05 Agosto 2012
Aunque ninguno jugó bien ni hizo lo suficiente para quedarse con la victoria, fueron los jugadores de San Martín los que terminaron festejando. Es que el 1-1 le alcanzó para llevarse la Copa Bicentenario y para cortar una racha de tres derrotas consecutivas en el Monumental. Así, el clásico tucumano se vistió de rojo y blanco, para el delirio de la hinchada "santa", que no pudo estar en el José Fierro por seguridad.
El primer tiempo fue lisa y llanamente para el olvido. Poco juego y con los creadores lejos de la pelota, los 45 minutos fueron casi un suplicio para las más de 15 mil almas que alentaron a Atlético. Había deseos de revancha, que dentro de la cancha se convirtieron en retos personales. Abundaron los chispazos y los malos modales.
Pero el cabezazo de Esteban Goicoechea, a los siete minutos del segundo tiempo, hizo pensar que arrancaba un nuevo partido. Qué decir apenas 60 segundos después, cuando Deivis Barone emuló al defensor de San Martín y con un frentazo puso el empate. Ahí todos los que pensaron que el duelo entre los grandes de la provincia se iba a volver interesante se equivocaron de nuevo. Sucede que aparecieron los guapos que, ayudados por un pito que no sonó lo suficiente, el juego se fue desmadrando.
El final fue un desahogo para los dirigidos por Carlos Ramacciotti, que se fue expulsado por excederse en el reclamo, y un trago amargo para los conducidos por Ricardo Rodríguez. En el balance los resultados avalan al "santo", que debuta dentro de 14 días, y llena de dudas a los "decanos", que arrancan el domingo en Misiones, ante Crucero del Norte. LA GACETA ©
El primer tiempo fue lisa y llanamente para el olvido. Poco juego y con los creadores lejos de la pelota, los 45 minutos fueron casi un suplicio para las más de 15 mil almas que alentaron a Atlético. Había deseos de revancha, que dentro de la cancha se convirtieron en retos personales. Abundaron los chispazos y los malos modales.
Pero el cabezazo de Esteban Goicoechea, a los siete minutos del segundo tiempo, hizo pensar que arrancaba un nuevo partido. Qué decir apenas 60 segundos después, cuando Deivis Barone emuló al defensor de San Martín y con un frentazo puso el empate. Ahí todos los que pensaron que el duelo entre los grandes de la provincia se iba a volver interesante se equivocaron de nuevo. Sucede que aparecieron los guapos que, ayudados por un pito que no sonó lo suficiente, el juego se fue desmadrando.
El final fue un desahogo para los dirigidos por Carlos Ramacciotti, que se fue expulsado por excederse en el reclamo, y un trago amargo para los conducidos por Ricardo Rodríguez. En el balance los resultados avalan al "santo", que debuta dentro de 14 días, y llena de dudas a los "decanos", que arrancan el domingo en Misiones, ante Crucero del Norte. LA GACETA ©
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