21 Agosto 2011
Una tarea indelegable
Una promotora de la lectura, una profesora, una editora, un librero y una autora de textos infantiles plantean diversos caminos para fortalecer una relación compleja en tiempos marcados por los avances tecnológicos. Un escritor adolescente cuenta cómo se enamoró de la literatura. Y el periodista Andrés Oppenheimer nos advierte que la educación es la clave para la prosperidad de cualquier país.
UNA DECISIÓN FAMILIAR. Ricardo Walter Ponce y su hijo, Lautaro Ponce González, deciden juntos qué libro compartirán, en una lectura que se transmitirá generacionalmente.
Por Patricia Mejalelaty
Para LA GACETA - Buenos Aires
Es indudable que la formación de lectores es el gran tema de la educación. Una sociedad lectora implica individuos capaces de desenvolverse en un mundo en constante transformación y con posibilidades de leer de manera crítica la realidad.
Promover la lectura en los niños es una tarea maravillosa e indelegable. Tradicionalmente, se la concebía como responsabilidad exclusiva de la escuela. Hoy sabemos que es compartida por la familia y todos los adultos que rodeamos la vida de los niños.
Son varias las condiciones necesarias para que un niño pueda avanzar como lector, considerando que esta formación se inicia al nacer y se prolonga durante toda la vida. El contacto con los libros, desde los primeros meses, es un aspecto esencial. Hoy el mercado editorial ofrece una amplia gama de libros para bebés y niños pequeños, ricos en texto, en textura y en imágenes, lo cual favorece este primer acercamiento con la palabra escrita.
A medida que los niños crecen, la oferta continúa ampliándose. Existe una enorme variedad de libros para niños y jóvenes, tanto de autores argentinos como extranjeros, capaces de deleitar hasta a los más reticentes lectores. Con María Elena Walsh quedó inaugurada una forma de escribir para niños que tiene como premisa central el encuentro estético entre los niños y los textos, el placer de las formas del lenguaje y la potencia imaginativa de la ficción. La literatura infantil argentina ofrece maravillosas posibilidades, en todos los géneros literarios, una verdadera invitación a explorar y conocer nuestro importante acervo cultural.
De todas formas, es importante tener en cuenta que si bien tener una biblioteca en casa, conformada por una amplia variedad de textos de buena calidad es un paso esencial para la formación de lectores, esto no es suficiente.
El acceso a muchos textos no garantiza por sí el despertar del interés de los niños por la lectura. Está comprobado que los niños que ven a sus padres interesados en leer y escribir y que disponen de bibliotecas en las casas, tienen más posibilidades de adquirir el hábito por la lectura y el amor por los libros. Por ello, es esencial la intervención de un adulto que oficie de mediador entre los niños y los libros.
Desde los primeros meses de vida, cantarles, leerles, arrullarlos y hablarles es una maravillosa manera de vincular a los bebés de manera afectiva con el mundo de las palabras. Cuando los niños van creciendo, leerles en voz alta todos los días y ofrecerles espacios para que encuentren un tiempo para dedicar a la lectura autónoma son aspectos clave para apoyarlos a crecer como lectores.
Es en este encuentro afectivo entre los niños, los adultos y los libros en el cual se va tejiendo el entramado que va conformando al lector. Por ello, desde Fundación Leer, invitamos a todos los adultos que rodean la vida de los niños a unirnos en pos de esta construcción, individual y colectiva a la vez. Cada adulto desde su hogar. Cada maestro desde su aula. Entre todos, sentemos las bases para formar a nuestros niños como lectores autónomos, enamorados de la lectura.
© LA GACETA
Patricia Mejalelaty - Directora ejecutiva de la Fundación
Leer. En su maratón de lectura participan más de 3
millones de chicos de todo el país.
Para LA GACETA - Buenos Aires
Es indudable que la formación de lectores es el gran tema de la educación. Una sociedad lectora implica individuos capaces de desenvolverse en un mundo en constante transformación y con posibilidades de leer de manera crítica la realidad.
Promover la lectura en los niños es una tarea maravillosa e indelegable. Tradicionalmente, se la concebía como responsabilidad exclusiva de la escuela. Hoy sabemos que es compartida por la familia y todos los adultos que rodeamos la vida de los niños.
Son varias las condiciones necesarias para que un niño pueda avanzar como lector, considerando que esta formación se inicia al nacer y se prolonga durante toda la vida. El contacto con los libros, desde los primeros meses, es un aspecto esencial. Hoy el mercado editorial ofrece una amplia gama de libros para bebés y niños pequeños, ricos en texto, en textura y en imágenes, lo cual favorece este primer acercamiento con la palabra escrita.
A medida que los niños crecen, la oferta continúa ampliándose. Existe una enorme variedad de libros para niños y jóvenes, tanto de autores argentinos como extranjeros, capaces de deleitar hasta a los más reticentes lectores. Con María Elena Walsh quedó inaugurada una forma de escribir para niños que tiene como premisa central el encuentro estético entre los niños y los textos, el placer de las formas del lenguaje y la potencia imaginativa de la ficción. La literatura infantil argentina ofrece maravillosas posibilidades, en todos los géneros literarios, una verdadera invitación a explorar y conocer nuestro importante acervo cultural.
De todas formas, es importante tener en cuenta que si bien tener una biblioteca en casa, conformada por una amplia variedad de textos de buena calidad es un paso esencial para la formación de lectores, esto no es suficiente.
El acceso a muchos textos no garantiza por sí el despertar del interés de los niños por la lectura. Está comprobado que los niños que ven a sus padres interesados en leer y escribir y que disponen de bibliotecas en las casas, tienen más posibilidades de adquirir el hábito por la lectura y el amor por los libros. Por ello, es esencial la intervención de un adulto que oficie de mediador entre los niños y los libros.
Desde los primeros meses de vida, cantarles, leerles, arrullarlos y hablarles es una maravillosa manera de vincular a los bebés de manera afectiva con el mundo de las palabras. Cuando los niños van creciendo, leerles en voz alta todos los días y ofrecerles espacios para que encuentren un tiempo para dedicar a la lectura autónoma son aspectos clave para apoyarlos a crecer como lectores.
Es en este encuentro afectivo entre los niños, los adultos y los libros en el cual se va tejiendo el entramado que va conformando al lector. Por ello, desde Fundación Leer, invitamos a todos los adultos que rodean la vida de los niños a unirnos en pos de esta construcción, individual y colectiva a la vez. Cada adulto desde su hogar. Cada maestro desde su aula. Entre todos, sentemos las bases para formar a nuestros niños como lectores autónomos, enamorados de la lectura.
© LA GACETA
Patricia Mejalelaty - Directora ejecutiva de la Fundación
Leer. En su maratón de lectura participan más de 3
millones de chicos de todo el país.