13 Abril 2012
La agricultura del Norte Argentino está en crisis por la grave y generalizada sequía
Un relevamiento entre los grupos CREA, a fines de marzo, arrojó como resultado pérdidas promedio del 41% del rendimiento en soja y del 39% en maíz. Pero la situación sigue empeorando; serios quebrantos en las empresas agropecuarias y cosechas nulas. La zona afectada comprende amplias regiones de Tucumán, Salta, Catamarca, Jujuy, Santiago del Estero y Chaco.
El Norte Argentino está sufriendo una grave y generalizada sequía. Hubo lluvias por debajo de lo normal durante toda la campaña de granos gruesos, con muchas áreas donde el déficit hídrico fue particularmente severo. Esta realidad dará lugar a muchos casos de rindes regulares o muy bajos en soja y maíz, con pocos cultivos en situación favorable. La zona afectada comprende amplias regiones de Tucumán, Salta, Catamarca, Jujuy, Santiago del Estero y Chaco. Estas producen unos 6,7 millones de toneladas de soja (13% del total) y 3 millones de t de maíz (11%).
El déficit hídrico fue acompañado por altas temperaturas, por encima del promedio para el verano, durante muchos días, lo que agravó el estrés de los cultivos. El balance hídrico fue negativo en 400-500 milímetros.
El efecto agronómico de estas extremas condiciones climáticas sobre la soja fue, inicialmente, siembra tardía, desarrollo con bajo porte y escasa producción de vainas por planta. En la parte final del cultivo se afectó el peso de 1.000 granos y se acortó el ciclo por secado anticipado. Iniciada la trilla, estos fenómenos dan lugar a una alta producción de grano verde, que en muchos lotes es del 60% de lo cosechado. Por ello, las partidas sufren un descuento de 0,20% del precio por cada punto por encima de la tolerancia de recibo, que se elevó al 20% en algunos casos como bonificación al entregar soja de buena calidad.
Como resultado de estos comportamientos, un relevamiento efectuado en campos CREA de la zona NOA a fines de marzo mostró una caída promedio de 46% en los rindes de soja respecto de lo esperado a la siembra. El sondeo abarcó 150.000 ha, con datos de partidos que aportan el 66% de la producción regional. (Cuadro adjunto).
El efecto de la sequía también fue muy grave en maíz, que sufrió un déficit de 400-600 mm en el acumulado de la campaña. Eso provocará situaciones de cosecha muy baja o nula por el desfase entre la liberación de polen por la flor masculina y su recepción en las espigas. La situación se agrava con ataques de orugas en espiga, con invasión de hongos. También hubo grandes superficies de cultivo perdidas totalmente por no haber podido sembrarse o porque se secaron luego de la emergencia.
Como promedio del maíz en todos los campos CREA de la región NOA se estiman pérdidas de rendimiento del 45%, sobre 44.000 hectáreas relevadas.
A estos magros resultados se suma la regulación de los fletes granarios. Esto daría lugar a la paradójica situación de que un productor del norte salteño, para cumplir con las entregas en Rosario, deberá resignar, del rinde obtenido (45% menor al histórico), un 50% adicional para trasladar su mercadería a destino. Entre las diferencias de precio cobrado respecto del FAS teórico, fletes y reducción del rendimiento, el ingreso neto de la actividad se reducirá un 59%.
La situación agrícola también es grave en Santiago del Estero y en Chaco. En la zona núcleo agrícola -Sachayo, Pozo del Arbolito- se enfrenta el peor comportamiento hídrico de los últimos 15 años. El estudio realizado en los CREA de la región a fines de marzo, sobre unas 180.000 ha, da una merma promedio del 36% en los rindes de la oleaginosa, aunque se observa gran disparidad zonal. En Charata, por ejemplo, muchos lotes de soja tendrán rindes cero y en La Paloma se esperan 500 kg por ha.
Las pérdidas de rinde de maíz alcanzarían el 30% promedio de la región, relevadas 62.000 ha, aunque también se contabilizaron muchos lotes con pérdidas del 50-60% y otros que no se cosecharán. En esta zona, el algodón rendirá 35% menos de lo previsto. En las dos zonas relevadas se registrarán pérdidas del 41% en los rindes de soja y del 39% en maíz.
