Por Daniel Dessein
02 Mayo 2010
PRONUNCIAMIENTO. Santoro, Sylvestre, Morales Solá y Bonelli se reunieron con Daniel Dessein y otras autoridades de Adepa. DyN
Debemos recordar algunas obviedades, porque son obviedades que no son tales para muchos y, por lo tanto, repetirlas tiene sentido. La primera de ellas es que la libertad de prensa está siendo atacada en la Argentina. Y eso significa que los valores republicanos, los principios constitucionales, la dinámica democrática y todas las libertades de los ciudadanos están siendo dañados.
Para que estos elementos puedan conjugarse armónicamente, y así sostener las reglas de convivencia que nos rigen a los argentinos desde 1983, es necesario un periodismo independiente.
Los escraches a periodistas a través de afiches y de la simulación de un juicio como la que se llevó a cabo el jueves pasado en la Plaza de Mayo, son los últimos eslabones de una larga cadena de agresiones a la prensa, que en muchos casos han surgido del seno del gobierno nacional.
La injuria anónima contra quienes ponen su nombre y su cara en lo que afirman diariamente es una muestra de intolerancia y cobardía. Un juicio simulado con sentencia anticipada es un símbolo del profundo descreimiento en la justicia y en las instituciones que afecta a quienes lo promovieron.
Un gobierno que agrede a la prensa, que intenta intimidarla, callarla, expropiarla, monopolizarla, someterla, lo que está agrediendo es el corazón del sistema que lo llevó al poder y la legitimidad que lo mantiene en él. No hay maniobra más "destituyente" contra una autoridad democrática que asfixiar a la prensa que refleja críticamente la forma en que maneja los intereses y los recursos de sus representados, aquella que permite que el juego democrático sea posible.
Un juego que deriva de una elección consciente entre diversas opciones y de la posibilidad de analizar fundadamente la gestión de los que resulten elegidos.
Estamos rodeados de antinomias falsas, de dualidades anacrónicas. Aquellas que pretenden dividir el mapa ciudadano a través de categorías políticas perimidas o de adhesiones dogmáticas. Pero la disyuntiva central, ineludible, es la que nos coloca del lado de la democracia y la república o del lado del autoritarismo y la arbitrariedad. Aquí se aplica el principio de tercero excluido, no hay una tercera opción. Y la libertad de prensa y sus defensores, claramente, están en el primero de esos lados.
Por eso Adepa, una institución cuyo objeto es la defensa irrestricta de esa libertad, se solidariza con quienes han sufrido ataques personales que, individualmente y en conjunto, generan graves heridas en esa libertad esencial. (Especial para LA GACETA)
Para que estos elementos puedan conjugarse armónicamente, y así sostener las reglas de convivencia que nos rigen a los argentinos desde 1983, es necesario un periodismo independiente.
Los escraches a periodistas a través de afiches y de la simulación de un juicio como la que se llevó a cabo el jueves pasado en la Plaza de Mayo, son los últimos eslabones de una larga cadena de agresiones a la prensa, que en muchos casos han surgido del seno del gobierno nacional.
La injuria anónima contra quienes ponen su nombre y su cara en lo que afirman diariamente es una muestra de intolerancia y cobardía. Un juicio simulado con sentencia anticipada es un símbolo del profundo descreimiento en la justicia y en las instituciones que afecta a quienes lo promovieron.
Un gobierno que agrede a la prensa, que intenta intimidarla, callarla, expropiarla, monopolizarla, someterla, lo que está agrediendo es el corazón del sistema que lo llevó al poder y la legitimidad que lo mantiene en él. No hay maniobra más "destituyente" contra una autoridad democrática que asfixiar a la prensa que refleja críticamente la forma en que maneja los intereses y los recursos de sus representados, aquella que permite que el juego democrático sea posible.
Un juego que deriva de una elección consciente entre diversas opciones y de la posibilidad de analizar fundadamente la gestión de los que resulten elegidos.
Estamos rodeados de antinomias falsas, de dualidades anacrónicas. Aquellas que pretenden dividir el mapa ciudadano a través de categorías políticas perimidas o de adhesiones dogmáticas. Pero la disyuntiva central, ineludible, es la que nos coloca del lado de la democracia y la república o del lado del autoritarismo y la arbitrariedad. Aquí se aplica el principio de tercero excluido, no hay una tercera opción. Y la libertad de prensa y sus defensores, claramente, están en el primero de esos lados.
Por eso Adepa, una institución cuyo objeto es la defensa irrestricta de esa libertad, se solidariza con quienes han sufrido ataques personales que, individualmente y en conjunto, generan graves heridas en esa libertad esencial. (Especial para LA GACETA)
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