20 Noviembre 2011
La pérdida de la capacidad competitiva, la falta de conocimiento para gestionar, el rol de la familia y determinados déficits en los sistemas de gobierno, como la inexistencia de profesionalidad en el directorio, son algunas de las causas de la desaparición de las empresas familiares. Ernesto Niethardt, a cargo del Programa de Gestión de Empresas Familiares de la Escuela de Negocios de la UCA, sostuvo que a medida que pasa el tiempo la generación de integrantes crece, así como los intereses de cada uno y la disconformidad van generando mayor nivel de complejidad en su funcionamiento. "Cuanto mayor sea la complejidad de una empresa, mayor será la estructura que tendrá para poner orden", indicó. Para ello, aconsejó, en primer lugar, bajar el nivel de riesgo estructural "viendo y analizando qué tan estable está la relación entre los integrantes". Sugirió institucionalizar las relaciones, otorgando al directorio capacidad de gobierno de la empresa y delegar facultades en él. Niethardt aconsejó incorporar pautas y condiciones para el ingreso de las familias, reconocer los derechos de los accionistas, rendir cuentas e informar. Recomendó "tratar de resolver conflictos aceptando las diferencias entre las familias e incorporar procesos para la resolución de los mismos". Entre las líneas de gestión se agrega la preparación para la continuidad de la empresa, indicó el experto. Dijo que es necesario impulsar la capacidad creativa. "El senior debe delegar en las nuevas generaciones y planificar la sucesión para que la empresa no desaparezca", remarcó. Sostuvo que las empresas familiares necesitan sistemas de gobiernos corporativos que atiendan simultáneamente a la buena marcha del negocio y a la armonía familiar. Esto implica- indicó- dotarse de procesos de supervisión y toma de decisiones transparentes y justos e incorporar asesores externos.
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