La colimba habría elevado las chances de delinquir

La colimba habría elevado las chances de delinquir

En Tucumán, la Argentina y el mundo, el recrudecimiento de la delincuencia hace que, todavía hoy, ciudadanos y políticos reivindiquen la instrucción militar obligatoria (abolida en el país en 1994) como solución eficaz para encauzar a los jóvenes. Pero una investigación académica sobre el caso argentino determina que, en realidad, la conscripción no es ningún remedio.

¿FORMADOS? Un estudio estima que la probabilidad de que un individuo que fue reclutado desarrolle un registro criminal aumenta alrededor de un 4%. LA GACETA / ARCHIVO ¿FORMADOS? Un estudio estima que la probabilidad de que un individuo que fue reclutado desarrolle un registro criminal aumenta alrededor de un 4%. LA GACETA / ARCHIVO
Hasta la primera mitad de los 90, la advertencia popular para quienes entraban y discurrían por la adolescencia consistía en algo así como "dale nomás, que ya te va a tocar la colimba a vos". El Servicio Militar Obligatorio era, en el imaginario de una porción seguramente mayoritaria de la población, una suerte de rectitud: ahí, a los jóvenes los "enderezaban".
Aunque la conscripción fue abolida en la Argentina en 1994 con la derogación de la ley que la implantaba (la 3.948), tras el asesinato del soldado Omar Carrasco en el Grupo de Artillería 161 de Zapala, aún hay añoranzas de la "colimba" y sus pretendidas bondades. Las mencionan los taxistas, cuando brindan las soluciones para la provincia, el país y el mundo en 20 cuadras. Las escribieron centenares de lectores de LA GACETA.com en la convocatoria abierta el lunes para que narrarán sus recuerdos de reclutas. Y se las escucha de los políticos en todas partes, todo el tiempo.
Cuando ardían los suburbios de París por las incruentas revueltas populares de 2005, el entonces presidente Jacques Chirac anunció la creación de un servicio civil voluntario dirigido a la juventud. Específicamente, para los que no habían terminado sus estudios escolares "y estaban en proceso de marginalización social". En Sudáfrica, en 2007, desde el Ministerio de Trabajo se propuso también la conscripción como un remedio para combatir los crecientes niveles de inseguridad, que también tenían a los más jóvenes como principales perpetradores.
Más aquí en el tiempo y la geografía, el bussismo ha propuesto a lo largo de las sucesivas campañas políticas que se reimplante el Servicio Militar Obligatorio, en el declarado convencimiento de que una mínima formación militar aleja a la juventud de los vicios y de la delincuencia. En la reciente campaña electoral en la cual se disputó la gobernación de Salta, el retorno de la conscripción fue uno de los pilares proselitistas del diputado Alfredo Olmedo, quien perdió ante el reelecto Juan Manuel Urtubey, pero obtuvo el 25% de los sufragios. "La vuelta al servicio militar podría servir para que algunos jóvenes que nunca tuvieron límites encuentren un ámbito de contención y de formación que les permita vivir en armonía con la comunidad. El servicio militar debería estar orientado a tareas comunitarias y no ser parte de una carrera armamentista inconducente; tendría que cumplir un rol social", explicó oportunamente Olmedo a la agencia de noticias DyN. En la Cámara Baja, él presentó en marzo de 2010 su proyecto de reclutamiento obligatorio para los que cumplan 18 años, sin excepción ni número bajo, de seis meses de duración y con controles civiles.
Luego, en agosto pasado, el propio vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, propuso extender para todo el país la "colimba" cívica y voluntaria que instituyó en Mendoza, que apunta a jóvenes sin trabajo ni estudios de entre 18 y 25 años y le darían instrucción en dependencias del Ejército Argentino. "La realidad indica que hoy en Argentina hay más de 700.000 menores fuera del sistema educativo", aseguró Cobos en una columna de opinión publicada por el matutino porteño Clarín. "Estamos convencidos de que la educación es la clave para disminuir los índices de pobreza, violencia, desocupación e inseguridad", subrayó entonces.
De modo que la instrucción militar como institución que encamina a los jóvenes en la buena senda no es creencia extendida ni tampoco prejuicio: es un axioma. Una verdad que no necesita comprobación empírica para ser tenida en cuenta como tal. Es una especie de vieja respuesta con amplio consenso para una situación todavía más vieja: la violencia y los jóvenes caminan codo a codo desde hace centurias. En Roma, Marte era el dios de la guerra y también el de la juventud.

Datos y fines cruzados
"La actividad criminal está típicamente concentrada en los jóvenes. La mayoría de los criminales comienzan su participación en actividades ilegales como delincuentes juveniles o adultos jóvenes. De allí que un propósito común en debates públicos alrededor del mundo acerca de cómo reducir el crimen es implantar la conscripción", precisan Sebastián Galiano, de la Washington University in St. Louis; Martín A. Rossi, de la Universidad de San Andrés; y Ernesto Schargrodsky, actual rector de la Universidad Torcuato Di Tella.
Pero los académicos no subrayan esta constante para acordar con ella sino nada menos que para desdecirla. Porque, contra el dogma esgrimido, ellos sostienen en el trabajo Conscripción y crimen: evidencia del reclutamiento argentino, que lejos de combatirla, el Servicio Militar Obligatorio puede alentar el incremento de las posibilidades de incurrir en el delito.
"Usando un archivo de datos que incluye la elegibilidad por sorteo, la participación en el servicio militar y registros criminales, encontramos que la conscripción aumenta la probabilidad de desarrollar un registro criminal. Los efectos son significantes no sólo para las cohortes que proveyó el servicio militar durante los tiempos de guerra, sino también para aquellos que sirvieron durante tiempos de paz. Nuestros resultados no sustentan la introducción de la conscripción para propósitos anticriminales", puntualiza la investigación.

Porcentaje cuestionador
¿Por qué las respuestas políticas presumen que la conscripción reducirá conductas criminales en los jóvenes? Según los profesionales, porque asumen que el entrenamiento militar enseña obediencia y disciplina, que extendiendo la red social a los más carentes pueden mejorar sus perspectivas en el mercado laboral, y que el servicio militar evita que los jóvenes cometan crímenes durante el tiempo que están de servicio, fuera de las calles.
"La conscripción militar podría, en cambio, tener una influencia perjudicial en la conducta criminal de los jóvenes. Primero, ya que dilatando el ingreso de los jóvenes en el mercado laboral la conscripción podría reducir sus futuras oportunidades y, por ende, aumenta la probabilidad de que cometan crímenes contra la propiedad. Segundo, porque el servicio militar provee entrenamiento en uso de armas, aumentando potencialmente la participación en actividades criminales armadas. Finalmente, la conscripción podría crear un ambiente social propenso a las respuestas violentas y formación de bandas", advierte el estudio.
"(?) Por ende, estimamos que la probabilidad de que un individuo desarrolle un registro criminal aumenta, en promedio, alrededor del 4% como el resultado de servir en el servicio militar", precisan Galiano, Rossi y Schargrodsky, quienes también puntualizan que el análisis se focaliza, inicialmente, en las cohortes de 1958 y 1962. "(?) Encontramos que el servicio militar tiene efectos aún mayores para crímenes contra la propiedad y crímenes de cuello blanco (corrupción), y para los individuos que sirvieron durante un mayor tiempo", agregan.
La investigación académica hace crujir memorias. Y las viejas verdades acerca de las bondades de saludar con posición de "¡firme!" se ven jaqueadas en su firmeza.

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