en el que la Presidenta ya advirtió que, si están con ella, no debe haber desdoblamiento de comicios.

La autoreconstrucción
Pero también será el año de la oposición. Tanto en la Rosada como en el arco antioficialista tienen muy claro que no hay 2015 sin una buena perfomance en 2013. La oposición tucumana ha venido siendo patética. No ha podido construirse a sí misma. En ese proceso de crear identidad y de recrearse anda. 

Los radicales Rubén Chebaia y Roberto Robles han puesto su granito de arena. Ellos han generado un documento sobre temas en los que la oposición puede ponerse de acuerdo. Dos meses atrás partieron desde seis puntos básicos de coincidencia: 1) El no a la re-re; 2) El control de la inflación; 3) Crear un presupuesto participativo; 4) La inseguridad; 5) La corrupción y 6) El 82% para los jubilados. A medida que se fueron reuniendo y sumándose los gremios, aparecieron otros tópicos como el diálogo que ha desaparecido en la política, el flagelo del trabajo en negro y la modificación del impuesto a las ganancias, entre otros puntos.

Estos hilos conductores unen a los socialistas, a los macristas y a los radicales que, como tienen a José Cano como una de las figuras nacionales, se sienten con algunos derechos. Sin embargo, macristas y binneristas recuerdan que son ellos los que tienen a los presidenciables a mano. A veces los debates se diluyen en estas discusiones de poder que en la medida que las alimenten van a fracasar como lo han venido sufriendo. La oposición en realidad ha desgranado ese temario que está bajo un paraguas político que ninguno niega: dinamitar el poder alperovichista en la provincia.

La heterogeneidad los debilita, pero también es lo que más nítido ven en su intento de construcción. El calendario electoral los une. Las primarias abiertas (conocidas como PASO) los invita al gran desafío de que sea el pueblo el que elija los candidatos y a partir de ahí tendrán que demostrar lo que en política hasta ahora muy pocos han hecho. Aceptar con hidalguía que el que pierde acompaña al que gana.

Este año, al que le quedan pocas horas para fenecer, se despide con poco orden y con grandes desafíos. Llega 2013 exigiendo más aplausos en el Poder Judicial, una brújula para el Ejecutivo y pantalones largos para la oposición. El libre y sano juego de todos enriquecerá la pobreza institucional de la Provincia.

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