16 Enero 2011
ALTA TENSIÓN. El narrador chileno presenta un excelente relato de no-ficción, en el cual la historia de vida y la historia literaria resultan atrapantes para los lectores.
Crónica
MISSING
ALBERTO FUGUET
(Alfaguara - Buenos Aires)
No es poca la literatura sobre personajes perdidos, extraviados: desde el Wakefield, de Hawthorne, hasta los protagonistas de las novelas del español Benjamín Prado (Alguien se acerca, Nunca le des la mano a un pistolero zurdo), pasando por la mayor parte de la narrativa de Paul Auster y con Godot como la máxima expresión del personaje ausente.
Pero si bien en los casos citados anteriormente se trata de ficciones, también los hay en ese mundo ambiguo y nebuloso llamado realidad.
En este último tren se embarcó Alberto Fuguet (Chile, 1964) para escribir Missing, un excelente relato de no-ficción dueño de una trama que constantemente mantiene la tensión en alto; que atrapa, domina; que conjuga los registros y hace de una historia de vida una historia literaria.
El libro surgió a partir de una crónica que el autor escribió, en 2003, para la revista Etiqueta Negra sobre Carlos, su tío, hermano de su padre, quien llevaba años perdido en ese semicontinente inabarcable que son los Estados Unidos. Carlos estaba missing.
Ambos provenían de una familia chilena transplantada (el autor mismo pasó gran parte de su vida en los EE.UU.), una familia hecha de exilios que nunca terminó de pagar el derecho de suelo y el cambio de un país por otro.
Hasta que un día se encuentran: Carlos y Alberto, tío y sobrino, escritor y extraviado. Y comienza a saberse del Carlos hijo, soldado, enamorado, divorciado, presidiario, trabajador, hippie, músico, viajero. Todos los Carlos dentro de un Carlos. El perdido y el hallado.
Pero: ¿por qué había huido Carlos? ¿Había huido, se había perdido? ¿Qué es perderse: "un acto de gran valentía o todo lo contrario"? ¿Es liberarse, cortar lazos con el pasado? ¿Es una suerte de "suicidio social"? ¿Una forma de la libertad? Por dejarlo todo, ¿puede alguien convertirse en otra persona?
En forma de pregunta, entonces, entra en juego la obsesión del autor, la escritura como un manual de soluciones para llenar los baches de una vida, ponerse en el lugar de Carlos, "ordenar lo inordenable"; entrevistarse con su tío y -a partir de allí- convertir todo en una narración, un "libro-entrevista", "elevar la entrevista como género literario".
Allí se descubre entonces al verdadero Carlos: ese alguien que pasó de estar a punto de ser alguien a ser alguien que siempre estuvo a punto; el chileno en Norteamérica que, de repente, "sabía más de la cuenta y quería empezar a olvidar". El Carlos que "no se merecía un libro, se merecía una vida".
© LA GACETA
Hernán Carbonel
MISSING
ALBERTO FUGUET
(Alfaguara - Buenos Aires)
No es poca la literatura sobre personajes perdidos, extraviados: desde el Wakefield, de Hawthorne, hasta los protagonistas de las novelas del español Benjamín Prado (Alguien se acerca, Nunca le des la mano a un pistolero zurdo), pasando por la mayor parte de la narrativa de Paul Auster y con Godot como la máxima expresión del personaje ausente.
Pero si bien en los casos citados anteriormente se trata de ficciones, también los hay en ese mundo ambiguo y nebuloso llamado realidad.
En este último tren se embarcó Alberto Fuguet (Chile, 1964) para escribir Missing, un excelente relato de no-ficción dueño de una trama que constantemente mantiene la tensión en alto; que atrapa, domina; que conjuga los registros y hace de una historia de vida una historia literaria.
El libro surgió a partir de una crónica que el autor escribió, en 2003, para la revista Etiqueta Negra sobre Carlos, su tío, hermano de su padre, quien llevaba años perdido en ese semicontinente inabarcable que son los Estados Unidos. Carlos estaba missing.
Ambos provenían de una familia chilena transplantada (el autor mismo pasó gran parte de su vida en los EE.UU.), una familia hecha de exilios que nunca terminó de pagar el derecho de suelo y el cambio de un país por otro.
Hasta que un día se encuentran: Carlos y Alberto, tío y sobrino, escritor y extraviado. Y comienza a saberse del Carlos hijo, soldado, enamorado, divorciado, presidiario, trabajador, hippie, músico, viajero. Todos los Carlos dentro de un Carlos. El perdido y el hallado.
Pero: ¿por qué había huido Carlos? ¿Había huido, se había perdido? ¿Qué es perderse: "un acto de gran valentía o todo lo contrario"? ¿Es liberarse, cortar lazos con el pasado? ¿Es una suerte de "suicidio social"? ¿Una forma de la libertad? Por dejarlo todo, ¿puede alguien convertirse en otra persona?
En forma de pregunta, entonces, entra en juego la obsesión del autor, la escritura como un manual de soluciones para llenar los baches de una vida, ponerse en el lugar de Carlos, "ordenar lo inordenable"; entrevistarse con su tío y -a partir de allí- convertir todo en una narración, un "libro-entrevista", "elevar la entrevista como género literario".
Allí se descubre entonces al verdadero Carlos: ese alguien que pasó de estar a punto de ser alguien a ser alguien que siempre estuvo a punto; el chileno en Norteamérica que, de repente, "sabía más de la cuenta y quería empezar a olvidar". El Carlos que "no se merecía un libro, se merecía una vida".
© LA GACETA
Hernán Carbonel