08 Mayo 2010
El martes, cuando el remozado Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales -el MUL, de ahora en más- reabra sus puertas al público, habrá comenzado para el visitante un viaje multisensorial por la flora y por la fauna del Noroeste; por la presente y por la que pobló la región hace más de 220 millones de años. El flamante MUL, que queda en el corazón del Abasto (Miguel Lillo 251), está habitado por herrerasaurios, riojasaurios, logosuchus (un antecesor del dinosaurio del tamaño de un gato) y demás réplicas y fósiles originales de aquellos bichos que incitan a viajar al pasado más remoto, así como por la flora de esos tiempos.
Una clave del nuevo MUL: nuevas tecnologías al servicio de un recorrido interactivo, que le permite al visitante experimentar el entorno, sin que ello implique resignar rigor científico. Dice Eduardo Ribotta, director del MUL: "el objeto de este Museo, realizado por tucumanos, es que la gente valore la riqueza de la fauna y la flora que tuvo la región; y que entienda que vale la pena preservarlas".
Una clave del nuevo MUL: nuevas tecnologías al servicio de un recorrido interactivo, que le permite al visitante experimentar el entorno, sin que ello implique resignar rigor científico. Dice Eduardo Ribotta, director del MUL: "el objeto de este Museo, realizado por tucumanos, es que la gente valore la riqueza de la fauna y la flora que tuvo la región; y que entienda que vale la pena preservarlas".