Por Miguel Velardez
29 Abril 2012
LOS IMPUTADOS. Irma Medina, Gonzalo Gómez, José Gómez y Azucena Márquez. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Reapareció en la escena pública por decisión propia. Llegó a la redacción de LA GACETA dispuesta a hablar. Acompañada por un sobrino nieto, Irma Abraham entró a una sala para relatar que ella tuvo un encuentro frente a frente con Marita Verón. Dijo que esa charla, de casi media hora, sucedió dos días antes de la desaparición de la joven, ocurrida el 3 de abril de 2002.
Irma Abraham, otrora llamada la "madama tucumana", es propietaria y administradora de tres moteles en Tucumán: "Ovni", "Halley" y "Sideral". La mujer, que ahora tiene 85 años, camina lento, pero habla con voz firme. Tiene el cabello castaño claro, no usa anteojos, y asegura que todos los días se levanta a las 4.30 de la madrugada para leer el diario y después supervisar el lavado de la ropa de cama del hotel ubicado sobre la ruta 301, donde ella tiene su residencia.
Antes de empezar a hablar le pidió a su sobrino nieto (menor de edad) que esperara afuera, en un pasillo. Una vez que el adolescente se retiró, ella comenzó su extenso relato. "Si quiere puede grabar todo -dijo señalando el grabador que reposaba a un costado, sobre la mesa-, porque yo vengo con la verdad. Esta niña, Marita Verón, me llama por teléfono, y le digo 'mija' quién te dio mi teléfono y me dice yo quiero hablar con usted, porque yo sé que usted vive en España. Si 'mija' le digo. Tengo intereses, porque mi esposo tiene en Asturias una fábrica de queso artesanal. Ella estaba desesperada, entonces le dije 'mija' te pido por favor vení al hotel, yo la citaba al 'Ovni' y ella me dice: si voy a un hotel alojamiento y mi madre se entera me mata. Entonces le dije mirá 'mija' adónde vives vos y me dice yo vivo en Villa Luján. Le digo mirá 'mamita' yo estoy por ir al cementerio del Oeste, ¿podés arrimarte hasta la calle Paso de los Andes y San Martín?, le pregunté. Voy a estar en un auto Toyota Corolla azul y te voy a esperar en la esquina, me tenía preocupada la forma desesperada con la que me llamaba esta chica", recordó.
-¿Le dijo por qué motivo quería hablar con usted?
-Nada, nada, en esa llamada no me dijo nada. Me lo contó después, pero yo no quiero decirlo aquí, quiero decirlo ante la Justicia. Por eso vengo a pedir que me citen los jueces para decirle a ellos lo que esa nena me dijo aquella vez cuando estábamos juntas.
-¿Cómo se encontró con Marita Verón?
-Nos encontramos en esa esquina. Ella subió al auto y me contó su drama, me entiende... hablé con ella y le dije que lamentablemente no le podía solucionar su problema. Ella vino con un pantaloncito vaquero de zapatillas y una blusita sujetada hasta la cintura. Después de hablar nos despedimos…
-¿Cuánto duró la charla?
-Creo que menos de media hora, dentro del auto. Yo iba sola. Yo le di la seña, ella vino a hablar conmigo. Me explicó lo que le pasaba, que eso no lo voy a decir ahora, lo quiero decir ante la Justicia, me entiende -repitió-. Quiero decirlo ante la Justicia. Esa niña, me acuerdo de ella, pobrecita para mi que ha ido al lugar equivocado -dijo-. Pero quiero contar la verdad: he recorrido todos los mostradores de la Justicia. Mire le digo que cuando pasó esto (la desaparición de Marita Verón), yo fui por cada mostrador de tribunales para decir que la madre (en referencia a Trimarco) es una astuta. Y eso lo tienen que saber todos, porque ella se está aprovechando de la gente (sube el tono de la voz y repite esa palabra varias veces), lo iba diciendo dado lo que me contó la niña. Yo sé que estoy fallándole a la niña, porque yo le prometí que nunca nadie lo sabría.
-Usted sabe que es muy grave lo que está diciendo...
-Sí lo sé muy bien. Por eso mi familia y algunos amigos me decían: no te metás Irma. Me decían esa mujer (por Trimarco) es muy poderosa, pero no puedo seguir así y la gente tiene que saberlo. Con el tiempo, consigo hablar con el abogado de ella (en referencia a Carlos Garmendia), y me dijo que conmigo no quería polemizar.
-¿Por qué no hizo la denuncia antes y lo hace ahora, 10 años después?
-Hace ya tiempo pedí hablar con la jueza Vera, porque a ella le hubiera contado lo que esta niña me dijo, pero no me quiso recibir. Yo no soy delincuente y a los jueces de la Corte Suprema soy capaz de decirle que ella no me quiso recibir.
