La pelea de los hermanos puede ser un laboratorio de aprendizaje

La pelea de los hermanos puede ser un laboratorio de aprendizaje

Aconsejan a los padres no ponerse en el lugar de juez, sino de mediador. Así, los chicos conocerán las pautas de resolución de conflictos. Enseñarles a expresarse y a ponerse en el lugar del otro.

BUSCAR EL LADO POSITIVO. Más que evitar las peleas, es mejor ayudar a los hijos a construir una relación sólida.
12 Agosto 2010
"Yo no empecé. Ella me pegó primero". "Mentira, él comenzó porque me rompió la muñeca". Los reclamos pueden sonar muy familiares a los padres que tienen dos o más hijos. Los chicos discuten y se enfrentan hasta por las cosas más insignificantes. Las peleas de hermanos son tan normales como necesarias. Por ello los expertos han comenzado a valorizar estos pleitos. Dicen que los padres tienen que considerarlo un verdadero laboratorio de aprendizaje. Con ellos se internalizan o no conductas colaborativas, de protección y de resolución de conflictos.

Las razones de las "batallas" pueden ser múltiples: los juguetes, el cuarto, la comida, los regalos, la ropa, la televisión, el baño y hasta el caramelo que está sobre la mesada. En cualquier momento y por cualquier motivo se puede desencadenar una nueva pelea.

Según un reciente estudio de psicólogos canadienses, publicado en en la revista "Child Development Perspective", entre los dos y los nueve años los niños pueden experimentar hasta ocho disputas por hora. La reacción más probable de los padres será evitar la ocurrencia de estos altercados y esto un error, sostienen los especialistas.

Habilidades

Más que abolir los conflictos, los padres deben enfocarse en desarrollar en sus hijos habilidades que les ayudarán a construir una relación más robusta con sus hermanos. "¿Cómo intervenir?" es la pregunta más frecuente de los progenitores. Los especialistas son claros: siempre hay que meterse. Pero en estos casos el traje de juez o árbitro no sirve, el padre tiene que ser un mediador, aclaró la psicóloga Patricia Chehuán.

La profesional explicó que generalmente las peleas de hermanos están motivadas por una rivalidad innata al querer establecer un dominio sobre el otro. Además, se presenta un afán por llamar la atención de los padres y disputar el cariño de ellos. "Los padres tienen que intervenir para que los pleitos no se conviertan en un verdadero problema y porque los hijos necesitan que les pongan límites. No es conveniente buscar culpables, porque los dos son responsables de mantener el pleito. Tampoco hay que ponerse del lado de uno u otro, y mucho menos del más débil porque así no dejaremos que se fortalezca", precisó.

Las peleas entre hermanos afectan la autoestima y autonomía de los chicos e influyen en la forma en que elegirán a sus amistades en el futuro. Incluso la manera en que los adultos lidian con sus problemas puede ser reflejo de los conflictos que tuvieron con sus hermanos en la infancia.

Los psicólogos canadienses dijeron que los padres tienen que enseñarles a sus hijos a resolver los conflictos. Para ello, aseguran, hay que educarlos desde pequeños a ponerse en el lugar del otro, que tengan claro los límites de una discusión -como humillaciones públicas o golpes- y potenciar las cosas que los unen y no las que los separan. Un buen método de resolución que usan los mediadores de la Justicia es que cada uno de los rivales pueda contar su historia de los hechos y su punto de vista. De esta forma, se puede llegar a un acuerdo sobre el motivo de la pelea. Posteriormente, se tienen que presentar ideas sobre posibles soluciones. Este ejercicio es bueno trasladarlo a la casa; les permitirá adquirir a los chicos una habilidad adicional: ponerse en el lugar del otro, resaltaron los especialistas. Los padres, sin involucrarse, deben orientar la resolución del caso. Para lograr este objetivo es fundamental ayudarlos a poner en palabras lo que sienten y que los demás los escuchen, opinó Chehuán.

Esta rivalidad "casera" es necesaria para estructurar la personalidad. Por eso, los psicólogos las valoran como un elemento educativo. Saben que los hermanos pueden ser perfectos "enemigos íntimos" y puertas afuera serán inseparables y se defenderán ante cualquier amenaza de un tercero.

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