08 Agosto 2010
OPTIMISTA. El jefe de Gobierno porteño aseveró que la denuncia en su contra terminó favoreciéndolo.
Insistió en que el juez Norberto Oyarbide, en cuyo juzgado federal tramita el expediente por las supuestas escuchas telefónicas ilegales, obra con parcialidad (en favor del kirchnerismo) y falta de profesionalismo. El jueves, ese magistrado informó que someterá al jefe de Gobierno porteño y líder del PRO, Mauricio Macri (Tandil, 1959) a un examen psicológico y socioambiental. "No le tengo miedo, me psicoanalizo desde hace más de una década", expresó ayer el mandatario antes de concluir una visita a Salta, donde se reunió con dirigentes de su partido, periodistas, empresarios y posibles socios electorales de esa provincia, como el controvertido diputado Alfredo Olmedo y el ex gobernador peronista Juan Carlos Romero.
Tras completar una agenda de campaña que no incluyó ningún tipo de contacto con Juan Manuel Urtubey, jefe del Estado salteño afín a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Macri dedicó siete minutos y medio a conversar por teléfono con LA GACETA.
No hay delito
El ex presidente de Boca sonaba distendido y hasta casi alegre, pese a que la oposición de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires decidió esta semana dar dictamen al proyecto que crea una comisión especial para determinar la responsabilidad política del jefe de Gobierno en el caso de las escuchas. Si la iniciativa prospera, Macri, que está procesado en esa causa, quedará sometido a la investigación parlamentaria durante 90 sesiones.
"Acá no hay ningún delito, lo digo desde el primer día. Estoy tranquilísimo, por eso doy la cara. La mayoría de la gente ha usado su sentido común y nos ha creído. Si la Legislatura quiere esclarecer los hechos e investigar, nosotros vamos a colaborar. Sólo pedimos un mecanismo constitucional, transparente y serio para que esto no sea un circo mediático", insistió después de firmar autógrafos y sacarse fotos con los vecinos que por la mañana paseaban por la peatonal de la ciudad de Salta.
Macri también manifestó su optimismo sobre la posibilidad de comparecer en la comisión bicameral del Congreso que controla las actividades de inteligencia del Estado, desde donde pretende contraatacar al kirchnerismo, al que acusa de haber fabricado el caso de las escuchas con el concurso de funcionarios de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE).
El jefe de Gobierno porteño confía en que la oposición, que debe decidir si acepta el pedido de audiencia, le abrirá las puertas de la bicameral: "iré a contar todo lo que está sucediendo. En este escándalo están en juego las libertades individuales y los derechos de los argentinos. Es muy grave".
-Algunos analistas consideran que el procesamiento que ordenó Oyarbide, lejos de perjudicarlo, favorece su proyección electoral...
-Hasta ahora es así. La gente se da cuenta de que esto es una maniobra de Néstor Kirchner y nos ha dado cada vez más apoyo. El otro día, en la Expo de la Sociedad Rural, desde las tribunas me ovacionaron. En la calle de Salta he advertido ese mismo afecto; ciudadanos que me dicen "no aflojés, queremos un cambio". Así que estamos muy contentos con este clima y con la posibilidad de llevar la propuesta del PRO a todo el país.
-¿Siente que entre todas las opciones posibles el kirchnerismo ha decidido ungirlo a usted como su oposición?
-Siento que el oficialismo gobernante se ha esforzado bastante por intentar descalificarme sin éxito, gracias a que mantengo una buena relación con la sociedad.
-¿Se puede llegar a la Casa Rosada sin el apoyo del aparato peronista?
-Dentro del PRO nosotros tenemos peronistas, dirigentes del centro, y algunos radicales. También hay gente que nunca ha hecho política. Argentina va a cambiar para mejor, va a tener otro futuro si podemos combinar eso: ciudadanos que jamás han ejercido el poder con políticos con experiencia. Esta es la idea que defiende el PRO.
-¿Pero una candidatura nacional con chance de ganar puede prescindir de los jerarcas del peronismo disidente?
-Aquí lo importante es que la gente apoye y que haya un buen programa de gobierno. Y el PRO tiene ambas cosas. Estoy conforme con lo que venimos haciendo. Nunca hemos descartado la actitud frentista, pero la prioridad es crecer, crecer y crecer.
Tras completar una agenda de campaña que no incluyó ningún tipo de contacto con Juan Manuel Urtubey, jefe del Estado salteño afín a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Macri dedicó siete minutos y medio a conversar por teléfono con LA GACETA.
No hay delito
El ex presidente de Boca sonaba distendido y hasta casi alegre, pese a que la oposición de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires decidió esta semana dar dictamen al proyecto que crea una comisión especial para determinar la responsabilidad política del jefe de Gobierno en el caso de las escuchas. Si la iniciativa prospera, Macri, que está procesado en esa causa, quedará sometido a la investigación parlamentaria durante 90 sesiones.
"Acá no hay ningún delito, lo digo desde el primer día. Estoy tranquilísimo, por eso doy la cara. La mayoría de la gente ha usado su sentido común y nos ha creído. Si la Legislatura quiere esclarecer los hechos e investigar, nosotros vamos a colaborar. Sólo pedimos un mecanismo constitucional, transparente y serio para que esto no sea un circo mediático", insistió después de firmar autógrafos y sacarse fotos con los vecinos que por la mañana paseaban por la peatonal de la ciudad de Salta.
Macri también manifestó su optimismo sobre la posibilidad de comparecer en la comisión bicameral del Congreso que controla las actividades de inteligencia del Estado, desde donde pretende contraatacar al kirchnerismo, al que acusa de haber fabricado el caso de las escuchas con el concurso de funcionarios de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE).
El jefe de Gobierno porteño confía en que la oposición, que debe decidir si acepta el pedido de audiencia, le abrirá las puertas de la bicameral: "iré a contar todo lo que está sucediendo. En este escándalo están en juego las libertades individuales y los derechos de los argentinos. Es muy grave".
-Algunos analistas consideran que el procesamiento que ordenó Oyarbide, lejos de perjudicarlo, favorece su proyección electoral...
-Hasta ahora es así. La gente se da cuenta de que esto es una maniobra de Néstor Kirchner y nos ha dado cada vez más apoyo. El otro día, en la Expo de la Sociedad Rural, desde las tribunas me ovacionaron. En la calle de Salta he advertido ese mismo afecto; ciudadanos que me dicen "no aflojés, queremos un cambio". Así que estamos muy contentos con este clima y con la posibilidad de llevar la propuesta del PRO a todo el país.
-¿Siente que entre todas las opciones posibles el kirchnerismo ha decidido ungirlo a usted como su oposición?
-Siento que el oficialismo gobernante se ha esforzado bastante por intentar descalificarme sin éxito, gracias a que mantengo una buena relación con la sociedad.
-¿Se puede llegar a la Casa Rosada sin el apoyo del aparato peronista?
-Dentro del PRO nosotros tenemos peronistas, dirigentes del centro, y algunos radicales. También hay gente que nunca ha hecho política. Argentina va a cambiar para mejor, va a tener otro futuro si podemos combinar eso: ciudadanos que jamás han ejercido el poder con políticos con experiencia. Esta es la idea que defiende el PRO.
-¿Pero una candidatura nacional con chance de ganar puede prescindir de los jerarcas del peronismo disidente?
-Aquí lo importante es que la gente apoye y que haya un buen programa de gobierno. Y el PRO tiene ambas cosas. Estoy conforme con lo que venimos haciendo. Nunca hemos descartado la actitud frentista, pero la prioridad es crecer, crecer y crecer.
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