La senadora ya no es Betty

La senadora ya no es Betty

A mayor poder, más repercusión. La primera dama no midió la potencia de su voz. Más allá de esos excesos, fue una calificada y dura crítica de la política de seguridad de la provincia. Los asesores no están atentos

El teléfono suena menos. Twitter, Whatsapp y los "mensajitos" del SMS comunican más. Sin embargo, esta semana la musiquita aturde y en estos momentos los que tienen identificación oculta insisten más que nunca. Seguro es él, hace mucho que no llamaba y los exabruptos de Beatriz Rojkés lo deben estar obligando a hacerlo… -Hola.-Hola, ¿cómo está? Leí que todos se ofendieron por las críticas. Increíble, por parte de un funcionario.

-Más que un funcionario, es una persona con demasiado poder.

-Un papelón. ¿Cómo se puede reaccionar así?

-Se puede comprender: el estrés, las cuestiones políticas y, seguramente, el mal asesoramiento.

-Sí, todo es entendible; pero un funcionario tiene que saber aceptar las críticas, máxime cuando le están señalando alguna falla. -Bueno, pero rápido pidió disculpas…-¿Por carta documento? -No; mandó un comunicado.

-¿Los tres pidieron disculpas? -No. ¿De qué me habla Ud.?-Leí lo del nombramiento de la hija del presidente...

-Noooooooo. Espere, ¿de qué habla? Ella habló del asesinato de una niñita de 6 años y por desligar al Gobierno hizo referencia a que se trataba de "una familia de borrachos" y ahí se armó.

-¿Cómo ella? ¿Pusieron una mujer en el Tribunal de Cuentas? -¿Me está cargando? Usted no entiende nada.

-Sí; ¡digo NO! Le hablo porque parece incomprensible que el Tribunal de Cuentas -que también integra un abogado experto, como Sergio Díaz Ricci, que más de una vez cruzó el charco para disertar aquí- intente silenciar a la prensa… Yo creía que el Código Penal decía que cuando hay interés público no existe la injuria penal.

-Ehhh. Espere. Usted se fue hace mucho de aquí. Esas cosas son de casi todos los días. Lo grave fue lo que dijo "la señora", como le dicen los "sibettistas".

-¿Por qué es grave? Peor es que el trío vocal…

-No sea ingenuo, si Boudou y Cristina se van de viaje, Beatriz Rojkés será nuestra presidenta.

-Seguro que la familia a la que criticó le manda una carta documento para que ratifique o rectifique.

-No chicanee. ¿Qué necesita? Tengo que cerrar esta página y usted me distrae.

-Yo lo llamaba preocupado por la libertad de prensa y me habla de borrachos. Descanse, lo llamo más tarde. Duérmase una siesta. -No se puede. Hay que cuidar a los niños.-Le estoy hablando en serio…

-Yo también, la senadora criticó a los padres por no cuidar a los chicos que salen a la siesta.

-No me diga. ¡Eso es una noticia! Me imagino cómo debe estar el ministro de seguridad… -Sentado…-…debe haber ido hasta el despacho del gobernador para hacerle un planteo contra esta senadora que desmorona todo su accionar para que la gente… ¿Sentado? -Sí, sentado.-Pobre; debe haberse quedado estupefacto ante las declaraciones…

-No. Estaba sentado a su lado y avaló con su silencio todo lo que dijo la esposa del gobernador.

-¿En serio? Espere ya encargo más líneas a mi editor. Esto es un novelón. Entonces todo esto fue una obra montada para decirle cosas al ministro. ¿Ya lo echaron? -No; está sentado…-Claro, no se levantó más.

-No. Está sentado en su despacho, como siempre…-Marchen más líneas, ahora entiendo por qué me dice que la libertad de prensa no es tan importante. ¡Ustedes sí que tienen noticias! Lo que le debe haber dicho el marido cuando llegó a la casa. No me quiero imaginar.

-Yo creo que se frotó las manos; aunque dicen que la retó fuerte.

-Obvio, lo hizo quedar mal con Cristina.

-Pero le estaba quitando poder, aquí ya se hablaba de ella como la sucesora y parece que no habrá reforma para la re-re-re. Será como usted dice.

-Más líneas, marchen más líneas. Lo dejo me voy a escribir tranquilo no vaya ser que me manden alguna carta. -Hasta luego. Feliz domingo.La soledad del poder aleja asesores

Todo es mucho más grave, pero no es fácil explicarle. Porque Beatriz Rojkés quedó sentada en el sillón más alto del peronismo, pero su raíz y su discurso es muy diferente y debe resultarle muy difícil parecer lo que nunca fue. Su pedido de disculpas sirvió para apagar el fuego y la ira que despertó, especialmente en las redes sociales. Trató de disimular las fallas de la gestión de su marido señalando dificultades sociales, que no sirven ni siquiera para barnizar la realidad porque es parte de la escultura que viene creando el alperovichismo desde hace nueve años. No es fácil desterrar la pobreza, pero nunca deja de ser responsabilidad del gobernante de turno verla y buscar su disminución.

Los tres trienios de gestión alperovichista van generando anticuerpos ante la realidad descarnada; y la experiencia se va tiñendo de indolencia. Las palabras de la primera dama tucumana develaron la soledad con la que se mueven los funcionarios. No se dejó ver el equipo de trabajo. No hubo ningún funcionario que previera de informar claramente lo que estaba pasando. Nadie sabía ni lo que la "señora" iba a decir ni los riesgos que se corrían. Nadie, de todos los integrantes de los entornos alperovichistas y rojkesistas, analizó las fuerzas de las palabras de Beatriz Rojkés. Precisamente, a sus palabras ya no las lleva el viento; se graban a fuego porque se trata de una persona que aglutina un poder mayúsculo. La que habla ya no es simplemente Betty; es mucho más.

Las 2 PM

La siesta son esos 30 o 40 minutos que la biología aprovecha para recuperar energías después de haber comido. Pero durante esta semana fue el sincericidio de la gestión alperovichista. La primera dama le pegó donde más le duele; y delante del ministro de Seguridad Ciudadana sugirió que Tucumán no es seguro: afirmó que en esta provincia la siesta suele ser tan desolada y terrible como la noche. Claro que el ministro lo debe saber, debido a las innumerables cámaras y a los vehículos que andan circulando. Pero que se lo diga una casi vicepresidenta debería, cuanto menos, poner en alerta a Mario López Herrera. Esta persona que escucha ya no es simplemente un ministro; es mucho menos.

Silencio que aturde

La esposa del gobernador pasó una semana muy incómoda y hasta sus disculpas se convirtieron en cuestión de estado. No era para menos, por primera vez la indignación fue unánime y todas las críticas apuntaron contra ella. El malestar generado en distintos niveles de la sociedad aturdió más que los gritos de los políticos.

El teléfono vuelve a sonar:

-Estoy aquí en el viejo mundo cerrando la nota. Dígame, ¿qué va a hacer el gobernador?

-Se va a vacunar.-No se burle, eso es imposible. -Se va a vacunar contra la fiebre amarilla.-Buen final para mi nota, gracias, la titularé: Los exabruptos provocan fiebre.

-No, espere tiene un viaje a Angola a mediados de mes y… Colgó

. Típico apresuramiento de la prensa.

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