Un piloto pidió que llamen a su mamá para que lo vea pasar

Un piloto pidió que llamen a su mamá para que lo vea pasar

Le dictó el teléfono a la torre de control. "No lo veo desde hace cuatro años", contó la mujer. Escuchá la charla.

UN VIEJO ANHELO. Arias Pallares se recibió de piloto en Lima, mientras trabaja en televisión y en publicidad. GENTILEZA FAMILIA ARIAS PALLARES UN VIEJO ANHELO. Arias Pallares se recibió de piloto en Lima, mientras trabaja en televisión y en publicidad. GENTILEZA FAMILIA ARIAS PALLARES
18 Agosto 2010
La voz de José Alejandro Arias Pallares sonó diáfana en la cabina del avión. "Buenos días, caballero", saludó, amable. "No sé si le puedo pedir un servicio muy personal", continuó. Y entonces el joven piloto de LAN pasó el mensaje que ya había transmitido otras veces: solicitó que alguien, desde la torre de control del Aeropuerto Internacional Benjamín Matienzo, llamara a su madre para que lo vea cruzar por el cielo de Tucumán.
La comunicación tuvo lugar en la mañana del último lunes, cuando el avión que dirigía Arias Pallares surcaba la provincia en su trayecto desde el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, hasta Lima. Durante la charla con el controlador aéreo local, el aviador dictó el teléfono de la casa de su familia y dio precisiones sobre el punto donde se podía observar la nave.
En diálogo con LA GACETA, Olga, la madre, comentó que es frecuente que su hijo le haga llegar esos mensajes cuando pasa por Tucumán. Una vez que recibe el llamado telefónico, la mujer sabe lo que debe hacer: salir al patio de su vivienda y aguzar la vista en el firmamento. Desde hace cuatro años, el tiempo que no ve cara a cara a su hijo, esa fugaz e inconstante rutina ha sido el único modo de conexión entre ellos.
"El lunes no pude verlo, ya que había mucha nubosidad, pero otras veces sí, especialmente de noche. El nació y creció en Tucumán hasta los 17 años, cuando decidió irse a Lima, donde antes habíamos vivido. Primero trabajó en la televisión y luego estudió para convertirse en piloto: con 34 años, es uno de los más jóvenes de la empresa LAN", describió la mujer.
Olga indicó también que, desde chico, José Alejandro anhelaba conducir aeronaves. "Me decía ?mirá esos aviones, yo algún día los voy a manejar?", recordó, orgullosa. El sueño se le cumplió, aunque eso haya significado perder el contacto con sus parientes tucumanos. "Siempre le digo que me avise si hace un vuelo a Córdoba, de manera de viajar y encontrarnos", expresó. Hasta entonces, seguirán comunicándose con saludos mudos en el cielo tucumano. LA GACETA ©       


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