04 Abril 2010
Villalba reclamó un mayor esfuerzo en educación
En su homilía el arzobispo de Tucumán dijo que la crisis se debe a la inconducta moral de personas que actúan en el estado y en la sociedad. Aseguró que se atenta contra la Constitución cuando se dan órdenes para que los colegios no hagan celebraciones religiosas
DENUNCIA. Villalba criticó la inconducta de algunos sectores. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
"Se dijo repetidamente que la crisis no es sólo económica y política, sino que, en el fondo, se trata de una crisis moral. La cuestión argentina es, fundamentalmente, una cuestión moral". Así lo señaló anoche, en la homilía de la misa de vigilia pascual, el arzobismo de Tucumán, Luis Villalba, quien reclamó a las autoridades un mayor esfuerzo en materia educativa para detener el desmoronamiento de la sociedad. "Sin duda que la crisis que las instituciones padecen y que da lugar al descontento de la ciudadanía, se debe a la inconducta moral de personas que actúan en las diversas estructuras del estado y de la sociedad, en todos los niveles. Pienso que para curar una sociedad golpeada por estos males, para frenar su desmoronamiento y para estimular los auténticos valores hace falta un fuerte esfuerzo educativo", señaló Villalba. "Para ello no basta con la sanción de nuevas leyes, con las reformas estructurales, con la renovación de los programas. Hace falta, ante todo, actuar sobre la persona. La educación se propone formar hombres maduros y responsables que sepan usar rectamente de su libertad. La escuela ha de preparar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes a fin de que sean capaces de hacer una sociedad mejor: más justa, más comprensiva, más humana", agregó.
En este sentido, dijo que la enseñanza de la religión es clave. "La formación de la persona debe ser integral, y por lo tanto, incluye la formación religiosa" dijo. Y advirtió: "se está obrando contra la voluntad de los padres y contra la Constitución provincial cuando se dan órdenes, desde arriba, a los directivos de los colegios para que no hagan rezar a los niños y para que no realicen celebraciones religiosas. Nuestro pueblo tucumano es profundamente religioso y actuar de esa manera es ir contra la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo".
La resurrección
Sobre la festividad religiosa, Villalba comentó: "el punto central de la Pascua es el hecho histórico de la resurrección personal de Jesús; de Jesús el Hijo de María y hermano nuestro; de Jesús de Nazaret, el Maestro de los doce y de los fieles; de Jesús crucificado y sepultado y que permaneció tres días en el sepulcro y que vuelve a la vida y no muere más. Cristo resucitó realmente en su misma e idéntica humanidad. Jesús resucitó con el mismo cuerpo nacido de María Virgen, pero en condiciones nuevas, espiritualizado. Jesús está vivo con sus ojos, con sus manos, con sus pies, con sus llagas, como lo mostró a sus discípulos cuando entró en el Cenáculo y les dijo: ’miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo" (Lc. 24, 39-40).
En este sentido, dijo que la enseñanza de la religión es clave. "La formación de la persona debe ser integral, y por lo tanto, incluye la formación religiosa" dijo. Y advirtió: "se está obrando contra la voluntad de los padres y contra la Constitución provincial cuando se dan órdenes, desde arriba, a los directivos de los colegios para que no hagan rezar a los niños y para que no realicen celebraciones religiosas. Nuestro pueblo tucumano es profundamente religioso y actuar de esa manera es ir contra la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo".
La resurrección
Sobre la festividad religiosa, Villalba comentó: "el punto central de la Pascua es el hecho histórico de la resurrección personal de Jesús; de Jesús el Hijo de María y hermano nuestro; de Jesús de Nazaret, el Maestro de los doce y de los fieles; de Jesús crucificado y sepultado y que permaneció tres días en el sepulcro y que vuelve a la vida y no muere más. Cristo resucitó realmente en su misma e idéntica humanidad. Jesús resucitó con el mismo cuerpo nacido de María Virgen, pero en condiciones nuevas, espiritualizado. Jesús está vivo con sus ojos, con sus manos, con sus pies, con sus llagas, como lo mostró a sus discípulos cuando entró en el Cenáculo y les dijo: ’miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo" (Lc. 24, 39-40).
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