Durante la ronda de las cuatro de la mañana del viernes último, los policías de la Comisaría 7°, ubicada en Don Bosco al 2.600 de San Miguel de Tucumán, no habían notado nada raro. Los detenidos estaban tranquilos y nada hacía pensar que, unas horas después, atravesarían el muro hacia la libertad como por arte de magia.
Seis de las 15 personas que estaban en la cárcel de esa dependencia policial se dieron a la fuga por un boquete, tras realizar un trabajo que -se supone- llevó horas: utilizar la parte metálica de un trapeador para armar una punta y construir un boquete en la pared que da hacia la tapia de una propiedad vecina a la de la comisaría.
Fuentes policiales confirmaron el hecho y añadieron que los otros nueve detenidos decidieron permanecer en el calabozo, pese a la chance que tenían de escapar.
Los agentes de guardia se dieron cuenta de que había un hueco en la pared cuando realizaron la ronda de vigilancia de las 8 de la mañana. Según explicaron, la contextura física liviana de los fugitivos los habría beneficiado para que pudiesen escapar por el hueco. LA GACETA ©