04 Julio 2010
EN ACCION. Los asistentes sociales son fundamentales en las inundaciones. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
"No sólo es prioritario, sino también inmediato que reflexionemos sobre la situación cotidiana que vivenciamos quienes trabajamos en el amplio espectro de lo social", dijo a LA GACETA la licenciada Viviana Falcón, integrante de la comisión directiva del Colegio de Trabajo Social Segunda Circunscripción de Rosario, Santa Fe, en su reciente visita a la provincia para promocionar las Primeras Jornadas de trabajo y reflexión sobre ¿quién cuida al trabajador?, que organiza la entidad colegiada a la cual representa.
El evento, que se realizará entre el 28 y 30 del corriente, se desarrollará en el Centro Cultural La Toma, de la segunda ciudad santafesina. En la oportunidad también debatirán acerca de los interrogantes sobre el malestar del trabajador del campo de lo social.
La licenciada Falcón aclaró que propondrán "un espacio que posibilite hablar y escuchar sobre nuestra subjetividad puesta en el trabajo; sobre los mandatos, demandas, posibilidades? Abordaremos el tema enmarcándolo en un análisis teórico, sin embargo será desde los insumos que surjan de los talleres vivenciales que se intentará crear una nueva sensibilidad ante nuestros malestares".
Denominadores comunes
"Pensamos este encuentro como el inaugural de otros que permitan y obliguen a cruzarnos con compañeros de diferentes áreas, para poder definir los denominadores en comunes y buscar juntos maneras de cuidarnos", se explayó Fernanda Díaz, colega y comprovinciana de Viviana y también integrante de la organización.
Díaz, anunció que "categorías y conceptos tales como empobrecimiento, situación de exclusión, vulnerabilidad, deserción escolar, analfabetismo, inseguridad, adicciones, abuso sexual, falta de viviendas y de escuelas, problemas de salud, desnutrición, forman parte de las diversas manifestaciones de la cuestión social con la que día a día nos toca intervenir. Creemos que estas no son producto del azar o de la naturaleza, sino de una larga construcción histórica, social, política y económica que en nuestro país, como en el resto de los países latinoamericanos dan muestra de lo que implicó la implementación del sistema capitalista y del modelo neoliberal".
Falta de planificación
Falcón se refirió luego a la intervención del Estado en términos de políticas sociales. "La mayoría de las veces se limita a designar profesionales supuestamente idóneos sin definiciones presupuestarias e institucionales acordes, esto demuestra una falta de planificación de políticas sociales universales e integrales, donde los trabajadores quedamos asumiendo responsabilidades que no nos son propias, que no contamos con los recursos, ni con el poder para dar respuestas, gestionando su trabajo en la emergencia, entendida como urgencia cotidiana, en una función de bomberos, respondiendo a lo que venga con lo que se tiene, adquiriendo altos grados de exposición frente a la población con las cuales trabajamos", dijo.
"¿Cómo nos relacionamos con las políticas sociales? ¿somos parte de ellas? ¿Podemos incidir en su definición? ¿ante la población somos la encarnación de estas políticas?", se preguntó la licenciada Falcón. Pero, también respondió que "en el marco de la emergencia, no hay claros límites que ordenen nuestro quehacer cotidiano. Esto exige un plus de energía psíquica y física para responder a lo inesperado, a lo imprevisto, exponiéndonos a altos niveles de violencia, institucional, simbólica, etcétera".
"En muchos casos -continuó al respecto- buscamos culpabilizar a un otro, un otro cercano, para justificar o sostener la incompatibilidad de trabajar en la complejidad de lo social en el marco de la inmediatez, de la incertidumbre, de la soledad, aportando aún más a un individualismo que mira una realidad en partes desconectadas entre si, sin origen, sin historia?"
