23 Abril 2010
PELIGRO LATENTE. los granjeros regresaron temerosos a sus casas a proseguir con sus tareas ganaderas, aunque recelosos de la madre naturaleza. AFP
REIKJAVIK.- Mientras el tráfico aéreo volvía gradualmente a la normalidad en Europa, ocho días después de la erupción de un volcán en Islandia que cubrió el cielo del continente de una espesa ceniza, fuertes temblores se registraban ayer en la zona donde se encuentra el volcán, pesar a que la cantidad de ceniza y humo lanzado a la atmósfera era considerablemente menor.
El Eyjafjöll lanzó gigantescas nubes de ceniza la semana pasada, las que llevaron a suspender el tráfico aéreo europeo durante días. Ahora el humo y gas que sale del volcán tiene mucho menos ceniza y la columna ha permanecido a niveles bajos. Sin embargo, los temblores que salen de él ahora son más fuertes que cuando la columna de ceniza alcanzó su punto más alto, a cerca nueve kilómetros. "No sabemos exactamente qué nos está diciendo esto. Esto parece decirme que no parará aún. Así como se ve ahora, podría continuar por un tiempo", dijo Steinunn Jakobsdottir, geofísica de la oficina meteorológica.
Según la sismóloga Bryndis Brandsdottir, los temblores podrían indicar un fortalecimiento de la lava o roca fundida dentro del cráter. "La lava no puede realmente ir a ninguna parte. No está saliendo del cráter, debe estar acumulándose ahí", explicó. Agregó que si la el magma lograba salir del cráter, probablemente lo haga por el lado norte de la montaña, que es en donde ocurrieron los desbordamientos de lava al comienzo de la erupción la semana pasada. La zona se encuentra mayormente alejada de los lugares habitados.
Patético
El volcán que se encuentra bajo el glaciar Eyjafjöllkull, 120 kilómetros al sudeste de la capital Reikjavik, ha estado en erupción por ocho días. Durante ese tiempo, los habitantes de la zona vieron como sus campos se convirtieron en un desierto gris cubierto de fina ceniza, pero ahora comenzaron a preocuparse de que las erupciones despierten a otro volcán cercano mucho mayor. La mayoría de las 800 personas evacuadas la semana pasada regresó regresó para evaluar los daños. Las cenizas cubrieron los campos desde el pie del volcán, al sur del glaciar, hasta el mar. Las casas y automóviles quedaron tapados con una capa de polvo de varios centímetros de espesor, cuyas finas partículas se filtraron al interior. A lo lejos, los automóviles levantaban enormes nubes de polvo de ceniza.
Desaliento
"La cosa no está nada bien", dijo una mujer de 57 años mientras inspeccionaba su pequeña granja de 50 ovejas y 40 caballos, que cuida durante el verano como un descanso de su trabajo en una universidad agrícola. La granja tiene la mayoría de sus puertas cerradas con cinta adhesiva y el interior del porche todavía está cubierto por una capa de ceniza. Las ovejas estaban puertas adentro por temor a los posibles efectos tóxicos de la ceniza, que según expertos podrían contener gran cantidad de fluoruro. "Vimos la nube de ceniza detrás de estas montañas, pero el viento las trajo hacia nosotros. Todo se volvió oscuro como de noche", relató. Anna Birna, de 43 años, propietaria de una pequeña granja a lo largo de la costa que lleva a Reikjavik, dijo que perdió la noción del tiempo porque la tormenta de cenizas convirtió el día en noche. "Ahora tenemos la luz del día, y también gruesas capas de ceniza por todos lados. Nunca deseo que llueva, pero ahora sólo queremos eso", dijo. (Reuters)
El Eyjafjöll lanzó gigantescas nubes de ceniza la semana pasada, las que llevaron a suspender el tráfico aéreo europeo durante días. Ahora el humo y gas que sale del volcán tiene mucho menos ceniza y la columna ha permanecido a niveles bajos. Sin embargo, los temblores que salen de él ahora son más fuertes que cuando la columna de ceniza alcanzó su punto más alto, a cerca nueve kilómetros. "No sabemos exactamente qué nos está diciendo esto. Esto parece decirme que no parará aún. Así como se ve ahora, podría continuar por un tiempo", dijo Steinunn Jakobsdottir, geofísica de la oficina meteorológica.
Según la sismóloga Bryndis Brandsdottir, los temblores podrían indicar un fortalecimiento de la lava o roca fundida dentro del cráter. "La lava no puede realmente ir a ninguna parte. No está saliendo del cráter, debe estar acumulándose ahí", explicó. Agregó que si la el magma lograba salir del cráter, probablemente lo haga por el lado norte de la montaña, que es en donde ocurrieron los desbordamientos de lava al comienzo de la erupción la semana pasada. La zona se encuentra mayormente alejada de los lugares habitados.
Patético
El volcán que se encuentra bajo el glaciar Eyjafjöllkull, 120 kilómetros al sudeste de la capital Reikjavik, ha estado en erupción por ocho días. Durante ese tiempo, los habitantes de la zona vieron como sus campos se convirtieron en un desierto gris cubierto de fina ceniza, pero ahora comenzaron a preocuparse de que las erupciones despierten a otro volcán cercano mucho mayor. La mayoría de las 800 personas evacuadas la semana pasada regresó regresó para evaluar los daños. Las cenizas cubrieron los campos desde el pie del volcán, al sur del glaciar, hasta el mar. Las casas y automóviles quedaron tapados con una capa de polvo de varios centímetros de espesor, cuyas finas partículas se filtraron al interior. A lo lejos, los automóviles levantaban enormes nubes de polvo de ceniza.
Desaliento
"La cosa no está nada bien", dijo una mujer de 57 años mientras inspeccionaba su pequeña granja de 50 ovejas y 40 caballos, que cuida durante el verano como un descanso de su trabajo en una universidad agrícola. La granja tiene la mayoría de sus puertas cerradas con cinta adhesiva y el interior del porche todavía está cubierto por una capa de ceniza. Las ovejas estaban puertas adentro por temor a los posibles efectos tóxicos de la ceniza, que según expertos podrían contener gran cantidad de fluoruro. "Vimos la nube de ceniza detrás de estas montañas, pero el viento las trajo hacia nosotros. Todo se volvió oscuro como de noche", relató. Anna Birna, de 43 años, propietaria de una pequeña granja a lo largo de la costa que lleva a Reikjavik, dijo que perdió la noción del tiempo porque la tormenta de cenizas convirtió el día en noche. "Ahora tenemos la luz del día, y también gruesas capas de ceniza por todos lados. Nunca deseo que llueva, pero ahora sólo queremos eso", dijo. (Reuters)
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