Carmen Flores hechizó con un sortilegio de tango y copla

Carmen Flores hechizó con un sortilegio de tango y copla

La cantante española ofreció en el Teatro San Martín su último espectáculo. Un disco en homenaje a la Argentina. No faltó el recuerdo de los mineros rescatados en Chile. Hubo baile, palmas y abanicos.

PASIÓN FLAMENCA. Carmen Flores desplegó todo su carisma ante un público que colmó el Teatro San Martín. LA GACETA / HÉCTOR PERALTA PASIÓN FLAMENCA. Carmen Flores desplegó todo su carisma ante un público que colmó el Teatro San Martín. LA GACETA / HÉCTOR PERALTA
28 Noviembre 2010
Como si hubiera sido el anticipo de una velada con flema gitana, el Teatro San Martín se llenó de una cantidad inusual de abanicos. Y es que el espectáculo "Copla y tango con Flores" no discriminó recuerdos ni sentimientos.

Alrededor de las 22 las luces y se apagaron y apareció Carmen Flores entonando "Mi Buenos Aires querido". Cuando la artista se dejó ver en el escenario con un elegante vestido negro, los eufóricos aplausos trasmitieron la emoción de un público más que ávido por escuchar los grandes clásicos.

Después de la primera estrofa, la cantante se dio su tiempo para charlar con los espectadores. Recordó haber dicho que iba a retirarse, pero se excusó argumentando que no puede alejarse de los escenarios. La artista española también habló del cariño que le tiene al país y de que su último disco -"Tango con Flores"- es un tributo a esta, su segunda patria. "No podía dejar a Tucumán afuera de la agenda", concluyó antes de continuar con el tango de Gardel y Lepera.

Flores abandonó momentáneamente el escenario para dejar que el Ballet Español se luciera con una coreografía que exhibió lo mejor del tango y la música española. Al momento de reaparecer, ella deslumbró con su colorida bata de cola que, combinada con una peineta y un abanico, dejó en claro que había llegado el turno de oír clásicos gallegos.

Con su interpretación la artista demostró que ella no discrimina: puede cantar con la misma pasión el tango más triste y también el más despechado flamenco, manteniendo siempre los sentimientos a flor de piel.

Cuerdas mágicas

Con un abanico de fondo en la pantalla gigante apareció el guitarrista Gonzalo Gainza. Se presentó tocando una compleja canción flamenca... y las palabras no hicieron falta.

Después del solo la cantante volvió a tomar el micrófono, en esta ocasión con un vestido amarillo, un pañuelo y una flor haciendo juego. "La bien pagá" y "Me embrujaste" fueron interpretadas con toda la pasión y el temperamento de la artista, que hasta se animó a teatralizar las canciones. "Me muero, me muero", fue un dúo con la cantante y Gainza, que aportó a la canción su guitarra.

Apenas empezó a sonar "Te lo juro yo" el público explotó en un eufórico aplauso. A este, le siguió el tema de Julio Iglesias "Vuela amigo, vuela", una canción que Flores no cantaba hace mucho, pero que revivió en honor a su público. Cuando el ballet español reapareció en escena, ya no quedaba ninguna reminiscencia del tango. Con un colorido vestuario los seis bailarines se lucieron con pasos de flamenco y toques de rumba. Armaron las coreografías al compás del conocidísimo tema de Celia Cruz "La vida es un carnaval".

Al momento de cantar "El moreno", Flores no dudó en levantarse el colorido vestido a flores y mostró las piernas. Esas que no se cansan de moverse al ritmo de la música que tanto ama. El público acompañaba con palmas.

El minero y sus mujeres

Antes de pasar al siguiente tema la cantante se tomó tiempo para hacer una introducción. Comenzó hablando de los mineros de Chile y de la angustia que vivieron durante sus días de encierro, para luego hacer foco en la historia de Jhonny, "el que tenía dos mujeres esperándolo arriba", recordó. "La esposa era fea? y la amante también, yo me hubiera quedado abajo", se animó a comentar. La sinceridad de la artista y la forma de armar el relato merecieron las risas y los aplausos. Entonces entonó el tema de Sergio Denis "La vida vale la pena", también acompañado con palmas.

La última presentación de Gainza desprendió de su guitarra algunos clásicos del tango como "La cumparsita" y "Caminito". Al guitarrista le siguió un número desarrollado por los hombres del ballet español, quienes se lucieron con una caja flamenca y un bien desarrollado zapateo.

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