15 Enero 2012
Festejos en Túnez por el primer año sin Ben Alí
Una multitud celebró en la principal avenida de la capital el aniversario del derrocamiento del dictador, en paralelo a los actos oficiales. Hubo críticas por los problemas económicos y sociales irresueltos. A la ceremonia del Gobierno fueron invitados cuestionados mandatarios extranjeros. Ejemplo a seguir.
TÚNEZ/PARÍS.- Miles de personas se congregaron ayer en la capital de Túnez para conmemorar el primer año del derrocamiento del autoritario Zine el Abidine Ben Alí, que durante 23 años estuvo al frente del país. El ex dictador, de 75 años, está exiliado en Arabia Saudita, país que rechaza categóricamente su extradición pese al reiterado pedido de la Justicia tunecina, que lo condenó en ausencia a 66 años de cárcel por malversación de fondos públicos, corrupción, posesión ilegal de armas y tráfico de estupefacientes.
En la lujosa avenida Bourguiba, los tunecinos ondeaban banderas y hacían el signo de la victoria. Al grito de "Buen viaje Ben Alí" y "Fuera", celebraron la llamada Revolución de la Dignidad. Una persona se disfrazó con una máscara del ex Presidente, se encadenó y fue acompañado por una marioneta que representaba a Leila Trabelsi, la ex primera dama. "Trabajo, libertad y dignidad", "El trabajo es un derecho", "Tunecinos en pie" y "Vamos a continuar la batalla" fueron otras consignas, y los jóvenes salafistas corearon "¡Túnez islámico!".
Aparte de los festejos, hubo algunos actos de protesta contra el nuevo Gobierno, al que critican bajo el argumento de que la situación social y económica no ha mejorado, y reclamos por el reconocimiento de los 300 muertos durante la represión de las protestas de diciembre de 2010 y enero de 2011, mencionados como "mártires". El Ministerio del Interior, símbolo del depuesto régimen, fue acordonado para evitar el paso de la multitud.
Mucho más sobria fue la ceremonia oficial, celebrada en el cercano Palacio de Congresos. Al inicio del acto, el presidente tunecino, Moncef Marzuki (del partido de centroizquierda Consejo Por la República) aseguró que su país continuará su "marcha a la libertad" y que el 14 de enero de 2011 marcó "el final de un periodo sombrío, autoritario y corrupto".
Esta actividad también ha sido objeto de polémica, por la invitación oficial al jefe de Estado de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, y al emir de Qatar, Hamad bin Jalifa al Thani. Los defensores de los derechos humanos señalan que el argelino gobierna con el mismo autoritarismo con el que Ben Ali dirigía Túnez; y del qatarí se sospecha que apoyó ilegalmente la campaña electoral del movimiento islamista Ennahda, ampliamente vencedor de los primeros comicios libres celebrados en agosto mediante el partido Justicia y Desarrollo, y al frente del Gobierno con Abdelilah Benkiran como primer ministro.
"Los pueblos de la Nación Árabe aspiran a mejores días y estoy seguro de que se van a inspirar de la revolución tunecina que promueve la libertad y la dignidad", dijo Al Thani. Otro visitante fue el presidente del Congreso Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafá Abdel Jalil, quien aseveró que la revuelta tunecina fue "un factor esencial" del levantamiento que acabó con el régimen de Muammar Kadafi meses después.
El secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que, hace un año, el mundo fue inspirado por las demandas de democracia, libertad y dignidad de Túnez. "Su mensaje hizo eco en toda la región, donde otros pueblos, alentados por sus acciones, encontraron el coraje para que sus legítimas aspiraciones fueran escuchadas", afirmó en un comunicado. (DPA-AFP-Reuters)
En la lujosa avenida Bourguiba, los tunecinos ondeaban banderas y hacían el signo de la victoria. Al grito de "Buen viaje Ben Alí" y "Fuera", celebraron la llamada Revolución de la Dignidad. Una persona se disfrazó con una máscara del ex Presidente, se encadenó y fue acompañado por una marioneta que representaba a Leila Trabelsi, la ex primera dama. "Trabajo, libertad y dignidad", "El trabajo es un derecho", "Tunecinos en pie" y "Vamos a continuar la batalla" fueron otras consignas, y los jóvenes salafistas corearon "¡Túnez islámico!".
Aparte de los festejos, hubo algunos actos de protesta contra el nuevo Gobierno, al que critican bajo el argumento de que la situación social y económica no ha mejorado, y reclamos por el reconocimiento de los 300 muertos durante la represión de las protestas de diciembre de 2010 y enero de 2011, mencionados como "mártires". El Ministerio del Interior, símbolo del depuesto régimen, fue acordonado para evitar el paso de la multitud.
Mucho más sobria fue la ceremonia oficial, celebrada en el cercano Palacio de Congresos. Al inicio del acto, el presidente tunecino, Moncef Marzuki (del partido de centroizquierda Consejo Por la República) aseguró que su país continuará su "marcha a la libertad" y que el 14 de enero de 2011 marcó "el final de un periodo sombrío, autoritario y corrupto".
Esta actividad también ha sido objeto de polémica, por la invitación oficial al jefe de Estado de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, y al emir de Qatar, Hamad bin Jalifa al Thani. Los defensores de los derechos humanos señalan que el argelino gobierna con el mismo autoritarismo con el que Ben Ali dirigía Túnez; y del qatarí se sospecha que apoyó ilegalmente la campaña electoral del movimiento islamista Ennahda, ampliamente vencedor de los primeros comicios libres celebrados en agosto mediante el partido Justicia y Desarrollo, y al frente del Gobierno con Abdelilah Benkiran como primer ministro.
"Los pueblos de la Nación Árabe aspiran a mejores días y estoy seguro de que se van a inspirar de la revolución tunecina que promueve la libertad y la dignidad", dijo Al Thani. Otro visitante fue el presidente del Congreso Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafá Abdel Jalil, quien aseveró que la revuelta tunecina fue "un factor esencial" del levantamiento que acabó con el régimen de Muammar Kadafi meses después.
El secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que, hace un año, el mundo fue inspirado por las demandas de democracia, libertad y dignidad de Túnez. "Su mensaje hizo eco en toda la región, donde otros pueblos, alentados por sus acciones, encontraron el coraje para que sus legítimas aspiraciones fueran escuchadas", afirmó en un comunicado. (DPA-AFP-Reuters)