02 Septiembre 2010
"Ibamos a comer a la casa de mis abuelos, que vivían en la calle Ayacucho al 200. Yo tenía cinco años. Mi padre (en referencia al capitán Humberto Viola) detuvo el auto en la puerta de la casa y comenzaron a acribillarnos. Salió del auto para defendernos y lo remataron con dos tiros en la espalda. Mi hermana (por Cristina Viola) también murió en el ataque. Yo tengo nueve operaciones en la cabeza y un injerto en la pierna izquierda. En 1986 dejaron libre al asesino de mi padre y de mi hermana. Decían que limpiaba su celda. Yo, que iba al secundario, tenía terror de cruzarme con él en la calle. Era pánico lo que sufría. Pedimos justicia. No quiero una Argentina así para mis hijos: quiero una Argentina sin odios, sin revanchas".