02 Marzo 2010
Entre escombros y saqueos, Chile es un caos
Bachelet amplió el toque de queda hasta hoy al mediodía para frenar el pillaje que azota la zona de Maule y la ciudad de Concepción. Se enviaron 7.000 soldados a la región afectada. Hay 723 muertos y se teme que la cifra aumente. Prometen ayuda internacional.
HECATOMBE. Una mujer permanece de pie, en estado de shock, en el predio en el que solía estar su casa antes de que el maremoto la arrasara por completo. REUTER
CONCEPCION.- El número de muertes ocasionadas por el terremoto de 8,8 grados que sacudió Chile el sábado asciende a 723, según las autoridades de ese país. La cifra parece destinada a crecer porque los informes indican que hay pueblos costeros arrasados por los tsunamis que desató el temblor. También se estima que unas 2 millones de viviendas fueron afectadas.
"A esta altura no estamos en condiciones de saber cuántos fallecidos son producto del terremoto o del maremoto. Estamos en situación de encontrar los cadáveres e identificar las víctimas y que sus familiares puedan dar digna sepultura", dijo la presidenta chilena Michelle Bachelet.
En medio del desastre y de las fuertes réplicas, cientos de personas sin luz, agua ni alimentos saquearon e incendiaron ayer tiendas comerciales en Concepción, la ciudad más vapuleadas por el sismo. Algunos aprovecharon para robar televisores o lavadoras, mientras rescatistas buscaban sobrevivientes entre escombros.
Para tratar de frenar el pillaje, Bachelet impuso toque de queda en la ciudad de Concepción hasta el mediodía de hoy y mandó 7.000 soldados para frenar los saqueos en la región de Maule y en Concepción y sus alrededores. Las Fuerzas Armadas pasaron de una estrategia de resguardo de la ciudad a otra de franca represión de los desmanes.
Un muerto
"Estamos siendo atacados por una horda de gente de otra población y están llegando desde los cerros; necesitamos ayuda, están saqueando nuestras casas", dijo Priscila, una pobladora de Concepción, a una radio local. Anoche se conoció la muerte de una persona que había sido baleada, en circunstancias aún no esclarecidas. El intendente regional, Jaime Tohá, confirmó el fallecimiento y señaló que se trataba de un hecho policial que está siendo investigado. Según la prensa local, la muerte se habría producido por una riña entre dos ciudadanos.
El Gobierno admitió que la infraestructura y las comunicaciones no funcionan bien. El aeropuerto de Santiago sufrió severos daños y no está operando. Los pocos vuelos internacionales hacia la capital fueron desviados a terminales alternativas, como la de Iquique, cerca de la frontera con Bolivia.
Atrapados
Cientos de personas sacaban combustible con baldes de los tanques de reservas de una estación de servicio. Mientras tanto, rescatistas y bomberos buscaban gente con vida entre los restos de un edificio de 15 pisos que se desplomó en la ciudad, donde se calcula que hay 50 personas atrapadas.
Un poco más al norte, en la localidad costera de Iloca, el mar cubrió la mitad del pueblo con las olas gigantes generadas por el sismo, que arrasaron con los puestos de policía, de bomberos, de una feria y hasta con un circo. "Años de trabajo en el suelo. Nadie nos avisó del maremoto, nosotros nos trasladamos a los cerros", dijo Saladino Jara, de 66 años, quien tenía unas cabañas turísticas que fueron destruidas por el agua.
Brasil, Argentina y Perú se comprometieron a enviar rescatistas, médicos, alimentos, agua y hospitales móviles a las zonas afectadas. Uruguay, Colombia y Uruguay también ofrecieron ayuda.
El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó ayer a Santiago para reunirse con Bachelet y con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, para ayudar en la recuperación del país vecino.
Teléfonos y puentes
El país trasandino también recibirá ayuda internacional con el suministro de cuatro plantas potabilizadoras de agua y otras cuatro de energía, puentes portátiles y teléfonos satelitales, entre otros equipos, para enfrentar las secuelas del terremoto. (Reuters-Dpa-NA-Télam-Especial)
"A esta altura no estamos en condiciones de saber cuántos fallecidos son producto del terremoto o del maremoto. Estamos en situación de encontrar los cadáveres e identificar las víctimas y que sus familiares puedan dar digna sepultura", dijo la presidenta chilena Michelle Bachelet.
En medio del desastre y de las fuertes réplicas, cientos de personas sin luz, agua ni alimentos saquearon e incendiaron ayer tiendas comerciales en Concepción, la ciudad más vapuleadas por el sismo. Algunos aprovecharon para robar televisores o lavadoras, mientras rescatistas buscaban sobrevivientes entre escombros.
Para tratar de frenar el pillaje, Bachelet impuso toque de queda en la ciudad de Concepción hasta el mediodía de hoy y mandó 7.000 soldados para frenar los saqueos en la región de Maule y en Concepción y sus alrededores. Las Fuerzas Armadas pasaron de una estrategia de resguardo de la ciudad a otra de franca represión de los desmanes.
Un muerto
"Estamos siendo atacados por una horda de gente de otra población y están llegando desde los cerros; necesitamos ayuda, están saqueando nuestras casas", dijo Priscila, una pobladora de Concepción, a una radio local. Anoche se conoció la muerte de una persona que había sido baleada, en circunstancias aún no esclarecidas. El intendente regional, Jaime Tohá, confirmó el fallecimiento y señaló que se trataba de un hecho policial que está siendo investigado. Según la prensa local, la muerte se habría producido por una riña entre dos ciudadanos.
El Gobierno admitió que la infraestructura y las comunicaciones no funcionan bien. El aeropuerto de Santiago sufrió severos daños y no está operando. Los pocos vuelos internacionales hacia la capital fueron desviados a terminales alternativas, como la de Iquique, cerca de la frontera con Bolivia.
Atrapados
Cientos de personas sacaban combustible con baldes de los tanques de reservas de una estación de servicio. Mientras tanto, rescatistas y bomberos buscaban gente con vida entre los restos de un edificio de 15 pisos que se desplomó en la ciudad, donde se calcula que hay 50 personas atrapadas.
Un poco más al norte, en la localidad costera de Iloca, el mar cubrió la mitad del pueblo con las olas gigantes generadas por el sismo, que arrasaron con los puestos de policía, de bomberos, de una feria y hasta con un circo. "Años de trabajo en el suelo. Nadie nos avisó del maremoto, nosotros nos trasladamos a los cerros", dijo Saladino Jara, de 66 años, quien tenía unas cabañas turísticas que fueron destruidas por el agua.
Brasil, Argentina y Perú se comprometieron a enviar rescatistas, médicos, alimentos, agua y hospitales móviles a las zonas afectadas. Uruguay, Colombia y Uruguay también ofrecieron ayuda.
El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó ayer a Santiago para reunirse con Bachelet y con la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, para ayudar en la recuperación del país vecino.
Teléfonos y puentes
El país trasandino también recibirá ayuda internacional con el suministro de cuatro plantas potabilizadoras de agua y otras cuatro de energía, puentes portátiles y teléfonos satelitales, entre otros equipos, para enfrentar las secuelas del terremoto. (Reuters-Dpa-NA-Télam-Especial)
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