01 Octubre 2011
Una ayudita para las neuronas
Un escritor que sufre un bloqueo creativo entra accidentalmente en contacto con un medicamento que le permite mejorar superlativamente su rendimiento intelectual. Su vida sufre un vuelco, porque sus nuevas habilidades le permiten convertirse en un mago de las finanzas. Pero las milagrosas píldoras se acaban.
Neil Burger abre su relato en un punto muy alto: el protagonista está a punto de suicidarse y, al parecer, ha decidido tomar esta determinación antes de caer en manos de unos asesinos a sueldo. En ese trance, Eddie Morra repasa los últimos meses de su vida, en los que ha vivido experiencias singulares. Gracias a este racconto, el espectador se entera de que este escritor al borde del desastre personal y profesional logró resurgir gracias a unas maravillosas píldoras que le proporcionó su ex cuñado, y que le permitieron desarrollar de manera extraordinaria las potencialidades de su cerebro. El problema es que la reserva de las milagrosas pastillas no es infinita y que, poco a poco, protagonista y público van cayendo en la cuenta de que los efectos secundarios pueden ser letales. Mientras tanto, el nuevo talento de Eddie ha trascendido el mundo de la literatura y se ha trasladado al plano de los negocios multimillonarios, gracias a los cuales ha logrado una envidiable fortuna. Todo esto ha llamado la atención de un poderoso magnate, quien quiere contar con sus servicios para intentar la fusión comercial más grande de la historia. Y ahí es donde los problemas del escritor se magnifican casi en la misma proporción en que se ha incrementado su capacidad intelectual.
Burger maneja los elementos de este interesante planteo con buenos recursos cinematográficos; arma un relato afirmado en la tensión y la intriga, para lo cual se apoya en el buen trabajo de Bradley Cooper (foto, protagonista casi excluyente) y en los sólidos aportes de De Niro (el magnate que pretende aprovechar la capacidad sorprendente del escritor) y de Abbie Cornish (la novia sucesivamente harta y nuevamente interesada en Eddie). Pero quizá soslaya aspectos interesantes que abre el planteo, para entregar un enfoque casi superficial. Con todo (y no es poca cosa), logra un producto ameno y atractivo, en el que el entretenimiento está garantizado en las casi dos horas de proyección.
Burger maneja los elementos de este interesante planteo con buenos recursos cinematográficos; arma un relato afirmado en la tensión y la intriga, para lo cual se apoya en el buen trabajo de Bradley Cooper (foto, protagonista casi excluyente) y en los sólidos aportes de De Niro (el magnate que pretende aprovechar la capacidad sorprendente del escritor) y de Abbie Cornish (la novia sucesivamente harta y nuevamente interesada en Eddie). Pero quizá soslaya aspectos interesantes que abre el planteo, para entregar un enfoque casi superficial. Con todo (y no es poca cosa), logra un producto ameno y atractivo, en el que el entretenimiento está garantizado en las casi dos horas de proyección.