06 Junio 2011
Representantes de la Sociedad Argentina de Radioprotección (ente regulatorio nuclear) participarán como invitados especiales en el XI Congreso Internacional de Diagnóstico por Imágenes que se realizará entre el viernes y el domingo en el hotel Catalinas Park. Durante la reunión -destinada a médicos residentes y especialistas en el tema- los expertos darán a conocer al país las últimas normas internacionales (ICRP 105) para proteger de las radiaciones ionizantes al público y al trabajador de la salud. Fueron elaboradas por la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP, por sus siglas en inglés).
Preguntas frecuentes como: ¿qué pasa con la embarazada que recibe radiación? ¿Y con el feto? ¿Pueden recibir radiación? ¿Qué cantidad de radiación? ¿Cómo puede admistrarse esa radiación? se discutirán y responderán en el módulo "Protección de la radiación para el público y el trabajador". Lo adelantaron en su visita a LA GACETA los especialistas Oscar López, ex profesor de Biofísica de Medicina de la UNT, Miguel Tortosa y Domingo Luis Tacconi, presidente, vice y secretario, respectivamente, del comité organizador del congreso.
Las actuales normas ICRP 105 surgen de la experiencia recogida en todos estos años, tras investigar el impacto biológico de los accidentes nucleares de escape de radiación registrados hasta ahora en el mundo.
A comienzos del siglo XX -en julio de 1934- la química y física polaca con nacionalidad francesa Marie Curie murió de leucemia debido a la exposición a los rayos alfa (radiactividad pura), recordó López. "Sin embargo, se comercializaba el radio para hacer crecer el pelo, tratar diarreas, etc. Además, se dispensaban pócimas de radium, algo que hoy nos parece una locura", calificó. Claro que eso ocurrió hace casi una centuria, cuando no se conocían las propiedades de la radiación. Hubo que esperar hasta 1945, cuando Estados Unidos lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki para empezar a hablar de los efectos biológicos que producen las radiaciones ionizantes.
El espectro electromagnético, según explicó López, se divide en dos grandes grupos: las radiaciones no ionizantes y las radiaciones ionizantes. El microondas -por ejemplo- que calienta en segundos o contados minutos una taza de café o un plato de comida, emite radiación no ionizante. "En cambio, los rayos X, rayos gamma y la radiación cósmica -que no podemos percibirla- integran la radiación ionizante. Entre los estudios con radicación ionizante figuran la tomografía computada, la mamografía, la medicina nuclear y el tratamiento con radioterapia. La resonancia magnética nuclear (RMN) no está incluida porque emplea radicación no ionizante.
"Estamos aprendiendo mucho después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y de los accidentes nucleares ocurridos en las centrales de Pennsylvania (EE.UU, en 1979); en Chernobyl (Ucrania, en 1986); en Vandellós I (Tarragona, España, en 1989); y en Japón en marzo de este año.
Preguntas frecuentes como: ¿qué pasa con la embarazada que recibe radiación? ¿Y con el feto? ¿Pueden recibir radiación? ¿Qué cantidad de radiación? ¿Cómo puede admistrarse esa radiación? se discutirán y responderán en el módulo "Protección de la radiación para el público y el trabajador". Lo adelantaron en su visita a LA GACETA los especialistas Oscar López, ex profesor de Biofísica de Medicina de la UNT, Miguel Tortosa y Domingo Luis Tacconi, presidente, vice y secretario, respectivamente, del comité organizador del congreso.
Las actuales normas ICRP 105 surgen de la experiencia recogida en todos estos años, tras investigar el impacto biológico de los accidentes nucleares de escape de radiación registrados hasta ahora en el mundo.
A comienzos del siglo XX -en julio de 1934- la química y física polaca con nacionalidad francesa Marie Curie murió de leucemia debido a la exposición a los rayos alfa (radiactividad pura), recordó López. "Sin embargo, se comercializaba el radio para hacer crecer el pelo, tratar diarreas, etc. Además, se dispensaban pócimas de radium, algo que hoy nos parece una locura", calificó. Claro que eso ocurrió hace casi una centuria, cuando no se conocían las propiedades de la radiación. Hubo que esperar hasta 1945, cuando Estados Unidos lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki para empezar a hablar de los efectos biológicos que producen las radiaciones ionizantes.
El espectro electromagnético, según explicó López, se divide en dos grandes grupos: las radiaciones no ionizantes y las radiaciones ionizantes. El microondas -por ejemplo- que calienta en segundos o contados minutos una taza de café o un plato de comida, emite radiación no ionizante. "En cambio, los rayos X, rayos gamma y la radiación cósmica -que no podemos percibirla- integran la radiación ionizante. Entre los estudios con radicación ionizante figuran la tomografía computada, la mamografía, la medicina nuclear y el tratamiento con radioterapia. La resonancia magnética nuclear (RMN) no está incluida porque emplea radicación no ionizante.
"Estamos aprendiendo mucho después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y de los accidentes nucleares ocurridos en las centrales de Pennsylvania (EE.UU, en 1979); en Chernobyl (Ucrania, en 1986); en Vandellós I (Tarragona, España, en 1989); y en Japón en marzo de este año.