¿Qué sueñan aquellos a los que les robaron los sueños?

¿Qué sueñan aquellos a los que les robaron los sueños?

Los testimonios de una vida que está atravesada por el psicoanálisis.

LO QUE SOBREVIENE. Pontalis toma como punto de partida sus Cuadernos privados, en los cuales anoto de vez en cuando tal o cual acontecimiento del día o de uno de esos acontecimientos de la noche que son los sueños. LO QUE SOBREVIENE. Pontalis toma como punto de partida sus Cuadernos privados, "en los cuales anoto de vez en cuando tal o cual acontecimiento del día o de uno de esos acontecimientos de la noche que son los sueños".
04 Diciembre 2011
MEMORIA
AL MARGEN DE LAS NOCHES
JEAN-BERTRAND PONTALIS
(Paidós - Buenos Aires)


Un clima de confianza, generador de intimidad, es lo que este, quizás último, libro del psicoanalista, filósofo y escritor francés Jean-Bertrand Pontalis produce en su lectura.

Es el Pontalis que fue para toda una generación de analistas, y todavía lo sigue siendo, el del Diccionario de Psicoanálisis, el Laplanche y Pontalis al que se acudía y acude para aclarar o definir un concepto. El Pontalis que representó para muchos de los que peinamos canas la puerta de entrada al pensamiento de Lacan, ya que en abril de 1970 la editorial Nueva Visión publica el excelente resumen de las lecciones de Lacan.

En este libro, Pontalis toma como punto de partida sus Cuadernos privados, "en los cuales anoto de vez en cuando tal o cual acontecimiento del día o de uno de esos acontecimientos de la noche que son los sueños". Y aclara que "acontecimientos es lo que sucede, lo que sobreviene, lo que nos sorprende o nos encanta, lo imprevisto". Es lo que asombra tal como una de las definiciones de Lacan del inconciente.

En un intimista estilo hace público sus privados sueños, desde aquellos que lo llevaron a ocupar su lugar como analista, para poder ocupar un lugar es preciso soñarlo enseña el psicoanálisis desde sus freudianos orígenes, y respetuosamente algo dice de aquellos sueños de sus pacientes que lo conmovieron.

Nos cuenta a nosotros, sus lectores, y a su querida nieta Alicia, en esto que él llama "autografía", una analítica forma de expresar que al escribir el escritor se escribe, de algunos acontecimientos que marcaron su época, de sus amores, de las relaciones con quienes se considera deudor pero no discípulo, nunca quiso reconocer a alguien como su maestro, así como él tampoco quiso serlo, solo a sus pacientes les otorga el lugar de maestros.

Nos deja entrever sus encontrados afectos por quien fue su analista, Lacan, y de lo que encontró en Sartre y especialmente en Merlau Ponty.

Pesadillas

¿Que sueñan aquellos a los que robaron todo sueño?, podría sintetizar los fragmentos centrales del libro. Comienza con París en tinieblas, donde pone en dramático contrapunto el diario escrito en 1944 por un refinado coronel nazi, el escritor Junger, quien cuenta del placer de extenderse a tomar sol en un bosquecillo parisino; y el diario, de la misma época, de la jovencita Helene Berr, que "amaba la vida con todas sus fuerzas" y a quien le espera las tinieblas del campo de exterminio. Sigue con Cuando la noche deja de ser romántica para ser criminal, que lejos de abrir la puerta de los sueños los cierra para siempre, cuenta de ese siglo de Noche y Niebla, de los NN, de los que aquí llamamos desaparecidos.

En ¿Con que podrían soñar? da a conocer los sueños anónimos recogidos por una periodista Ch. Berardt entre 1933 y 1939, y los que escuchó J. Cayrol en el campo de concentración. En la primera década del 30, los nazis toman el poder y el terror comienza a extenderse, nadie está seguro. "Lo que atestiguan sus sueños es una amenaza difusa". Múltiples sueños que terminan siendo uno solo. Lo más privado, lo más íntimo está invadido, el perseguidor desaloja al deseo y se apodera del sujeto, solo permite soñar con él. Y los sueños de los deportados son aún peor, se esperaría voces desesperadas, espantosas pesadillas, pero "No encontraras nada semejante". Es aún algo más desgarrador.

Los prisioneros de los campos de exterminio depositaban en sus sueños toda la potencia del amor, de la libertad, de un tiempo "fuera del tiempo". Encontraban vida aún el despojo en que habían transformado la suya.

Transmitir

Poner en orden los privados papeles y ofrecerlos a la lectura es la forma de preservarlos del olvido. No me olvides es uno de los sueños en que demanda de amor el autor reconoce, lo que todos buscamos y especialmente cuando el margen de la noche, el de la sin sueños, se ve muy cerca.

Un sentido y valiente testimonio nos ofrece Pontalis de una vida atravesada por el psicoanálisis, quizás un valioso ejemplo de eso que Lacan llamó el pase, el poder transmitir, pasar, lo que en un análisis, lo que en una vida, se vivió.
© LA GACETA

JOSÉ AZAR

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