"La escuela actual destaca el error; un nuevo paradigma debería basarse en las virtudes"

"La escuela actual destaca el error; un nuevo paradigma debería basarse en las virtudes"

Una pedagoga advierte que muchos chicos se creen tontos e incapaces y que solo aprenden si se los ayuda a apoyarse en sus aspectos positivos.

EN ROSARIO. Alumnos de diferentes escuelas junto a docentes que integran la Copehu, después de uno de los talleres pedagógicos experimentales. GENTILEZA ANDREA NOVOTNY EN ROSARIO. Alumnos de diferentes escuelas junto a docentes que integran la Copehu, después de uno de los talleres pedagógicos experimentales. GENTILEZA ANDREA NOVOTNY
01 Noviembre 2012

"Cada vez se hace más evidente que la violencia que se vive a diario en las escuelas va en aumento. Tanto la que se expresa en las peleas entre los niños como la violencia psicológica, religiosa o moral", afirma la licenciada en Ciencias de la Educación Andrea Novotny. A su criterio, ya no se pueden seguir poniendo parches al sistema; hay que cambiar de raíz el paradigma educativo.

- ¿Por qué no funciona el actual paradigma?

- En la escuela se vive una situación de incoherencia. El discurso difunde los valores de libertad, de solidaridad y de respeto, pero la acción muestra autoritarismo, discriminación y falta de respeto. Todo conocimiento es impuesto; los alumnos son etiquetados de acuerdo con su nivel de inteligencia y se fomenta la competencia por medio de los resultados de las evaluaciones en vez de la solidaridad. Los chicos se aburren porque han perdido interés por los contenidos que se les enseñan (no hay creatividad y cuando hay, no se la valora) y los docentes van perdiendo el sentido de para qué educar. Es claro, entonces, que la escuela no responde a las nuevas demandas y, por lo tanto, debe ser urgentemente transformada y de manera profunda.

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- ¿Cómo debería ser ese nuevo paradigma?

- Integral; que posibilite el desarrollo pleno del ser humano en función de lo social. La educación debe estar pensada para un sujeto del aprendizaje activo, intencional y con dimensión espiritual; capaz de gestar su trascendencia y de materializar la intuición de que el progreso será para todos o no será para ninguno.

- ¿Cómo se llevaría a la práctica ese planteo?

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- Desde un espacio educativo llamado Saeta, inspirado en el Nuevo Humanismo (fundado por Mario Luis Rodríguez Cobos), junto a otros colegas comenzamos a hacer algunas experiencias pedagógicas. Nuestro punto de partida fue que el alumno no es un mero receptor de información. Un ejemplo: no siempre las dificultades para estudiar se deben a la falta de atención; en muchos casos tienen que ver con bloqueos emotivos. Entonces, tratamos de identificarlos y trabajamos junto con el niño, en un tono afectivo adecuado, para que los supere. Pudimos ver que, tanto en niños como en adolescentes los problemas principales son la falta de confianza en ellos mismos, la creencia de que no pueden avanzar o de que no son capaces de resolver algunos temas porque son tontos.

- Eso que los chicos piensan, ¿tiene que ver con el modelo?

- Claro, porque se resalta siempre lo negativo. La educación está basada en un criterio correctivo, se destaca lo que hacemos mal y se cree que el error es malo. Nosotros ayudamos a los chicos a descubrir sus virtudes, lo más interesante y lindo de sí mismos. Y a que encuentren un registro de coherencia cuando se apoyan en esas virtudes. Les sugerimos que descubran las virtudes de sus compañeros y que se relacionen desde allí, es decir, desde lo mejor de ellos hacia lo mejor de los otros. También hablamos con los padres para pedirles que no los presionen tanto con el rendimiento escolar y para que vean las virtudes de sus hijos.

-¿Y qué resultados notaron?

- Que los chicos se relajan y se divierten, que se sienten de una manera tan positiva que quedan en muy buenas condiciones para incorporar conocimientos. Pudieron registrar su mundo interno y empezar a basarse en sus registros más que en los resultados (notas) para saber si avanzaban o no frente a las dificultades. - ¿Esto se hizo en el aula?- Todavía no. Son trabajos experimentales. Pero por lo que vamos viendo es posible llevarlo a las aulas. Claro que para eso también hay que formar a los docentes.

- ¿Cualquier maestro podría aplicar estas herramientas en sus clases?

- Cualquiera que se lo proponga. Si hablamos de modificar el paradigma educativo, necesariamente estamos incluyendo la formación docente en esta transformación. Estas herramientas tienen que ser experimentadas por el docente en su propio proceso de estudio y de aprendizaje para poder transmitirlas. La predisposición, el buen tono y la afectividad del docente para enseñar va a motivar el interés del alumno por aprender.

- ¿Qué otras estrategias han experimentado?

- La relajación. Hoy los chicos están en la clase y tratan de atender las explicaciones de los docentes, pero lo hacen de una manera tensa. Entonces les hemos enseñado a relajarse mediante técnicas de respiración profunda o respiración baja y también mediante técnicas de rélax físico y mental. Esto les sirve más todavía cuando tienen que hacer una prueba o rendir un examen. También les transmitimos la forma de hacer lo que llamamos el Pedido. Esto es: en momentos de tensión, de inquietud, el chico puede tomar contacto con su mundo interno y "pedir" por aquello que necesita realmente. Puede ser tranquilidad, seguridad, claridad, etcétera.

- ¿Estas prácticas tienen un basamento teórico?

- Así es, y está detallado en el libro de "Pedagogía de la intencionalidad. Educando para una conciencia activa", de los chilenos Mario Aguilar y Rebeca Bize. Alrededor de esta teoría, a principios del año pasado se puso en marcha la Corriente Pedagógica Humanista y Universalista (Copehu), que nuclea a docentes de varios países latinoamericanos.

- ¿Podría decirnos, en pocas palabras, en qué consiste?

- Esta pedagogía de la intencionalidad se centra en cinco llaves del aprendizaje. Llaves porque permiten abrir puertas, pasar de un estado mental a otro. Estas son el aprendizaje y su relación con la atención, con la afectividad, con el buen humor, con el ambiente y con la dialéctica generacional. Me estoy refiriendo a la creación de ambientes de aprendizaje con una atmósfera cálida, estimulante, no amenazante, en la que se destaque el buen humor.

- ¿Y esto resolvería la violencia?

- Claro, porque fomentaría realmente la solidaridad, la coherencia y el respeto en la escuela.

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