Preocupa el avance del consumo de droga

Preocupa el avance del consumo de droga

31 Octubre 2011
Mirar para otro lado, tirar la tierra bajo la alfombra, hacerse el distraído, patear la pelota para adelante, sacarse el chivo del lazo, son expresiones populares que describen la falta de compromiso o de responsabilidad frente a los problemas, ponen en evidencia una conducta evasiva. Uno de los principales males de nuestro tiempo es la droga. En la última década, ha experimentado un ascenso vertiginoso y ha comenzado a atacar con mayor virulencia a los jóvenes y adolescentes hasta involucrar también a los niños. Con cierta regularidad se dan a conocer estudios, investigaciones y estadísticas que reflejan con crudeza la realidad.

El estudio efectuado en el Juzgado Federal Nº 2 señala que el 72% de las intervenciones policiales tiene por protagonistas a personas sin recursos o con ingresos inferiores a $1.000. De acuerdo con el trabajo, el 90% de los imputados no tiene empleo fijo o no posee trabajo. La marihuana es la droga que más se vende; aparece en casi el 90% de los operativos en los barrios pobres y en el interior. Hasta los 32 años, la mayoría de los detenidos (86%) fuma esta sustancia, la sigue la cocaína (54%) y muy atrás, el "paco", la sustancia de los más pobres.

En agosto pasado, la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) divulgó un trabajo realizado en 21.252 pacientes con problemas de uso y abuso de sustancias psicoactivas. En Tucumán, se analizaron 1.150 casos (el 90% del total relevado en la región NOA). Los tucumanos mostraron el mayor consumo de varias sustancias en forma simultánea. El 82,4% de los adictos reconoció que fue o es policonsumidor de estupefacientes; el 62% usó hasta seis sustancias. El estudio revela que en materia de psicofármacos, Tucumán duplica las cifras nacionales: un 67,4% de los pacientes consume o consumió pastillas. La utilización de solventes es altísima en el NOA; el 50% de los que están en tratamiento reconoce que los usó. El 78,5% fumó marihuana y el 82,5% consumió cocaína. La pasta base o el "paco" también aparece entre las sustancias que más se usan. Tucumán, además, presenta los más altos porcentajes de ingesta problemática de alcohol.

Según un integrante del Comité Científico de Control de Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Criminalidad Compleja, se decomisa sólo el 10% de lo que se consume. "Este modelo no funciona; cada vez tenemos peores enemigos. Es muy difícil llegar a los más grandes narcos. Tienen demasiado poder para estar presos. Cuando caen es porque sencillamente entran en conflicto con el poder. Estamos perdiendo el tiempo; por centrarnos en la tarea de reprimir descuidamos el aspecto social, que es fundamental para reducir el consumo", sostuvo.

Esta realidad no es desconocida. No se entiende que no se haya diseñado todos estos años una política de Estado para combatir este flagelo que avanza vertiginosamente enfermando y destruyendo a nuestros jóvenes y niños. No se comprende por qué no se ha convocado a las universidades, expertos en educación, salud, seguridad, desarrollo social, deportes, ONGs y entidades civiles para combatir esta calamidad en forma coordinada, en especial en las franjas sociales más afectadas. Si no se enfrenta el problema con la seriedad necesaria y se encaran acciones concretas, el Estado seguirá favoreciendo el avance de este flagelo e incumpliendo sus obligaciones constitucionales.

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