09 Enero 2011
Por Carlo Ginzburg
Alguien escribió que en la tabla mundial de best sellers los Protocolos ocupan el segundo puesto, inmediatamente después la Biblia. Es probable que sea una exageración; sin embargo, es cierto que nuevas ediciones de los Protocolos aparecen año a año en Medio Oriente, América latina, Japón, Europa (recuerdo haberlos visto en la vidriera de una librería en el centro de Budapest). Como se sabe, los Protocolos pretenden ser las actas del simposio secreto de un grupo de conspiradores judíos que planifican una infiltración de la sociedad a toda escala: la economía, la prensa, el ejército, los partidos políticos, etcétera. El triunfo de este complot llevará a una monarquía judaica que dominará el mundo.
Los Protocolos van acompañados por un "post scriptum del traductor", en el cual se explica que el texto es la versión actualizada de un proyecto conspirativo ideado por Salomón y por los Sabios Sión en el año 929 a.C.
Una gran cantidad de estudios analizaron en detalle la redacción y la extraordinaria fortuna de los Protocolos. Presento aquí los datos sustanciales. El libro fue publicado por primera vez en Rusia en 1903; otras versiones rusas, parcialmente distintas, aparecieron en los años siguientes. Sin embargo, la difusión mundial de los Protocolos empezó después de la Revolución de Octubre, acontecimiento que una parte de la prensa reaccionaria presentó como el resultado de una conspiración hebraica. La traducción alemana, publicada en 1919, fue saludada por el Times un año después como un documento importante y, por ende, implícitamente, digno de fe. En 1921, Philip Graves, corresponsal del Times en Estambul, escribió tres artículos demostrando que los Protocolos eran una superchería, dado que muchos tramos seguían de cerca fragmentos de un libro olvidado, aparecido más de medio siglo antes: Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, de Maurice Joly?
"Como Vishnú, mi prensa tendrá cien brazos", dice el Maquivelo de Joly; "como el ídolo indio Vishnú, tendremos cien manos", dicen los Sabios de Sión en un capítulo de los Protocolos que exhorta a infiltrar los órganos de prensa de cualquier tendencia política. La lista de estos plagios es larga. Quien confeccionó los Protocolos utilizó el Diálogo en el infierno como modelo.
* Fragmento de El hilo y las huellas. Lo verdadero,
lo falso lo ficticio (Fondo de Cultura Económica, 2010)
Alguien escribió que en la tabla mundial de best sellers los Protocolos ocupan el segundo puesto, inmediatamente después la Biblia. Es probable que sea una exageración; sin embargo, es cierto que nuevas ediciones de los Protocolos aparecen año a año en Medio Oriente, América latina, Japón, Europa (recuerdo haberlos visto en la vidriera de una librería en el centro de Budapest). Como se sabe, los Protocolos pretenden ser las actas del simposio secreto de un grupo de conspiradores judíos que planifican una infiltración de la sociedad a toda escala: la economía, la prensa, el ejército, los partidos políticos, etcétera. El triunfo de este complot llevará a una monarquía judaica que dominará el mundo.
Los Protocolos van acompañados por un "post scriptum del traductor", en el cual se explica que el texto es la versión actualizada de un proyecto conspirativo ideado por Salomón y por los Sabios Sión en el año 929 a.C.
Una gran cantidad de estudios analizaron en detalle la redacción y la extraordinaria fortuna de los Protocolos. Presento aquí los datos sustanciales. El libro fue publicado por primera vez en Rusia en 1903; otras versiones rusas, parcialmente distintas, aparecieron en los años siguientes. Sin embargo, la difusión mundial de los Protocolos empezó después de la Revolución de Octubre, acontecimiento que una parte de la prensa reaccionaria presentó como el resultado de una conspiración hebraica. La traducción alemana, publicada en 1919, fue saludada por el Times un año después como un documento importante y, por ende, implícitamente, digno de fe. En 1921, Philip Graves, corresponsal del Times en Estambul, escribió tres artículos demostrando que los Protocolos eran una superchería, dado que muchos tramos seguían de cerca fragmentos de un libro olvidado, aparecido más de medio siglo antes: Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, de Maurice Joly?
"Como Vishnú, mi prensa tendrá cien brazos", dice el Maquivelo de Joly; "como el ídolo indio Vishnú, tendremos cien manos", dicen los Sabios de Sión en un capítulo de los Protocolos que exhorta a infiltrar los órganos de prensa de cualquier tendencia política. La lista de estos plagios es larga. Quien confeccionó los Protocolos utilizó el Diálogo en el infierno como modelo.
* Fragmento de El hilo y las huellas. Lo verdadero,
lo falso lo ficticio (Fondo de Cultura Económica, 2010)
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