21 Octubre 2011
DEVASTADOS. Los padres de Yue Yue están desconsolados. FOTO TOMADA DE TNP.SG
PEKIN, China.- Finalmente, los pronósticos se cumplieron. La esperanza de los padres y aquellos que vieron un hilo de esperanza en la recuperación de la pequeña que fue atropellada dos veces y luego ignorada por 18 "personas", recibieron la peor noticia de todas: "Yue Yue ha muerto".
Fue en horas de la medianoche china. La nena de sólo dos años no pudo resistir más el dolor de las heridas y se desvaneció definitivamente. Durante la semana había presentado mejoras, pero debió ser intervenida de urgencia en más de una ocasión al sufrir severas descompensaciones.
El caso de Yue Yue estremeció al mundo. Todo ocurrió el pasado jueves 13, cuando la niña salió a la calle en búsqueda de su hermano mayor. Una furgoneta que pasaba por el lugar, cuyo conductor -según su propio relato- iba hablando por celular con su ex novia, la arrolló primero con las ruedas delanteras y luego con las traseras, cuando emprendió el escape. Minutos después, y tras la apatía de parte de 18 transeúntes que vieron el cuerpo de la niña, agonizante y recostado en el pavimento, un camión volvió a aplastarla.
Chen Xianmei, una mujer de 58 años que trabaja levantando basura, fue la única que detuvo su marcha para socorrer a Yue Yue. Recibió el repudio generalizado de la sociedad, que la acusó de querer llamar la atención en los medios. A pesar de todo, fue reconocida por la madre y familiares de la pequeña.
En cuanto a los conductores que la atropellaron, ambos se encuentran detenidos y a la espera de un castigo. Trascendió que el conductor de la furgoneta, que puede verse en el impactante video del accidente, dio a entender a la prensa de su país que hubiera preferido la muerte de la pequeña.
"Si está muerta, podría pagar solo 20.000 yuanes (alrededor de 3.125 dólares), pero si está herida, me puede costar cientos de miles de yuanes", declaró el sujeto antes de entregarse a la policía, según el diario "China Daily".
El miedo de los chinos por ayudar
Parece increíble pero, al parecer, la apatía de los transeúntes chinos tendría fundamentos. Los buenos samaritanos no gozan de la mejor fama, como cualquiera podría pensar. Por el contrario, muchas veces son convertidos en villanos.
Existen varios casos que podrían llegar a explicar, mas no consolar, la indiferencia que la sociedad tuvo con la pequeña Yue Yue, declarada muerta cerebralmente por los médicos del país oriental.
Hace algún tiempo, un hombre de 83 años se desplomó en una céntrica calle de Fuzhou. Permaneció durante media hora recostado en el frío pavimento, sin recibir ayuda alguna de las personas que pasaban por la zona, no por que no quisieran hacerlo, sino por las consecuencias que traería hacerlo. "No lo toques, después te será difícil aclarar lo que pasó", dijo una de las dos mujeres a la otra cuando trataron de socorrerlo, según publica el periódico estatal "China Daily". Finalmente, usaron sus celulares para llamar a la Policía y una ambulancia que, cuando llegó al lugar, no pudo reanimar al hombre.
Este es uno de los tantos casos de indiferencia que ocurren a diario en China, y todos, se remiten a uno en particular. El temor chino a ayudar no es infundado. En el 2006, un hombre que ayudó a trasladar a una anciana hasta un hospital fue llevado a juicio por la familia de la señora y obligado pagar gran parte de su factura médica. A partir de este caso, el número de peatones que ayudan a personas heridas en accidentes disminuyó considerablemente.
Fue en horas de la medianoche china. La nena de sólo dos años no pudo resistir más el dolor de las heridas y se desvaneció definitivamente. Durante la semana había presentado mejoras, pero debió ser intervenida de urgencia en más de una ocasión al sufrir severas descompensaciones.
El caso de Yue Yue estremeció al mundo. Todo ocurrió el pasado jueves 13, cuando la niña salió a la calle en búsqueda de su hermano mayor. Una furgoneta que pasaba por el lugar, cuyo conductor -según su propio relato- iba hablando por celular con su ex novia, la arrolló primero con las ruedas delanteras y luego con las traseras, cuando emprendió el escape. Minutos después, y tras la apatía de parte de 18 transeúntes que vieron el cuerpo de la niña, agonizante y recostado en el pavimento, un camión volvió a aplastarla.
Chen Xianmei, una mujer de 58 años que trabaja levantando basura, fue la única que detuvo su marcha para socorrer a Yue Yue. Recibió el repudio generalizado de la sociedad, que la acusó de querer llamar la atención en los medios. A pesar de todo, fue reconocida por la madre y familiares de la pequeña.
En cuanto a los conductores que la atropellaron, ambos se encuentran detenidos y a la espera de un castigo. Trascendió que el conductor de la furgoneta, que puede verse en el impactante video del accidente, dio a entender a la prensa de su país que hubiera preferido la muerte de la pequeña.
"Si está muerta, podría pagar solo 20.000 yuanes (alrededor de 3.125 dólares), pero si está herida, me puede costar cientos de miles de yuanes", declaró el sujeto antes de entregarse a la policía, según el diario "China Daily".
El miedo de los chinos por ayudar
Parece increíble pero, al parecer, la apatía de los transeúntes chinos tendría fundamentos. Los buenos samaritanos no gozan de la mejor fama, como cualquiera podría pensar. Por el contrario, muchas veces son convertidos en villanos.
Existen varios casos que podrían llegar a explicar, mas no consolar, la indiferencia que la sociedad tuvo con la pequeña Yue Yue, declarada muerta cerebralmente por los médicos del país oriental.
Hace algún tiempo, un hombre de 83 años se desplomó en una céntrica calle de Fuzhou. Permaneció durante media hora recostado en el frío pavimento, sin recibir ayuda alguna de las personas que pasaban por la zona, no por que no quisieran hacerlo, sino por las consecuencias que traería hacerlo. "No lo toques, después te será difícil aclarar lo que pasó", dijo una de las dos mujeres a la otra cuando trataron de socorrerlo, según publica el periódico estatal "China Daily". Finalmente, usaron sus celulares para llamar a la Policía y una ambulancia que, cuando llegó al lugar, no pudo reanimar al hombre.
Este es uno de los tantos casos de indiferencia que ocurren a diario en China, y todos, se remiten a uno en particular. El temor chino a ayudar no es infundado. En el 2006, un hombre que ayudó a trasladar a una anciana hasta un hospital fue llevado a juicio por la familia de la señora y obligado pagar gran parte de su factura médica. A partir de este caso, el número de peatones que ayudan a personas heridas en accidentes disminuyó considerablemente.