Nobel: mujeres que luchan por la paz

Nobel: mujeres que luchan por la paz

El comité reconoció la incidencia femenina, mediante la no violencia, en los procesos de pacificación

LEYMAH GBOWEE LEYMAH GBOWEE
08 Octubre 2011
Las tres son líderes indiscutidas. Las tres lucharon y siguen luchando por la paz, por los derechos de la mujer, por la democracia. Las tres son madres. Las tres ganaron el Premio Nobel de la Paz 2011 y pasaron a integrar el reducido grupo de 15 mujeres que recibieron el emblemático galardón.

La presidenta de Liberia (África), Ellen Johnson Sirleaf, su compatriota, la militante pacifista Leymah Gbowee, y una yemení, la periodista y activista de la "Primavera Árabe" Tawakkul Karman compartirán el premio de casi 1,5 millón de dólares que se entregará en Oslo el próximo 10 de diciembre. Karman es la primera mujer árabe que recibe el Nobel de la Paz.

"Fueron recompensadas por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz", declaró el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland. "No podemos alcanzar la democracia y la paz duradera en el mundo si las mujeres no obtienen las mismas oportunidades que los hombres para influir en los acontecimientos en todos los niveles de la sociedad", agregó.

"Este premio es un tributo a todas la mujeres en el mundo y a su papel en los procesos de paz y reconciliación", afirmó por su parte el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg.

Primera mujer elegida democráticamente presidenta de un país africano, en 2005, Johnson Sirleaf trabajó para la reconstrucción de un país devastado por 14 años de guerras civiles. "Desde su investidura contribuyó a garantizar la paz en Liberia, a promover el desarrollo económico y social, y a reforzar el lugar de las mujeres", puntualizó Jagland.

El acceso de Sirleaf al poder fue facilitado por la labor de Gbowee, "guerrera de la paz", fundadora del movimiento pacífico que mediante una huelga sexual contribuyó a terminar con la segunda guerra civil en 2003, señaló el comité Nobel. Lanzada en 2002 bajo el lema "Sin paz no hay sexo", la original iniciativa llevó a las mujeres de todas las confesiones religiosas a negarse a los hombres hasta tanto continuaran los combates. Esto obligó a Charles Taylor, ex jefe de guerra convertido en presidente, a asociarlas a las negociaciones de paz.

Papel central

"Bajo condiciones extremadamente difíciles, Karman ocupó un papel central tanto antes como durante la ?Primavera Árabe? en la lucha por los derechos de la mujer", explicó el Comité Nobel, en referencia a la ola de revoluciones prodemocráticas de este año en países árabes. Yemen es un país musulmán extremadamente conservador, pero la revuelta popular en la empobrecida nación del sur de la península arábiga tuvo como rasgo saliente un papel protagónico de las mujeres, que participaron en protestas en gran número. No lograron, sin embargo, derrocar al autocrático presidente Ali Abdullah Saleh, y por eso las revueltas continúan.

Ejemplos de fortaleza

"Si tus sueños no te dan miedo, entonces no son suficientemente grandes", dijo alguna vez Johnson-Sirleaf, madre de cuatro hijos. Gbowee (tres hijos), a su vez, soñó que encabezaba una reunión en una iglesia y que comenzaría a pelear por la paz en su país. Se despertó y lo hizo. Las mujeres a las que ella organizó iban a las protestas vestidas de blanco, como símbolo de la paz. "Llegará el día en el que los que violaron los derechos humanos tengan que pagar por lo que le han hecho a Yemen", dijo en una ocasión Karman (seis hijos) frente al diario "Yemen Times". La nueva Nobel de la Paz, que fundó una asociación de periodistas en 2005, se quitó hace años el velo facial negro habitual en Yemen y muestra siempre su rostro enmarcado por un manto de colores. (AFP-NA-DPA-Especial)

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