La primera consecuencia de esta situación es el ajuste de gastos y la desinversión en los campos. En cultivos de bajo rendimiento, por ejemplo, hay productores que cosecharán con viejas máquinas en vez de contratar el servicio a terceros. Los agricultores están preocupados porque no tendrán nuevos ingresos hasta otoño de 2013, porque los cultivos de invierno tampoco se podrán sembrar por la falta de humedad y por problemas comerciales.
El déficit hídrico fue acompañado por altas temperaturas, por encima del promedio para el verano, durante muchos días, lo que agravó el estrés de los cultivos. El balance hídrico fue negativo en 400-500 milímetros.
El efecto agronómico de estas extremas condiciones climáticas sobre la soja fue, inicialmente, siembra tardía, desarrollo con bajo porte y escasa producción de vainas por planta. En la parte final del cultivo se afectó el peso de 1.000 granos y se acortó el ciclo por secado anticipado. Iniciada la trilla, estos fenómenos dan lugar a una alta producción de grano verde, que en muchos lotes es del 60% de lo cosechado. Por ello, las partidas sufren un descuento de 0,20% del precio por cada punto por encima de la tolerancia de recibo, que se elevó al 20% en algunos casos como bonificación al entregar soja de buena calidad.
Como resultado de estos comportamientos, un relevamiento efectuado en campos CREA de la zona NOA a fines de marzo mostró una caída promedio de 46% en los rindes de soja respecto de lo esperado a la siembra. El sondeo abarcó 150.000 ha, con datos de partidos que aportan el 66% de la producción regional. (Cuadro adjunto).
El efecto de la sequía también fue muy grave en maíz, que sufrió un déficit de 400-600 mm en el acumulado de la campaña. Eso provocará situaciones de cosecha muy baja o nula por el desfase entre la liberación de polen por la flor masculina y su recepción en las espigas. La situación se agrava con ataques de orugas en espiga, con invasión de hongos. También hubo grandes superficies de cultivo perdidas totalmente por no haber podido sembrarse o porque se secaron luego de la emergencia.
Como promedio del maíz en todos los campos CREA de la región NOA se estiman pérdidas de rendimiento del 45%, sobre 44.000 hectáreas relevadas.
A estos magros resultados se suma la regulación de los fletes granarios. Esto daría lugar a la paradójica situación de que un productor del norte salteño, para cumplir con las entregas en Rosario, deberá resignar, del rinde obtenido (45% menor al histórico), un 50% adicional para trasladar su mercadería a destino. Entre las diferencias de precio cobrado respecto del FAS teórico, fletes y reducción del rendimiento, el ingreso neto de la actividad se reducirá un 59%.
La situación agrícola también es grave en Santiago del Estero y en Chaco. En la zona núcleo agrícola -Sachayo, Pozo del Arbolito- se enfrenta el peor comportamiento hídrico de los últimos 15 años. El estudio realizado en los CREA de la región a fines de marzo, sobre unas 180.000 ha, da una merma promedio del 36% en los rindes de la oleaginosa, aunque se observa gran disparidad zonal. En Charata, por ejemplo, muchos lotes de soja tendrán rindes cero y en La Paloma se esperan 500 kg por ha.
Las pérdidas de rinde de maíz alcanzarían el 30% promedio de la región, relevadas 62.000 ha, aunque también se contabilizaron muchos lotes con pérdidas del 50-60% y otros que no se cosecharán. En esta zona, el algodón rendirá 35% menos de lo previsto. En las dos zonas relevadas se registrarán pérdidas del 41% en los rindes de soja y del 39% en maíz.
La primera consecuencia de esta situación es el ajuste de gastos y la desinversión en los campos. En cultivos de bajo rendimiento, por ejemplo, hay productores que cosecharán con viejas máquinas en vez de contratar el servicio a terceros. Los agricultores están preocupados porque no tendrán nuevos ingresos hasta otoño de 2013, porque los cultivos de invierno tampoco se podrán sembrar por la falta de humedad y por problemas comerciales.