11 Agosto 2011
La violencia desatada en varias ciudades del Reino Unido no refleja meros hechos de criminalidad; por lo contrario, es un emergente de problemáticas presentes en la sociedad británica. En ese sentido, estos hechos deben ser entendidos como una expresión de bronca a través de una protesta violenta que incluye actos delictivos.
Elaborar un análisis definitivo de cuál es su contenido y de sus causas todavía es apresurado. Sin embargo, tres componentes parecerían indicar que la misma es una reacción "espontánea" de un sector de la sociedad, provocada por un status quo que cierra puertas y excluye a ciertos sectores sociales.
El primer componente es socioeconómico y pone sobre la mesa los efectos corrosivos de la desigualdad económica y social en una sociedad de consumo. Las personas que actualmente protagonizan la protesta son habitantes de barrios con altos índices de desempleo. Su reacción se ha centrado en atacar comercios en rubros que, en el imaginario social, indican altos índices de rentabilidad. La violencia pareciera expresar la sensación de insatisfacción de los que se perciben condenados al no progreso frente a la acumulación de riqueza de unos cuantos. Asimismo, la protesta se canaliza también a través del saqueo de productos "icono" del consumismo actual como digitales y vestimenta, sugiriendo que la insatisfacción se encuentra relacionada a la vivencia diaria de estar excluido del consumo de determinados bienes impuestos por el mercado. Por último, la protesta es ampliamente protagonizada por jóvenes que se encuentran fuera del mercado laboral y que se perciben como "sin oportunidades". En este caso, la sensación de "no tener futuro" pareciera ser otro factor que dispara la protesta.
Problemas irresueltos
El segundo componente es el de la discriminación racial, y dispara el debate sobre las tensiones raciales irresueltas en el Reino Unido. La mayoría de los jóvenes de clase baja involucrados tienen un origen "no blanco", y destacaron en las redes sociales el trato desigualitario y discriminatorio que regularmente reciben por parte del Estado, especialmente de las fuerzas policiales. De hecho, los incidentes se iniciaron tras el asesinato de una persona de color en un confuso episodio policial. En este caso, pareciera que las protestas también tienen un origen en la percepción que tienen muchos jóvenes de que el hecho de ser "no blancos" agrava su situación de exclusión.
El tercer elemento es el carácter "espontáneo" de la reacción violenta, en el sentido de que ella no ha sido organizada ni tampoco está siendo manipulada por ningún grupo o movimiento previamente articulado. Los jóvenes se agrupan en diferentes puntos de la ciudad a través de las redes sociales y mensajes electrónicos en cuestión de minutos y se mueven inorgánicamente guiados por liderazgos circunstanciales. Este carácter de la reacción sugiere también la intensidad del sentimiento de bronca canalizado a través de la violencia y, por otro lado, la falta de un objetivo común de la protesta. (Especial para LA GACETA)
Elaborar un análisis definitivo de cuál es su contenido y de sus causas todavía es apresurado. Sin embargo, tres componentes parecerían indicar que la misma es una reacción "espontánea" de un sector de la sociedad, provocada por un status quo que cierra puertas y excluye a ciertos sectores sociales.
El primer componente es socioeconómico y pone sobre la mesa los efectos corrosivos de la desigualdad económica y social en una sociedad de consumo. Las personas que actualmente protagonizan la protesta son habitantes de barrios con altos índices de desempleo. Su reacción se ha centrado en atacar comercios en rubros que, en el imaginario social, indican altos índices de rentabilidad. La violencia pareciera expresar la sensación de insatisfacción de los que se perciben condenados al no progreso frente a la acumulación de riqueza de unos cuantos. Asimismo, la protesta se canaliza también a través del saqueo de productos "icono" del consumismo actual como digitales y vestimenta, sugiriendo que la insatisfacción se encuentra relacionada a la vivencia diaria de estar excluido del consumo de determinados bienes impuestos por el mercado. Por último, la protesta es ampliamente protagonizada por jóvenes que se encuentran fuera del mercado laboral y que se perciben como "sin oportunidades". En este caso, la sensación de "no tener futuro" pareciera ser otro factor que dispara la protesta.
Problemas irresueltos
El segundo componente es el de la discriminación racial, y dispara el debate sobre las tensiones raciales irresueltas en el Reino Unido. La mayoría de los jóvenes de clase baja involucrados tienen un origen "no blanco", y destacaron en las redes sociales el trato desigualitario y discriminatorio que regularmente reciben por parte del Estado, especialmente de las fuerzas policiales. De hecho, los incidentes se iniciaron tras el asesinato de una persona de color en un confuso episodio policial. En este caso, pareciera que las protestas también tienen un origen en la percepción que tienen muchos jóvenes de que el hecho de ser "no blancos" agrava su situación de exclusión.
El tercer elemento es el carácter "espontáneo" de la reacción violenta, en el sentido de que ella no ha sido organizada ni tampoco está siendo manipulada por ningún grupo o movimiento previamente articulado. Los jóvenes se agrupan en diferentes puntos de la ciudad a través de las redes sociales y mensajes electrónicos en cuestión de minutos y se mueven inorgánicamente guiados por liderazgos circunstanciales. Este carácter de la reacción sugiere también la intensidad del sentimiento de bronca canalizado a través de la violencia y, por otro lado, la falta de un objetivo común de la protesta. (Especial para LA GACETA)
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