"Consideramos que la acción sin mediación de la reflexión carece de sentido para la intervención, disminuyendo o anulando nuestra capacidad de producir con otros, despotenciando nuestro trabajo. ¿Esto tiene efectos en nuestras intervenciones? ¿Podemos registrar el malestar que nos genera? ¿Podemos enunciarlo? ¿Podemos hacer algo con esto? ¿Qué hacemos? Los efectos en las cabezas y cuerpos de cada uno son cada vez más evidentes, más visibles, más duros", enfatizó la licenciada Díaz.
El evento, que se realizará entre el 28 y 30 del corriente, se desarrollará en el Centro Cultural La Toma, de la segunda ciudad santafesina. En la oportunidad también debatirán acerca de los interrogantes sobre el malestar del trabajador del campo de lo social.
La licenciada Falcón aclaró que propondrán "un espacio que posibilite hablar y escuchar sobre nuestra subjetividad puesta en el trabajo; sobre los mandatos, demandas, posibilidades? Abordaremos el tema enmarcándolo en un análisis teórico, sin embargo será desde los insumos que surjan de los talleres vivenciales que se intentará crear una nueva sensibilidad ante nuestros malestares".
Denominadores comunes
"Pensamos este encuentro como el inaugural de otros que permitan y obliguen a cruzarnos con compañeros de diferentes áreas, para poder definir los denominadores en comunes y buscar juntos maneras de cuidarnos", se explayó Fernanda Díaz, colega y comprovinciana de Viviana y también integrante de la organización.
Díaz, anunció que "categorías y conceptos tales como empobrecimiento, situación de exclusión, vulnerabilidad, deserción escolar, analfabetismo, inseguridad, adicciones, abuso sexual, falta de viviendas y de escuelas, problemas de salud, desnutrición, forman parte de las diversas manifestaciones de la cuestión social con la que día a día nos toca intervenir. Creemos que estas no son producto del azar o de la naturaleza, sino de una larga construcción histórica, social, política y económica que en nuestro país, como en el resto de los países latinoamericanos dan muestra de lo que implicó la implementación del sistema capitalista y del modelo neoliberal".
Falta de planificación
Falcón se refirió luego a la intervención del Estado en términos de políticas sociales. "La mayoría de las veces se limita a designar profesionales supuestamente idóneos sin definiciones presupuestarias e institucionales acordes, esto demuestra una falta de planificación de políticas sociales universales e integrales, donde los trabajadores quedamos asumiendo responsabilidades que no nos son propias, que no contamos con los recursos, ni con el poder para dar respuestas, gestionando su trabajo en la emergencia, entendida como urgencia cotidiana, en una función de bomberos, respondiendo a lo que venga con lo que se tiene, adquiriendo altos grados de exposición frente a la población con las cuales trabajamos", dijo.
"¿Cómo nos relacionamos con las políticas sociales? ¿somos parte de ellas? ¿Podemos incidir en su definición? ¿ante la población somos la encarnación de estas políticas?", se preguntó la licenciada Falcón. Pero, también respondió que "en el marco de la emergencia, no hay claros límites que ordenen nuestro quehacer cotidiano. Esto exige un plus de energía psíquica y física para responder a lo inesperado, a lo imprevisto, exponiéndonos a altos niveles de violencia, institucional, simbólica, etcétera".
"En muchos casos -continuó al respecto- buscamos culpabilizar a un otro, un otro cercano, para justificar o sostener la incompatibilidad de trabajar en la complejidad de lo social en el marco de la inmediatez, de la incertidumbre, de la soledad, aportando aún más a un individualismo que mira una realidad en partes desconectadas entre si, sin origen, sin historia?"
"Consideramos que la acción sin mediación de la reflexión carece de sentido para la intervención, disminuyendo o anulando nuestra capacidad de producir con otros, despotenciando nuestro trabajo. ¿Esto tiene efectos en nuestras intervenciones? ¿Podemos registrar el malestar que nos genera? ¿Podemos enunciarlo? ¿Podemos hacer algo con esto? ¿Qué hacemos? Los efectos en las cabezas y cuerpos de cada uno son cada vez más evidentes, más visibles, más duros", enfatizó la licenciada Díaz.
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