30 Enero 2012
EXTRAÑO FENOMENO. Los anillos alrededor del sol eran relacionados a desastres naturales. FOTO DE MARTIN SOTO / LA GACETA
Durante el mediodía, el cielo tucumano llamó la atención de los transeúntes. Es que un extraño anillo, similar a un arcoíris, rodea completamente al sol.
El fenómeno, conocido como "halo solar" , tiene una explicación científica bastante simple. La causa se atribuye a las nubes de tipo "cirro", que están compuestas por cristales de hielo, y que causan el mismo efecto que la lente de una cámara de fotos cuando apunta directamente al astro.
Esta última es la razón por la que algunos atribuyen el anillo a la caída de granizo. Sin embargo, no está confirmado que esté asociado estríctamente a este otro fenómeno climático.
El tema es comentado actívamente por los internautas tucumanos en las redes sociales, especialmente en Twitter, donde algunos se animaron a difundor fotos tomadas desde la calle. Durante los últimos días de diciembre ocurrió el mismo fenómeno en la provincia.
Antiguamente también se creía que el arcoíris circular anunciaba desastres naturales como sismos e inundaciones. Esto, según los científicos, es una completa falacia. LA GACETA ©
El fenómeno, conocido como "halo solar" , tiene una explicación científica bastante simple. La causa se atribuye a las nubes de tipo "cirro", que están compuestas por cristales de hielo, y que causan el mismo efecto que la lente de una cámara de fotos cuando apunta directamente al astro.
Esta última es la razón por la que algunos atribuyen el anillo a la caída de granizo. Sin embargo, no está confirmado que esté asociado estríctamente a este otro fenómeno climático.
El tema es comentado actívamente por los internautas tucumanos en las redes sociales, especialmente en Twitter, donde algunos se animaron a difundor fotos tomadas desde la calle. Durante los últimos días de diciembre ocurrió el mismo fenómeno en la provincia.
Antiguamente también se creía que el arcoíris circular anunciaba desastres naturales como sismos e inundaciones. Esto, según los científicos, es una completa falacia. LA GACETA ©