A la espera
La charla duró más de una hora en una sala de reuniones de la redacción de LA GACETA. A lo largo de la entrevista, Irma Abraham detalló que es hipertensa crónica, que tiene diabetes, y un problema de tiroides. Al final, llamó a su sobrino nieto y se fue caminando despacio. Antes de bajar por el ascensor, se detuvo un instante, giró y dijo: "mire... espero que los jueces me llamen".
Irma Abraham, otrora llamada la "madama tucumana", es propietaria y administradora de tres moteles en Tucumán: "Ovni", "Halley" y "Sideral". La mujer, que ahora tiene 85 años, camina lento, pero habla con voz firme. Tiene el cabello castaño claro, no usa anteojos, y asegura que todos los días se levanta a las 4.30 de la madrugada para leer el diario y después supervisar el lavado de la ropa de cama del hotel ubicado sobre la ruta 301, donde ella tiene su residencia.
Antes de empezar a hablar le pidió a su sobrino nieto (menor de edad) que esperara afuera, en un pasillo. Una vez que el adolescente se retiró, ella comenzó su extenso relato. "Si quiere puede grabar todo -dijo señalando el grabador que reposaba a un costado, sobre la mesa-, porque yo vengo con la verdad. Esta niña, Marita Verón, me llama por teléfono, y le digo 'mija' quién te dio mi teléfono y me dice yo quiero hablar con usted, porque yo sé que usted vive en España. Si 'mija' le digo. Tengo intereses, porque mi esposo tiene en Asturias una fábrica de queso artesanal. Ella estaba desesperada, entonces le dije 'mija' te pido por favor vení al hotel, yo la citaba al 'Ovni' y ella me dice: si voy a un hotel alojamiento y mi madre se entera me mata. Entonces le dije mirá 'mija' adónde vives vos y me dice yo vivo en Villa Luján. Le digo mirá 'mamita' yo estoy por ir al cementerio del Oeste, ¿podés arrimarte hasta la calle Paso de los Andes y San Martín?, le pregunté. Voy a estar en un auto Toyota Corolla azul y te voy a esperar en la esquina, me tenía preocupada la forma desesperada con la que me llamaba esta chica", recordó.
-¿Le dijo por qué motivo quería hablar con usted?
-Nada, nada, en esa llamada no me dijo nada. Me lo contó después, pero yo no quiero decirlo aquí, quiero decirlo ante la Justicia. Por eso vengo a pedir que me citen los jueces para decirle a ellos lo que esa nena me dijo aquella vez cuando estábamos juntas.
-¿Cómo se encontró con Marita Verón?
-Nos encontramos en esa esquina. Ella subió al auto y me contó su drama, me entiende... hablé con ella y le dije que lamentablemente no le podía solucionar su problema. Ella vino con un pantaloncito vaquero de zapatillas y una blusita sujetada hasta la cintura. Después de hablar nos despedimos…
-¿Cuánto duró la charla?
-Creo que menos de media hora, dentro del auto. Yo iba sola. Yo le di la seña, ella vino a hablar conmigo. Me explicó lo que le pasaba, que eso no lo voy a decir ahora, lo quiero decir ante la Justicia, me entiende -repitió-. Quiero decirlo ante la Justicia. Esa niña, me acuerdo de ella, pobrecita para mi que ha ido al lugar equivocado -dijo-. Pero quiero contar la verdad: he recorrido todos los mostradores de la Justicia. Mire le digo que cuando pasó esto (la desaparición de Marita Verón), yo fui por cada mostrador de tribunales para decir que la madre (en referencia a Trimarco) es una astuta. Y eso lo tienen que saber todos, porque ella se está aprovechando de la gente (sube el tono de la voz y repite esa palabra varias veces), lo iba diciendo dado lo que me contó la niña. Yo sé que estoy fallándole a la niña, porque yo le prometí que nunca nadie lo sabría.
-Usted sabe que es muy grave lo que está diciendo...
-Sí lo sé muy bien. Por eso mi familia y algunos amigos me decían: no te metás Irma. Me decían esa mujer (por Trimarco) es muy poderosa, pero no puedo seguir así y la gente tiene que saberlo. Con el tiempo, consigo hablar con el abogado de ella (en referencia a Carlos Garmendia), y me dijo que conmigo no quería polemizar.
-¿Por qué no hizo la denuncia antes y lo hace ahora, 10 años después?
-Hace ya tiempo pedí hablar con la jueza Vera, porque a ella le hubiera contado lo que esta niña me dijo, pero no me quiso recibir. Yo no soy delincuente y a los jueces de la Corte Suprema soy capaz de decirle que ella no me quiso recibir.
A la espera
La charla duró más de una hora en una sala de reuniones de la redacción de LA GACETA. A lo largo de la entrevista, Irma Abraham detalló que es hipertensa crónica, que tiene diabetes, y un problema de tiroides. Al final, llamó a su sobrino nieto y se fue caminando despacio. Antes de bajar por el ascensor, se detuvo un instante, giró y dijo: "mire... espero que los jueces me llamen".
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