Por Jorge Figueroa
22 Enero 2011
El ingenio en el Sifón
Con un nuevo espacio de exposición se relanzó el grupo que a principios del milenio nucleó a algunos de los referentes del arte contemporáneo. La mayor parte de las obras se ubican dentro de una estética neopop y neoconceptual. El espacio está ubicado en el barrio El Sifón. Por Jorge Figueroa. Redacción LA GACETA.
MOLÉCULAS. La obra de Rolo Juárez está realizada con cuentas de acrílico y alambre. LA GACETA / HECTOR PERALTA
No es sencillo llegar al espacio, como tampoco lo es poder observar las obras: cuando se ingresa al tinglado de esa casa enclavada en el barrio El Sifón, hasta se puede chocar con un dibujo o con una pequeña escultura sino se camina con atención. La muestra, con un montaje algo desprolijo, no tiene un guión curatorial (ni tampoco parece haber sido curada): solo tiene el objetivo de exponer. De esta manera y en estas condiciones se relanzó hace una semana el grupo El Ingenio, aquel que a principios del milenio supo moler un semillero de artistas, algunos de los cuales pasaron a ser referentes nacionales del arte contemporáneo. Pero, del grupo original quedan únicamente dos, a los que se agregaron nuevos integrantes y hasta invitados que participaron en esta muestra denominada "Turismo Aventura. El Ingenio". La exhibición funciona en Paraguay 1.541 y se podrá visitar hasta fin de mes, a partir de las 19. "El espacio pretende que la gente del barrio conozca el arte contemporáneo", señala su responsable, Sandro Pereira.Pereira, Lorena Kaethner, Gabriel Chaile, Graciela Ovejero, Marcos Bauzá, Rolo Juárez, Fernanda Coronel, Belén Aguirre, Andrea Fernández, Natalia Lipovetzky, Carlota Beltrame, Mariela Argañaraz, Fausto Verón, Nazarena Pereyra y Javier Juárez, son algunos de los que exponen, pero además, en un rincón se pueden ver los primeros dibujos de cuaderno de Juan Aureliano, el hijo de Pereira, y hasta un viejo grabado de Víctor "Tito" Quiroga (1986) que está colgado en una pared en la planta baja.
En el tinglado, de las sogas cuelgan unas perchas con agendas que contienen intervenciones de Graciela Ovejero (de la serie Los Colgados); también están colgados grabados de pequeño formato de Mariela Argañaraz y un paisaje de Pereyra. A pocos metros, sorprende la muy buena pintura de Chaile, un retrato familiar, que a un costado, el artista añade una obra de fotoperformance en el que aparece donando esa obra a sus propios familiares. Las "moléculas" de Rolo Juárez (hechas con cuentas de acrílico y alambre) parecen adornos en la sala de planta baja, pero con "Homónimos" (las moléculas insertas en una estructura de metal) en el tinglado, obliga a detener la atención en esas extrañas formas. "Nubes de palabras" se llama la obra de Bauzá, inscripta en una línea neoconceptual: con el sistema de tags, sobre papel fotográfico, realiza un retrato del grupo, pero no a través de imágenes sino de palabras; con una escritura convertida a esta altura en otra imagen; una obra que dialoga con un trabajo de Andrea Fernández, también inspirado en la cultura del blog. Sobre una pared, una fotografía de Kaethner anuncia el pronto retorno de la diva Marlok, una pin up de los 50. Una decena de fotografías tomadas con cámaras estenopeica y reveladas con cianotipo, muestra a guerrilleros de la República Árabe Saharaui, el resultado de un trabajo que Carlota Beltrame y Sebastián Friedman realizaron hace unos meses en el desierto (parte de esta obra se está exponiendo en Berlín por estos días). Casi imperceptibles, pegados en una pared, se encuentran bocetos de Aguirre, y obras de Lipovetzky, mientras que esculturas, grabados y dibujos de Pereira se pueden apreciar en los distintos espacios.
Desde un punto de vista más general, podría señalarse que las líneas neopop y neoconceptual están presentes en esta exposición, y que a pesar de los problemas y limitaciones mencionadas, El Ingenio bien vale ser visitado, aunque todavía se encuentre en un período de alistamiento, de preparativos para comenzar a moler.
En el tinglado, de las sogas cuelgan unas perchas con agendas que contienen intervenciones de Graciela Ovejero (de la serie Los Colgados); también están colgados grabados de pequeño formato de Mariela Argañaraz y un paisaje de Pereyra. A pocos metros, sorprende la muy buena pintura de Chaile, un retrato familiar, que a un costado, el artista añade una obra de fotoperformance en el que aparece donando esa obra a sus propios familiares. Las "moléculas" de Rolo Juárez (hechas con cuentas de acrílico y alambre) parecen adornos en la sala de planta baja, pero con "Homónimos" (las moléculas insertas en una estructura de metal) en el tinglado, obliga a detener la atención en esas extrañas formas. "Nubes de palabras" se llama la obra de Bauzá, inscripta en una línea neoconceptual: con el sistema de tags, sobre papel fotográfico, realiza un retrato del grupo, pero no a través de imágenes sino de palabras; con una escritura convertida a esta altura en otra imagen; una obra que dialoga con un trabajo de Andrea Fernández, también inspirado en la cultura del blog. Sobre una pared, una fotografía de Kaethner anuncia el pronto retorno de la diva Marlok, una pin up de los 50. Una decena de fotografías tomadas con cámaras estenopeica y reveladas con cianotipo, muestra a guerrilleros de la República Árabe Saharaui, el resultado de un trabajo que Carlota Beltrame y Sebastián Friedman realizaron hace unos meses en el desierto (parte de esta obra se está exponiendo en Berlín por estos días). Casi imperceptibles, pegados en una pared, se encuentran bocetos de Aguirre, y obras de Lipovetzky, mientras que esculturas, grabados y dibujos de Pereira se pueden apreciar en los distintos espacios.
Desde un punto de vista más general, podría señalarse que las líneas neopop y neoconceptual están presentes en esta exposición, y que a pesar de los problemas y limitaciones mencionadas, El Ingenio bien vale ser visitado, aunque todavía se encuentre en un período de alistamiento, de preparativos para comenzar a moler.
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