19 Marzo 2010
BIOETANOL. La caña de azúcar es un excelente recurso renovable. LA GACETA / ARCHIVO
Durante su disertación en la Agrosur 2010, el ingeniero Gerónimo Cárdenas, coordinador del Programa de Bioenergía de la Eeaoc y director del Programa de Bioenergía de Tucumán, sostuvo que desde la década del 20, del siglo pasado siglo, la Estación Experimental plantea la posibilidad de usar bioetanol de caña de azúcar como combustible para motores de combustión interna.
Hasta hoy la iniciativa tuvo suerte variada. El Plan Alconafta en los 80 fue un importante avance técnico, que lamentablemente fue discontinuado. "Hoy el marco legal plantea reglas claras que, esperamos, permitirán el despegue de esta iniciativa ante la creciente escasez y encarecimiento del petróleo", remarcó Cárdenas.
Agregó que, por otra parte, el aumento de la temperatura del planeta, por el efecto invernadero, al que aporta en forma significativa la quema de combustibles de origen fósil, genera la urgencia de reemplazarlos con fuentes renovables de energía como el bioetanol.
"Hay que pensar en biocombustibles líquidos, ya que en el mundo circulan 690 millones de vehículos automotor y cualquier cambio en motores que se plantee sería de un perjuicio enorme. Se estima que ese parque automotor vale no menos de U$S 4.830 billones (en miles de millones)", indicó. Para concretar un proyecto de biocombustibles se requiere un balance económico positivo -generador de empleo-, y que el balance de energía sea positivo; es decir que por cada unidad de energía invertida se logre la mayor cantidad de energía en forma de biocombustible.
El bioetanol de caña de azúcar cumple con estos requisitos y su producción es sustentable. No obstante hay que trabajar para maximizar su sustentabilidad y su balance energético.
Hasta hoy la iniciativa tuvo suerte variada. El Plan Alconafta en los 80 fue un importante avance técnico, que lamentablemente fue discontinuado. "Hoy el marco legal plantea reglas claras que, esperamos, permitirán el despegue de esta iniciativa ante la creciente escasez y encarecimiento del petróleo", remarcó Cárdenas.
Agregó que, por otra parte, el aumento de la temperatura del planeta, por el efecto invernadero, al que aporta en forma significativa la quema de combustibles de origen fósil, genera la urgencia de reemplazarlos con fuentes renovables de energía como el bioetanol.
"Hay que pensar en biocombustibles líquidos, ya que en el mundo circulan 690 millones de vehículos automotor y cualquier cambio en motores que se plantee sería de un perjuicio enorme. Se estima que ese parque automotor vale no menos de U$S 4.830 billones (en miles de millones)", indicó. Para concretar un proyecto de biocombustibles se requiere un balance económico positivo -generador de empleo-, y que el balance de energía sea positivo; es decir que por cada unidad de energía invertida se logre la mayor cantidad de energía en forma de biocombustible.
El bioetanol de caña de azúcar cumple con estos requisitos y su producción es sustentable. No obstante hay que trabajar para maximizar su sustentabilidad y su balance energético.