09 Julio 2011
Hace apenas tres días que llegué, de vuelta de mi misión diplomática en Europa, y el Congreso me ha invitado a que informe sobre las formas de gobierno. Lamentablemente tuve que comunicarles que la revolución americana perdió prestigio y toda posibilidad de apoyo europeo. ¿A qué se debe? A su declinación en el desorden y anarquía continuada por tan dilatado tiempo. Debo agregar que ha acaecido una mutación completa de ideas en Europa en lo respectivo a la forma de gobierno. Que como el espíritu general de las naciones, en años anteriores, era republicarlo todo, en el día se trata de monarquizarlo todo. Que la nación inglesa, con el grandor y magestad a que se ha elevado, no por sus armas y riquezas, sino por una constitución de monarquía temperada, ha estimulado a las demás a seguir su ejemplo. Que la Francia la ha adoptado. Que el rey de Prusia, por sí mismo, y estando en el goce de un poder despótico, ha hecho una revolución en su reino, y sujetándose a bases constitucionales iguales a las de la nación inglesa; y que esto mismo han practicado otras naciones. Que en mi concepto la forma de gobierno más conveniente para estas provincias sería la de una monarquía temperada; llamando la dinastía de los Incas por la justicia que en sí envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del trono.