29 Marzo 2012
BUENOS AIRES.- El cuarto golpe de Estado que sufrió Argentina en el siglo XX, vuelve a ser tema de debate, 50 años después. El 29 de marzo de 1962, las Fuerzas Armadas depusieron al gobierno desarrollista y detuvieron al presidente Arturo Frondizi.
Después de décadas de ser denostado y acusado de "entreguista" (por los acuerdos petroleros que firmó con empresas extranjeras) y "traidor" (por los peronistas, que esperaban autorización para el regreso de su líder), su figura parece recuperarse. Hoy estuvo desde la mañana entre los 10 temas más comentados en Twitter, varios políticos (Mauricio Macri, entre ellos) se "cuelgan" de su nombre y columnistas y politólogos lo reivindican.
"Desde el punto de vista político-institucional, este golpe militar fue un antecedente necesario de las intervenciones de 1966 (que derrocó a Arturo Illia) y 1976 (contra Isabel Perón). Si bien se trata de un ejercicio de historia contrafáctica, es evidente que si Frondizi hubiera terminado su período constitucional hubiese sido mucho más difícil lograr el consenso civil y militar para golpes posteriores", afirma Rosendo Fraga en una columna del diario "La Nación".
Frondizi, que soportó 26 asonadas ("planteos") y seis intentos de golpe de Estado, cada uno de los cuales terminó con la imposición de nuevas condiciones por parte de la cúpula militar, se había negado a renunciar y por ello fue detenido y llevado a la isla Martín García. Más tarde sería confinado en el sur del país.
Había llegado al poder de la mano de la Unión Cívica Radical Intransigente, con el guiño de Juan Domingo Perón, a cambio de levantar la proscripción del peronismo que, tras el golpe de 1955, el exilio de su líder, había dejado al país dividido.
En las elecciones de 1962, el peronismo ganó en 10 de las 14 provincias, incluida Buenos Aires, donde triunfó el dirigente sindical textil Andrés Framini. Las Fuerzas Armadas exigieron a Frondizi que anule las elecciones y éste se negó, aunque intervino las provincias en las que había ganado el peronismo, lo que no detuvo a quienes tramaban el golpe. Diez días más tarde se produjo el golpe de Estado.
El desarrollismo que propugnaba su gobierno, a partir de las recomendaciones de la CEPAL, apuntó al crecimiento de las industrias automotriz, siderúrgica y petroquímica.
Sindicatos y estudiantes se resistieron sin tregua a sus políticas económicas y educativa. Las protestas populares fueron reprimidas y se puso en marcha por primera vez el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado), que daba intervención a la justicia militar para tratar con los manifestantes.
En política exterior mantuvo buenas relaciones con la administración de John F. Kennedy, se opuso a la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos y llegó a recibir a Ernesto "Ché" Guevara (por entonces representante del gobierno cubano) en la residencia presidencial de Olivos.
"La caída contó con un apoyo muy extendido. Un consenso que vuelve más contrastante la ecuménica simpatía que promueve Frondizi en estos tiempos. Las figuras más diversas se declaran sus descendientes. Néstor Kirchner se soñaba heredero de Frondizi, igual que Carlos Menem. Hasta Mauricio Macri, cuya incursión en la política parecía atemporal, acaba de descubrirse su continuador. Y los radicales, que lo denostaron desde la división de 1956, también vuelven a Frondizi. Aunque todavía no agregaron su retrato a la galería de ex presidentes del Comité Nacional...", apunta, también en "La Nación". (Lanación.com-Especial)
Después de décadas de ser denostado y acusado de "entreguista" (por los acuerdos petroleros que firmó con empresas extranjeras) y "traidor" (por los peronistas, que esperaban autorización para el regreso de su líder), su figura parece recuperarse. Hoy estuvo desde la mañana entre los 10 temas más comentados en Twitter, varios políticos (Mauricio Macri, entre ellos) se "cuelgan" de su nombre y columnistas y politólogos lo reivindican.
"Desde el punto de vista político-institucional, este golpe militar fue un antecedente necesario de las intervenciones de 1966 (que derrocó a Arturo Illia) y 1976 (contra Isabel Perón). Si bien se trata de un ejercicio de historia contrafáctica, es evidente que si Frondizi hubiera terminado su período constitucional hubiese sido mucho más difícil lograr el consenso civil y militar para golpes posteriores", afirma Rosendo Fraga en una columna del diario "La Nación".
Frondizi, que soportó 26 asonadas ("planteos") y seis intentos de golpe de Estado, cada uno de los cuales terminó con la imposición de nuevas condiciones por parte de la cúpula militar, se había negado a renunciar y por ello fue detenido y llevado a la isla Martín García. Más tarde sería confinado en el sur del país.
Había llegado al poder de la mano de la Unión Cívica Radical Intransigente, con el guiño de Juan Domingo Perón, a cambio de levantar la proscripción del peronismo que, tras el golpe de 1955, el exilio de su líder, había dejado al país dividido.
En las elecciones de 1962, el peronismo ganó en 10 de las 14 provincias, incluida Buenos Aires, donde triunfó el dirigente sindical textil Andrés Framini. Las Fuerzas Armadas exigieron a Frondizi que anule las elecciones y éste se negó, aunque intervino las provincias en las que había ganado el peronismo, lo que no detuvo a quienes tramaban el golpe. Diez días más tarde se produjo el golpe de Estado.
El desarrollismo que propugnaba su gobierno, a partir de las recomendaciones de la CEPAL, apuntó al crecimiento de las industrias automotriz, siderúrgica y petroquímica.
Sindicatos y estudiantes se resistieron sin tregua a sus políticas económicas y educativa. Las protestas populares fueron reprimidas y se puso en marcha por primera vez el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado), que daba intervención a la justicia militar para tratar con los manifestantes.
En política exterior mantuvo buenas relaciones con la administración de John F. Kennedy, se opuso a la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos y llegó a recibir a Ernesto "Ché" Guevara (por entonces representante del gobierno cubano) en la residencia presidencial de Olivos.
"La caída contó con un apoyo muy extendido. Un consenso que vuelve más contrastante la ecuménica simpatía que promueve Frondizi en estos tiempos. Las figuras más diversas se declaran sus descendientes. Néstor Kirchner se soñaba heredero de Frondizi, igual que Carlos Menem. Hasta Mauricio Macri, cuya incursión en la política parecía atemporal, acaba de descubrirse su continuador. Y los radicales, que lo denostaron desde la división de 1956, también vuelven a Frondizi. Aunque todavía no agregaron su retrato a la galería de ex presidentes del Comité Nacional...", apunta, también en "La Nación". (Lanación.com-Especial)
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