La peor astilla es la del mismo palo

La peor astilla es la del mismo palo

Con una oposición desarmada, el poder se dirime en el propio peronismo. Los tres grupos que pugnan por liderar el Ejecutivo en 2015 son el alperovichismo, el rojkesismo y el amayismo. La pelea ya está lanzada.

La falta de una oposición aguerrida, creativa y productiva ha empezado a macar las diferencias dentro del oficialismo. Claramente, dos grupos muy fuertes dirimen el futuro: el alperovichismo y el rojkesismo. Un tercero va a la zaga, como espectador privilegiado de la reyerta y con una ambulancia por las dudas, para recoger algunos heridos. Es el "amayismo". Los tres tienen la mirada fija en 2015, cuando se renueve el poder; pero pelean silenciosamente cada minuto del presente.

El objetivo del primer grupo es "José para siempre". Cada uno de los "sijosesistas" piensa cada acción en función de que el mandatario mantenga el cetro de gobernador de la provincia. Miran con recelo a los otros grupos y mantienen una guerra de guerrillas con los rojkesistas. Ensayan con el grupo más débil: los amayistas.

El ejército alperovichista está encabezado por los ministros del Poder Ejecutivo; pero hay uno al que miran con desconfianza; dudan mucho, porque tiene la ambigüedad de usar una camiseta reversible, que se cambia según las necesidades. El teniente general es Jorge Gassenbauer, que aparece en la mirilla de las armas rojkesistas aun cuando se encuentra a una distancia en la que no se lo divisa.

Los fundamentalistas de José piensan que el trabajo y el desgaste en los últimos nueve años lo han hecho ellos; y no confían que en el futuro serán respetados ni -mucho menos- reconocidos por el trabajo efectuado.

La señora comandante

En el otro frente están los rojkesistas que sienten que su líder es la heredera natural del poder y, por lo tanto, debería ser tratada y reconocida como tal. Como no es así ven fantasmas por doquier. Ante cada cosa que les pasa están seguros de que el ideólogo de lo ocurrido milita en las filas del frente "sijosesista". Los últimos acontecimientos los llevan a razonar de esa manera. Los que ya decidieron que la candidata a gobernadora será Beatriz Rojkés sienten que todos los porrazos que se pegó la senadora se deben a que le pusieron el pie o la dejaron caminando sola. Los "sibettistas" analizan los choques de la senadora como si fueran los peritos de la masacre de Denver. Uno de los casos que les cobran a los chicos de José fue cuando ante un hecho de inseguridad terminó enredada en impresentables palabras. ¿Por qué no fue debidamente informada de lo que ocurría? ¿Por qué no salió a dar la cara el ministro o sus hombres antes de exponerla a ella? Esas preguntas se repiten y, obviamente, no tienen respuesta en el gabinete provincial. Exactamente lo mismo se repite cuando la "señora" -como le dicen los del bando alperovichista- intentó desenredar la madeja de la desnutrición. "De nuevo la dejaron sola", repiten los hombres de Betty. Al caso de la censura del programa de Jorge Lanata también lo describen como una inoperancia del equipo del Gobierno de José Alperovich, porque nadie salió a dar la cara; y ella tuvo que dar argumentos increíbles en el Senado, para defender a su marido. Hay una cicatriz propia: cuando habló contra la Iglesia Católica y tuvo que salir a explicar que sólo se refería al caso de la destitución del ex presidente paraguayo Fernando Lugo. Por eso, ante esa metida de pata no le quedó más remedio que pedir disculpas; respecto de las otras, las miradas se dirigen al equipo de José.

Desde el "sijosesismo" dicen que todas esas elucubraciones nacen del "monje negro". Es que la afinidad que ha conseguido Edmundo Jiménez y su equipo de hijos con la senadora genera mucha incomodidad en el alperovichismo. Ellos sienten que "Pirincho" tiene la camiseta "sijosesista" sólo en la Casa de Gobierno y en Tribunales; pero apenas sale del Palacio se pone la de "sibettista".

Las conversaciones ya no son las mismas de antes. Recelos, miedos, inseguridades, desconfianza, presunciones, obsesiones, venganzas y dudas envuelven los encuentros de ambos bandos. Hasta antes de los comicios era la misma cosa. Ahora, con 2015 en el horizonte todo es distinto. Da la sensación de que todos andan patinando sobre una pista de nitroglicerina: cualquier chispazo los hará estallar. Cuando se difundieron los nombramientos rojkesistas en el Senado se vieron centellas; sin embargo, no se prendió el fuego.

"El hombre que yo inventé"

José Alperovich mira para otro lado sobre estas reyertas. Seguramente cree -cada vez será más difícil- que podrá controlarlas cuando estén a punto de estallar. Por otro lado, son cosas que lo divierten; al fin y al cabo, cosas que el creó. "El hombre que yo inventé" va a empezar a ser su desvelo. Esta semana Cristina desarmó de un plumazo la Administración de Programas Especiales (APE), área dependiente del Ministerio de Salud de la Nación. Ahí estaba un tucumano: Manuel Martín Alves. Hace unos años le había ocurrido lo mismo al perder otro hombre clave, como Mario Koltan. Era de los pocos funcionarios -y estructuras- que maneja "el hombre que él inventó". Juan Manzur quedó gravemente herido con esta decisión. Alperovich tendrá que pensar qué hacer con Manzur, a quien, además, lo persigue la Justicia; no con la toga de la señora de los ojos vendados, sino con la daga de la parca institucional, debido a su supuesto enriquecimiento.

"El hombre que yo inventé", en realidad, es la creación de un gran poeta tucumano que la semana pasada se despidió de este mundo. Hace más de un año, Osvaldo Fasolo me llamó por teléfono para compartir un café que nunca se sirvió. Antes de colgar me dijo: "mirá como termina el poema, no vaya a ser que a Manzur le pase lo mismo"… Fasolo terminó su creación diciendo: "Por eso, miré la corbata otra vez, hice un nudo distinto, y apreté, apreté". El poeta aún no sabía que la Justicia ya tenía la corbata con las numerosas propiedades sanjuaninas y tucumanas en la mano.

Hombres de la TV

La situación de los hombres del alperovichismo que fueron designados por el rector Juan Cerisola para administrar Canal 10 en nombre de la Universidad Nacional de Tucumán ha empezado a preocupar a algunos consejeros superiores. Es que si Eduardo Torrego y Oscar Fiorito son empleados del Gobierno provincial flaco favor le puede hacer a la UNT en las cuestiones en las que interviene el Poder Ejecutivo. Además, como señaló la semana pasada Ofa -forista de LA GACETA- ambos ejecutivos universitarios -y empleados estatales- podrían correr la suerte del ex concejal de Yerba Buena Pablo Berarducci. Ofa se pregunta: ¿No son incompatibles el cargo en la Universidad y en la Provincia? Si es así (ya que no se trata de cargo docentes y es una acumulación de cargos a nivel nacional y provincial), ¿No debieran actuar de la misma manera que le hicieron a Berarducci? Ah, cierto que son oficialistas. Es como si no pasara nada.

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