04 Junio 2010
"AQUI FUE". Conte reconoció el lugar donde fue detenido y torturado. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
Cinco de los siete testigos recorrieron ayer las instalaciones donde funcionó el centro clandestino de detención en la ex Jefatura de Policía. Tras describir sus secuestros y torturas ante los magistrados del Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF), dijeron a LA GACETA que sentían alivio y satisfacción por haber colaborado en la causa judicial. "Fue demasiado emotivo, debía cancelar esta deuda conmigo mismo. Antes no tenía sentido, pero ahora, en este juicio, pude hacerlo. Todos pasamos por lo mismo y ahora pudimos compartirlo", remarcó Raúl Elías, uno de los sobrevivientes.
Hace 33 años
Hace dos meses, Oscar Conte relató por primera vez su cautiverio en la ex Jefatura, cuyos pasillos volvió a recorrer ayer, tras 33 años. "Fue revivir lo que soporté durante 78 días. Debía venir por los desaparecidos; en especial por Marta y Rolando Coronel. Me conmovió entrar otra vez a la sala de torturas y al salón donde escuché llorar a mi prima por última vez. Siento que me saqué un peso de encima y que ahora voy a poder cerrar esta etapa", afirmó.
Conte reiteró que no declaró antes porque tenía miedo. "Hay muchos que aún no hablaron de lo que les pasó; es diferente hacerlo ante un tribunal que ante una secretaria que no da ninguna seguridad. Yo hoy me siento seguro física y moralmente".
Gustavo Holmquist se mostró conforme con poder haber colaborado para que se esclarezca lo vivido en los años 70. "Debe castigarse a quienes hicieron tanto daño al país y a su juventud. El dolor no se va a cerrar pero será un alivio para mi familia y un homenaje a mi hermano desaparecido", señaló.
Diez días pasó Carlos Soldati en los calabozos de la ex Jefatura. Su único traslado fue hasta la oficina de torturas. "Cuando se entraba, había una luz blanca intensa que atravesaba la venda que me cubría los ojos. De pronto, siento golpes tremendos y luego, me ponen cables en las sienes y me aplican corriente eléctrica. Me estremecía y sólo distinguía una fuerte luz parpadeante. Estaba totalmente rígido, sin siquiera poder gritar. Ahí aflojaban para después volver a torturarme. Son los recuerdos de la muerte, que nunca se fueron", aseveró .
Las lágrimas invadieron el rostro de Luis Ortiz cuando contó que por la ex Jefatura pasó su hermano desaparecido. "Yo volví; él no. Cuando salí en libertad consideré que declarar lo que me pasó era mi obligación moral; por los otros, no por mí. Necesitamos memoria y justicia, no odio ni venganza", finalizó.
Confirmación
"Se determinó que la oficina de Albornoz estaba a la par del lugar donde había gente secuestrada y de donde las torturaban. No dudo de que tuvo una participación activa y que estaba presente en cada instancia, tanto con los oídos como con la vista y hasta con sus propias manos", aseveró Alfredo Terraf. El fiscal federal general destacó la importancia de la medida judicial sustanciada ayer en la ex Jefatura de Policía para confirmar que allí funcionó un centro clandestino de detención.
El funcionario minimizó el hecho de que Albornoz no haya participado de la inspección ocular y de que su abogado, Ezequiel Avila Gallo, se haya retirado antes de concretar el recorrido: "tienen derecho de no estar, lo que no afecta el acto procesal que es totalmente válido".
Hace 33 años
Hace dos meses, Oscar Conte relató por primera vez su cautiverio en la ex Jefatura, cuyos pasillos volvió a recorrer ayer, tras 33 años. "Fue revivir lo que soporté durante 78 días. Debía venir por los desaparecidos; en especial por Marta y Rolando Coronel. Me conmovió entrar otra vez a la sala de torturas y al salón donde escuché llorar a mi prima por última vez. Siento que me saqué un peso de encima y que ahora voy a poder cerrar esta etapa", afirmó.
Conte reiteró que no declaró antes porque tenía miedo. "Hay muchos que aún no hablaron de lo que les pasó; es diferente hacerlo ante un tribunal que ante una secretaria que no da ninguna seguridad. Yo hoy me siento seguro física y moralmente".
Gustavo Holmquist se mostró conforme con poder haber colaborado para que se esclarezca lo vivido en los años 70. "Debe castigarse a quienes hicieron tanto daño al país y a su juventud. El dolor no se va a cerrar pero será un alivio para mi familia y un homenaje a mi hermano desaparecido", señaló.
Diez días pasó Carlos Soldati en los calabozos de la ex Jefatura. Su único traslado fue hasta la oficina de torturas. "Cuando se entraba, había una luz blanca intensa que atravesaba la venda que me cubría los ojos. De pronto, siento golpes tremendos y luego, me ponen cables en las sienes y me aplican corriente eléctrica. Me estremecía y sólo distinguía una fuerte luz parpadeante. Estaba totalmente rígido, sin siquiera poder gritar. Ahí aflojaban para después volver a torturarme. Son los recuerdos de la muerte, que nunca se fueron", aseveró .
Las lágrimas invadieron el rostro de Luis Ortiz cuando contó que por la ex Jefatura pasó su hermano desaparecido. "Yo volví; él no. Cuando salí en libertad consideré que declarar lo que me pasó era mi obligación moral; por los otros, no por mí. Necesitamos memoria y justicia, no odio ni venganza", finalizó.
Confirmación
"Se determinó que la oficina de Albornoz estaba a la par del lugar donde había gente secuestrada y de donde las torturaban. No dudo de que tuvo una participación activa y que estaba presente en cada instancia, tanto con los oídos como con la vista y hasta con sus propias manos", aseveró Alfredo Terraf. El fiscal federal general destacó la importancia de la medida judicial sustanciada ayer en la ex Jefatura de Policía para confirmar que allí funcionó un centro clandestino de detención.
El funcionario minimizó el hecho de que Albornoz no haya participado de la inspección ocular y de que su abogado, Ezequiel Avila Gallo, se haya retirado antes de concretar el recorrido: "tienen derecho de no estar, lo que no afecta el acto procesal que es totalmente válido".
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