23 Julio 2012
BUENOS AIRES.- En la última edición del matutino "Página 12", el periodista Horacio Verbitsky publicó un artículo, reproduciendo la nota realizada por la revista cordobesa El Sur, relató que el ex dictador Jorge Videla dijo que el ex nuncio apostólico Pío Laghi, el ex presidente de la Iglesia Católica de la Argentina, Raúl Primatesta, y otros obispos de la Conferencia Episcopal asesoraron a su gobierno sobre la forma de manejar la situación de las personas detenidas-desaparecidas. Según Videla, la Iglesia "ofreció sus buenos oficios" para que el Gobierno informara de la muerte de sus hijos a familias que no lo hicieran público. El reportaje fue realizado por el periodista Adolfo Ruiz, en la cárcel de alta seguridad de Bouwer (2010).
El militar sostiene que "hacia el final de mi mandato, se llegó a evaluar la posibilidad de publicar la lista de los desaparecidos". Explica que "no era tan fácil, porque además íbamos a estar expuestos a la contrapregunta. Si a una madre le decíamos que su hijo estaba en la lista, nadie le impediría que preguntara ¿dónde está enterrado, para llevarle una flor? ¿quiénes lo mataron? ¿por qué? ¿cómo lo mataron? Creímos que era 'embochinchar' más esa realidad, y afectar la credibilidad". El razonamiento es idéntico al que Videla suministró a la Comisión Ejecutiva del Episcopado, cuando los obispos le transmitieron que el método de la desaparición de personas produciría "malos efectos".
Ese diálogo tuvo lugar el 10 de abril de 1978 durante un almuerzo de Videla con la Comisión que presidía Primatesta. El diálogo consta en una minuta que los arzobispos redactaron. La autenticidad de ese texto fue reconocida por la Conferencia Episcopal, que hoy preside el arzobispo de Santa Fe, José Arancedo, ante una consulta de la jueza federal de San Martín, Martina Forns. (Especial)
El militar sostiene que "hacia el final de mi mandato, se llegó a evaluar la posibilidad de publicar la lista de los desaparecidos". Explica que "no era tan fácil, porque además íbamos a estar expuestos a la contrapregunta. Si a una madre le decíamos que su hijo estaba en la lista, nadie le impediría que preguntara ¿dónde está enterrado, para llevarle una flor? ¿quiénes lo mataron? ¿por qué? ¿cómo lo mataron? Creímos que era 'embochinchar' más esa realidad, y afectar la credibilidad". El razonamiento es idéntico al que Videla suministró a la Comisión Ejecutiva del Episcopado, cuando los obispos le transmitieron que el método de la desaparición de personas produciría "malos efectos".
Ese diálogo tuvo lugar el 10 de abril de 1978 durante un almuerzo de Videla con la Comisión que presidía Primatesta. El diálogo consta en una minuta que los arzobispos redactaron. La autenticidad de ese texto fue reconocida por la Conferencia Episcopal, que hoy preside el arzobispo de Santa Fe, José Arancedo, ante una consulta de la jueza federal de San Martín, Martina Forns. (Especial)
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